Una vez más el Prof. Tedros Adhanom Ghebreyesus, desde su puesto de Director General de la OMS, se presentaba para anunciar, en este caso, el final del estado de emergencia para abordar la pandemia por covid-19, estábamos en esa situación desde 2020, nos parece muy lejano aquella fecha en que anunciaba el estado de emergencia y pandemia mundial.

Tedros Adhanom Ghebreyesus había sido elegido para un mandato de cinco años por los Estados Miembros de la OMS en la 70.ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2017. Era el primer Director General de la OMS elegido por la Asamblea Mundial de la Salud entre varios candidatos, y la primera persona procedente de la Región de África en dirigir el principal organismo mundial de salud pública.

Nacido en la ciudad eritrea de Asmara, el Dr. Tedros se graduó en biología por la Universidad de Asmara, y posteriormente obtuvo una Maestría en Ciencias (MSc) en inmunología de las enfermedades infecciosas por la Universidad de Londres y un doctorado (PhD) en salud comunitaria por la Universidad de Nottingham. Tras sus estudios regresa a Etiopía, siendo nombrado Ministro de Salud y posteriormente de Asuntos Exteriores. Antes de ser elegido Director General de la OMS, el Dr. Tedros ocupó numerosos puestos directivos en el ámbito de la salud mundial, por ejemplo como Presidente del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Una frase muy demostrativa del Prof. Tedros es una declaración de principios: «Nuestra aspiración no es la salud para algunas personas. Ni la salud para una mayoría. Es la salud para todos: ricos y pobres, capaces y discapacitados, viejos y jóvenes, habitantes de zonas rurales y urbanas, ciudadanos y refugiados. Para toda persona y en todo lugar». Construye unas bases nuevas para trabajar desde la OMS, lo hace en un momento clave y muy delicado para la organización, esos pilares nuevos son desarrollados en la Carta de valores: servicio público, excelencia técnica, integridad, colaboración y compasión.

El brazo ejecutor en Salud Pública, epidemiología y de comunicación lo hace una mujer española, de Asturias, la Dra. María Neira, su puesto exacto se denomina Subdirectora General para la Cobertura Sanitaria Universal y Mejora de la Salud de las Poblaciones. La Dra. Neira es médica de formación, se especializó en endocrinología y enfermedades metabólicas en la Universidad René Descartes de París, posee una Maestría en Salud Pública, un Certificado en Nutrición Humana y un Diploma en Preparación para Situaciones de Emergencia y Gestión de Crisis.

Ha sido la cara y la información directa en España sobre la pandemia, al menos en el primer año. Era una compañera cabal en los telediarios, siempre amable y directa, con buena dicción y sin eludir ninguna información, por delicada que fuera. Su implicación en este tema le han valido reconocimientos y el nombramiento de Académica de la Real Academia de Medicina de Asturias. Si algo define a la Dra. Neira es ser buena persona, además de una excelente profesional, se ha mostrado accesible y facilita la relación con una actitud distendida y amable, hasta en los momentos más delicados.

Salvador Illa Roca había sido nombrado Ministro de Sanidad del Gobierno de España el día 10 de enero de 2020, pocos días antes, era un recién llegado y ajeno al mundo sanitario, se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona, Illa estudió un máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE de la Universidad de Navarra. Desde su nombramiento se le veía entro y fuera del Gobierno, más en concreto en Cataluña y, efectivamente, el 26 de enero de 2021 dimitió como ministro de Sanidad para encabezar la lista del PSC en las elecciones catalanas, siendo sustituido por y fue sustituido por Carolina Darias.

Al poco del inicio de su mandato como ministro estalló la pandemia de COVID-19. Durante toda la pandemia, Illa compareció regularmente en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados para informar de la excepcional situación que atravesó España en relación con la pandemia de COVID-19, en medio de las críticas, a veces exageradas, desproporcionadas y descarnadas, de la oposición política por la gestión de su departamento.

A principios de septiembre de 2020, Illa estimó que la vacuna podría estar lista y podría empezar la campaña de vacunación a finales de diciembre. Este anuncio le supuso un nuevo caudal de críticas y ataques de todo tipo. El 21 de diciembre de 2020 la Agencia Europea de Medicamentos aprobó el uso de la primera de las vacunas, desarrollada por Pfizer y BioNTech.  Las primeras dosis llegaron a España el 26 de diciembre y la vacunación sus detractores políticos hubieran rectificado.

El 27 de enero de 2021 se hizo oficial la dimisión de Illa como ministro de Sanidad con el objetivo de centrarse en la campaña electoral catalana, que consigue salir victorioso, aunque no consiguiera gobernar.


"Si la Dra Neira fue la gran cara de la información de la OMS, en España esa cara la asumió el Dr. Fernando Simón"



Si la Dra Neira fue la gran cara de la información de la OMS, en España esa cara la asumió el Dr. Fernando Simón, licenciado en Medicina en la Universidad de Zaragoza, se diplomó en Epidemiología en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y continuó su formación académica en el Programa Europeo de Formación en Epidemiología de Intervención de Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades de París.

El Dr. Simón ha ejercido como director del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Manhica (Mozambique) y del Hospital de Ntita en Burundi. También ha dirigido el programa del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y coordinado la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria de dicho centro. Cuando el Ministerio de sanidad, dirigido por Ana Pastor del partido popular, creó el Centro de Atención a las Emergencias Sanitarias le nombran director del CAES.

El Dr. Simón es llamado por el ministro Illa para ser esa cara directa de la información sobre la pandemia, se transforma en la cara pública de la administración durante la pandemia, llegando a ser el “rostro familiar” y su voz quebrada muy reconocible. Inició comparecencias diarias y también se contagió por la Covid. Puso interés y mantuvo el tipo en situaciones muy complicadas. Es cierto que su acción fue irregular y que algunas de sus frases alcanzaron un nivel grande de difusión con muy peculiares e interesadas interpretaciones por parte de sus detractores.

Estos cuatro perfiles fueron los rostros de la pandemia, asumieron sus decisiones más controvertidas y fueron los responsables de informar a la ciudadanía, tanto a nivel internacional como estatal. Creo que fueron injustamente vilipendiados, por mor que en ocasiones algunas de sus decisiones pudieran ser más discutidas o generaran desacuerdos. Lo cierto es que cada paso era nuevo ante una situación nueva, en unas circunstancias nuevas y en un contexto nuevo. Se tenía una información “acumulada”, pero referida a otros procesos y en otras circunstancias. Es decir, se avanzaba lentamente por acciones de ensayo y error basadas en las aportaciones científicas que, poco a poco, se iban consiguiendo.


"Fueron injustamente vilipendiados, por mor que en ocasiones algunas de sus decisiones pudieran ser más discutidas o generaran desacuerdos"



Así hubo que construir la clínica, según aparecían los síntomas y se validaba su presencia y/o ausencia en las personas afectas. Además, había que buscar, simultáneamente, un tratamiento que fuera efectivo y se investigaba para obtener una vacuna. La premura de los hechos presionaba con fuerza y estos personajes supieron asumir, a título individual, las contradicciones científicas que se iban generando en el devenir del tiempo. Los medios de comunicación y la población exigían soluciones inmediatas, pero lo que existía era un gran desconocimiento y el saber se iba construyendo, aún hoy se van aquilatando, nuevos aspectos conceptuales, de tratamiento y de evolución y seguimiento de los casos.

En este contexto aparecen las reinfecciones por la covid, las nuevas oleadas de contagios y las evoluciones tórpidas pasando a ser la covid persistente, un cajón de-sastre donde acumular a personas de índole y situaciones diferentes. Estos perfiles personales, expuestos con anterioridad, hacían frente a todo ello como podían y con el estado de la evidencia científica que predominaba en cada momento.

En no pocas ocasiones hemos sido injustos con las actuaciones de estas personas, efectivamente personalizamos nuestra rabia, nuestra frustración en ellos, casi como que fueran los responsables de la pandemia. Tedros, Neira, Illa y Simón intentaban gestionar una realidad difícil y, en ocasiones, lo verdaderamente sorprendente es que el sistema judicial entrara en liza descalificando acciones o pretendiendo redefinir las acciones científico-técnicas, caso del confinamiento o de otras decisiones del alejamiento físico tomadas en España.

Efectivamente, estos personajes elegidos tuvieron que enfrentarse a toda una legión de denominados “negacionistas” muy activos en las redes sociales, inundaban los medios y las redes de las denominadas fake-news que, de forma sorprendente, alcanzaban una difusión mayor que las aportaciones científicas y eran muy difícil de parar su impacto. Caso específico es el colectivo de los antivacunas, prodigaron informaciones infundadas en contra del recurso que se ha demostrado más eficaz, las actividades de estos colectivos antivacunas tuvieron una actividad pública cuyos efectos pudieron ser demoledores para el conjunto de la sociedad.


"Estos personajes tuvieron que enfrentarse a toda una legión de denominados "negacionistas" muy activos en redes sociales e inundaban los medios de las denominadas fake-news"



También algunas personalidades políticas quisieron tener su intervención de gloria y atacaban las decisiones acordadas institucionalmente o pervertían la información, caso paradigmático fue la presidenta de la Comunidad de Madrid hablando de libertad para ir a tomar cañas y acudir a los bares. Este tipo de intervenciones se difundían sin ningún aval científico, pero con un gran nivel de aceptación popular. Su base estaba en lo que la OMS denominó como “fatiga pandémica”, que también tiene su fundamento científico para abordarse específicamente.

El Dr. Simón ha vuelto a sus actividades de Epidemiología. Illa es el líder de los socialistas catalanes. La Dra. Neira sigue con su compromiso internacional. El Prof. Tedros ha sido reelegido como Director General de OMS y ha vuelto a dar la cara para decir que la emergencia por la pandemia internacional se la puede dar por finalizada. 
Ha desaparecido la emergencia, creo que el Prof. Tedros ha sido muy preciso, no hay emergencia pero quedan consecuencias que muestran la evidencia científica y abren puertas para seguir atendiendo la pandemia “en” sus consecuencias.

Las preguntas abiertas por el covid persistente, por la denominada “epidemia silenciosa” de los efectos en la salud mental o por el valor de las nuevas investigaciones, siguen abiertas y presentan cuestiones a las que debemos buscar respuestas, como sociedad, respuestas adecuadas y pertinentes con el estado de la evidencia científica que es cambiante, por lo que debemos adaptar la metodología de investigación para que sea de investigación-acción, sabiendo que es más lenta en su progreso pero más eficiente.

Vivir con incertidumbre no agrada, nos sitúa frente a la respuesta ansiosa, pero lo cierto es que debemos asumir un cierto nivel de incertidumbre para progresar, así nos lo expuso el Premio Nobel Yllia Prigogine. Nivel tolerable de incertidumbre, otro aspecto que nos queda como herencia de la covid.

Así que emergencia finalizada, pero consecuencias para profundizar y que, sin duda, será para ser contado en otra ocasión… por ende.