Hubris proviene del griego hybris, que vendría a ser arrogancia o soberbia y alude a las acciones crueles, vergonzosas y humillantes que los poderosos cometen, cuando devienen egocéntricos, prepotentes e irracionales.
El libro del psiquíatra
David Owen 'En el poder y en la enfermedad' atribuía el que denominó
síndrome de Hubris a algunos de los presidentes de
Estados Unidos y primeros ministros del
Reino Unido del último siglo, entre ellos
George W. Bush,
Margaret Thatcher y
Tony Blair. Tal vez hoy hubiera incluido también a
Donald Trump.
Sir
John Armstrong Muir Gray, quien fuera coordinador de los programas de
cribado poblacional del
National Health Service (NHS) durante muchos años, escribía en 2007 con
Angela Raffle que ningún programa de cribado poblacional es del todo benéfico, aunque en algunos casos – si son pertinentes y se llevan a cabo adecuadamente—pueden comportar
más ventajas que inconvenientes.
Una valoración que a menudo queda eclipsada por la fascinación que provoca la
prevención, que no siempre es realista, porque ni todo se puede prevenir, ni la prevención está exenta de
potenciales efectos adversos que, si no se lleva a cabo adecuadamente, pueden ser peores que los ocasionados por el problema que se pretende evitar.
"La incertidumbre, además de provocar ansiedad, al prolongarse retrasa la eventual adopción del tratamiento precoz que es la auténtica medida preventiva"
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Lo que viene a cuento respecto de la noticia sobre la dilación a la hora de informar a las participantes en el
programa de cribado del cáncer de mama en Andalucía cuyo resultado de la prueba de diagnóstico precoz –la
mamografía-- no era concluyente.
Porque la
incertidumbre, además de provocar
ansiedad, al prolongarse retrasa la eventual adopción del
tratamiento precoz que es la auténtica medida preventiva, porque el cribado es únicamente el procedimiento para seleccionar a las personas que pueden beneficiarse de la prevención.
Por eso, además de respetar los requisitos inicialmente formulados por
Wilson y
Junger hace ya más de cincuenta años, reformulados en distintas ocasiones sobre la pertinencia de los
programas de prevención secundaria, debe poder garantizarse el funcionamiento adecuado de todos sus elementos, no fuera cosa que algunas personas resultaran innecesariamente perjudicadas. Es decir, fueran víctimas de consecuencias negativas evitables, porque no todos los perjuicios potenciales de los cribados son evitables, como, por ejemplo, el
sobrediagnóstico.
Por todo ello se hace necesaria una evaluación continuada del programa –incluyendo el
control de calidad tanto de los recursos, como del
funcionamiento y de sus
resultados-- mientras está vigente. Una valoración que se beneficia de la existencia de
registros poblacionales, en este caso de
cáncer, porque mejora sustancialmente el conocimiento sobre la incidencia de la enfermedad y sobre la efectividad de las
medidas preventivas y terapéuticas.
Lamentablemente en España los registros poblaciones de cáncer apenas representan a una cuarta parte del total de la población. En
Andalucía únicamente la provincia de
Granada cuenta con tal
dispositivo epidemiológico.
Pero el encanto que despierta la prevención entre la
población, los
profesionales y los
políticos, a menudo obvia la importancia de los aspectos básicos – y habitualmente poco espectaculares— que deberían caracterizar tales programas, mientras resulte manifiesta su existencia.
Por lo que no resultan sorprendentes las expectativas que está desvelando el eventual
cribado de cáncer de pulmón, mediante tomografía computarizada de baja dosis dirigido a fumadores y exfumadores. Iniciativa que es objeto de una encuesta a los profesionales de la
Atención Primaria de salud afiliados a la SEMFyC.
Aunque, cuando se trata de introducir un nuevo programa de prevención en el conjunto de las
prestaciones sanitarias públicas hay que tener en cuenta, además, si los recursos que consumirá se detraerán de los dedicados a otros problemas tal vez más prioritarios.
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Veáse: Segura A. Inducción sanitaria de los cribados: impacto y consecuencias. Aspectos éticos. Gac Sanit. 2006; 20 (Sup1): 88-95. Asequible en https://gacetasanitaria.org/es-induccion-sanitaria-cribados-impacto-consecuencias--articulo-S021391110671571