La Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC) es una especialidad vertebradora del sistema sanitario, centrada en la persona y en su entorno, que proporciona atención médica continua, integral y accesible a individuos y familias, independientemente de su edad, sexo o enfermedad.

Este enfoque permite atender lo agudo y lo crónico de manera coordinada, evita pruebas innecesarias gracias al conocimiento longitudinal del paciente, detecta precozmente problemas sociales o psicológicos, antes de que se traduzcan en mayor demanda asistencial, y coordina la atención con otros niveles asistenciales, servicios sociales y comunitarios.

En esta línea, numerosos estudios demuestran que los sistemas con una Atención Primaria fuerte, centrada en la medicina de Familia, tienen mejores resultados en salud, mayor equidad y menores costes.

Muchas veces hemos escuchado que la Atención Primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario. Sin embargo, en España, el 80% de las demandas asistenciales se resuelven en este primer nivel de atención, constituyendo la columna vertebral de nuestro sistema sanitario. Este dato, y el testimonio de tantos pacientes, evidencia su eficiencia y pone en valor el trabajo clínico, humano y social de una especialidad que hoy, 19 de mayo, conmemoramos: la Medicina Familiar y Comunitaria.

Los médicos y médicas de Familia desempeñan un papel clave en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades tanto agudas como crónicas. Su capacidad resolutiva convierte a esta especialidad en un elemento esencial para el buen funcionamiento del sistema. De hecho, el desarrollo de la Medicina Familiar y Comunitaria en su máxima competencia tiene un impacto directo en la eficiencia y calidad de otros niveles asistenciales como, el hospitalario o el sociosanitario.

El modelo sanitario actual se enfrenta a desafíos profundos como el envejecimiento poblacional, el incremento de la cronicidad, la desigualdad en salud y una creciente fragmentación asistencial. Frente a ello, urge recuperar una visión integradora, centrada en la persona, que refuerce la prevención, la longitudinalidad -la relación sostenida a lo largo del tiempo entre el profesional y su paciente-, y la atención en la comunidad. La Medicina Familiar y Comunitaria encarna estos principios y se configura como una pieza clave para reequilibrar y fortalecer el sistema sanitario.

La creación de un vínculo continuado e irrepetible permite establecer una relación de confianza, cercanía y referencia mutua, en la que el médico o médica de Familia se convierte en alguien que acompaña y apoya al paciente a lo largo de su vida, especialmente en situaciones de vulnerabilidad. Ser escuchado y comprendido por quien conoce tu historia, entorno y cultura marca una diferencia profunda de la experiencia en consulta.

Todo ello se traduce en múltiples beneficios, tales como la mejora de las expectativas de vida o la reducción de posibles complicaciones médicas. Sin duda y en buena media, los especialistas en MFyC, han contribuido a que España se sitúe entre los países más longevos de Europa o que hayamos visto en la última década una disminución exponencial de la mortalidad prematura -antes de los 75 años-.

Sin embargo, para garantizar el futuro de la especialidad es necesario pensar en el relevo generacional. Muchos de los futuros residentes eligen la especialidad en función de lo que han aprendido y visto durante la carrera. Necesitamos ampliar el conocimiento sobre el impacto positivo que tiene esta disciplina en la salud colectiva, así como las posibilidades de desarrollo profesional, investigación y liderazgo que ofrece. En este sentido, el futuro de la Atención Primaria pasa por fidelizar a los profesionales cuando terminan el MIR.

Sin duda, otro de los retos a los que se enfrentan los profesionales es el estrés que genera la sobrecarga asistencial, la falta de comunicación interna, los posibles conflictos que se pueden generar en el día a día, que dan lugar en muchos casos al síndrome de burnout. Garantizar un buen ambiente laboral es fundamental para alcanzar un modelo de sanidad más humano y sostenible. Asimismo, un equilibrio entre la vida personal y profesional también tiene un papel clave. Esto incluye la flexibilidad horaria, teletrabajo y permisos parentales equitativos.

Es fundamental que las condiciones laborales se adapten a las necesidades cambiantes de las profesionales y que sigamos dando visibilidad y reconocimiento a sus contribuciones, que es el mejor modo de inspirar a las futuras generaciones. Hay que fomentar su desarrollo profesional, no solo en el ámbito clínico sino también en investigación, docencia y gestión.

Por otro lado, la innovación es un elemento imprescindible para que el Sistema Nacional de Salud sea mucho más eficiente, desde la Medicina Comunitaria hasta el resto de las especialidades. Aunque la reciente implementación del nuevo Programa Oficial de la Especialidad (POE) supone un gran avance en la adquisición de competencias actualizadas, debemos seguir trabajando para que los profesionales de Atención Primaria tengan un mayor acceso, por ejemplo, a las nuevas tecnologías. Es fundamental proporcionar tiempo, espacio y recursos para que las consultas de Atención Primaria se conviertan en escenarios de investigación, innovación y mejora continua.

La Medicina Familiar y Comunitaria es la mejor respuesta actual a los retos del futuro del sistema sanitario. Apostar por ella es garantizar un modelo sanitario centrado en las personas, cohesionado y sostenible. Reforzar la MFyC es reforzar la base sobre la que se construye un sistema de salud más justo, humano y eficiente.

Desde AMA Grupo, estamos comprometidos con el desarrollo profesional de todos los sanitarios, y reafirmamos nuestro compromiso con la Medicina de Familia y Comunitaria, sabiendo que defender esta especialidad es defender un modelo de salud centrado en las personas y sostenible en el tiempo.