Estimada señora Andino,

Tras leer sus comentarios, más bien sus descalificaciones, hacia los médicos que se han presentado al examen del MIR de este año, me siento en la obligación de tratar de ilustrar su patente falta de conocimiento al respecto y de iluminar, aunque fuera sutilmente, las oscuras tinieblas en las que parece habitar su mente, cuando menos en este tema.

1. Esos “niñatos”, “quinceañeros malcriados”, como usted los llama, son médicos recién graduados; y para llegar a poder presentarse a este examen han debido pasar por unos estudios preuniversitarios superados con notas por encima de la media; a continuación han tenido que superar una selectividad con una nota superior a 12 puntos sobre 14 (sí, ha leído bien, más de doce sobre catorce), para poder entrar en una Facultad de Medicina. Tras seis años de exigentes estudios teóricos y prácticos, como por otra parte debe ser, han logrado graduarse en la carrera que es su vocación, su pasión. Porque no se puede ser médico si no se siente pasión por tratar de mejorar la salud de la población. Y usted se cree con el derecho de ningunearles llamándoles niñatos.

2. Sin ningún argumento contrastable concluye usted que no lo han hecho bien por variopintas razones: capacidad de estudiar ciencia muy básica (alucinante), tiempo libre, haberse dedicado a ayudar en un negocio familiar, cargas personales de diversa índole.


No se puede ser médico si no se siente pasión por tratar de mejorar la salud de la población


3. Le rogaría un poco de coherencia en su hilo argumental: el examen MIR no permite ejercer ninguna especialidad. NINGUNA. Tras el examen, los mejores, sólo los mejores, podrán continuar su aprendizaje durante cuatro o cinco años más (¿va sumando el tiempo de preparación para poder encargarse de, entre otras, su salud?), para finalmente obtener la titulación de especialistas, siempre que los tutores y supervisores que los han guiado y enseñado durante estos años, consideren que son aptos para ello.

¡Qué falta de rigor, de empatía, de consideración y del más mínimo respeto por personas que han dedicado una gran parte de su vida (la parte en que es más difícil renunciar a salidas, amigos, diversión), a prepararse para una de las profesiones más bonitas, difíciles y cargadas de responsabilidad que existen! Y por si fuera poco, tras graduarse, se pasan entre nueve y 12 meses, estudiando una media de 12 horas diarias (sé de lo que hablo), para poder presentarse a un examen que decidirá su futuro. El único examen sin temario, por extenso que éste pudiera ser. Cualquier cuestión relacionada con la medicina, en su más amplia extensión puede formar parte del examen. Ni las oposiciones a juez, notario, registrador, etc. tienen esta dificultad añadida.

Realmente siento inquietud y desasosiego por los valores que pueda estar usted inculcando a los niños/as de cuya educación es responsable. Desconozco si sufre usted alguna frustración, algún resquemor, mala experiencia o situación personal que pueda explicar la injusticia, inhumanidad, desconocimiento y absoluta falta de empatía que muestra en su comentario. Nada de ello, si existiera, justificaría los términos en que usted se expresa.

Me despido de usted modificando, si me lo permite, el encabezamiento de mi respuesta: dejémoslo en Señora Andino.

Antentamente,

Aníbal S. Velasco.