Trinidad Jiménez, sin ser ya ministra de Sanidad, fue capaz de parar la libre adscripción con una llamada directa al entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero



9 nov. 2012 1:46H
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Redacción. Madrid
La duda vuelve a cernirse sobre la colegiación obligatoria, la universal, como la bautizó hace ya más de un año en el Club Siglo XXI el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín. De nuevo vientos liberalizadores procedentes del Ministerio de Economía intentan despojar a las profesiones sanitarias de la adscripción obligatoria a sus colegios profesionales. Está claro que estos colegios, y sus órganos superiores, los consejos generales, se juegan mucho en el envite, pero no son los únicos que pueden perder.

El presidente Mariano Rajoy y la ministra Ana Mato.

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, se juega también ante el sector sanitario, y sobre todo ante la opinión pública, su crédito con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pieza de confianza del gallego durante años de oposición en la calle Génova, su paso al ejecutivo central, y su política de recortes sanitarios le ha rebajado el crédito, sobre todo porque no está logrando comunicar bien a la sociedad el porqué de estas medidas tan impopulares, algo que el propio Rajoy pidió en persona a todos sus colaboradores y que Mato está incumpliendo.

Con esta cotización a la baja del peso de Mato en el entorno del presidente (también propiciada por la mayor fuerza de María Dolores de Cospedal dentro del partido), el tema de la colegiación obligatoria se antoja como una prueba de fuego para Mato. Ella ha dado su promesa a los consejos generales sanitarios de que se mantendrá (a pesar de un informe elaborado en las altas esferas del propio ministerio que aconseja lo contrario), y de no ser así va a quedar en evidencia. Sobre todo al ser comparada con el caso Trinidad Jiménez, quien sí logró parar la no colegiación con una llamada al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Además, Jiménez fue capaz de influir en Rodríguez Zapatero sin ser ya ministra de Sanidad y Política Social. Eran ya tiempos de Leire Pajín en la sede del Paseo del Prado, cuando en la primavera de 2011 otra ex, Elena Salgado, entonces al frente de Economía, también tenía la intención de establecer la adscripción voluntaria. Médicos y enfermeros principalmente, a través de sus respectivos consejos generales, comenzaron una ronda de contactos políticos al más alto nivel para detener esta intención. Incluso organizaron a mediados de abril una cumbre médico-enfermera por la seguridad del paciente donde arrancaron al entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy, el compromiso con la colegiación obligatoria, algo que no lograron en este mismo foro con la intervención de Pajín. Sin embargo, tanto Juan José Rodríguez Sendín, como Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería, jugaron una baza maestra pidiendo respaldo a Jiménez, que con una llamada telefónica directa al presidente Rodríguez Zapatero demostró el peso que tenía en el Gobierno. Ahora le toca el turno a Mato de hacer esa llamada al móvil presidencial.
 


 

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