Las moscas volantes, esas pequeñas manchas que a veces flotan en nuestro campo de visión, son una experiencia común para muchas personas. Aunque pueden resultar molestas e incluso alarmantes al principio, la gran mayoría de las veces no revisten gravedad. Sin embargo, es fundamental saber distinguirlas de las señales que podrían indicar un problema ocular serio. En este artículo, exploraremos en profundidad qué son las moscas volantes, por qué aparecen y, lo más importante, cuándo es el momento de consultar a un especialista.
Para gozar de una buena salud visual, es imprescindible contar con el respaldo de profesionales. En centros oftalmológicos de referencia como
IMO grupo Miranza, un equipo de expertos puede ofrecer un diagnóstico preciso y el tratamiento más adecuado para cualquier afección ocular, garantizando la tranquilidad y el bienestar del paciente.
¿Son peligrosas las moscas volantes?
En la mayoría de los casos, las
moscas volantes (técnicamente conocidas como miodesopsias) son completamente inofensivas. Responden a un proceso natural de envejecimiento del ojo y no suelen requerir tratamiento. El cerebro, con el tiempo, aprende a ignorar estas pequeñas opacidades y dejan de ser una distracción significativa en la vida diaria.
No obstante, la clave está en prestar atención a los cambios. Si experimentas un aumento repentino y notable en el número de moscas volantes, si estas van acompañadas de destellos de luz (fotopsias) o si percibes una sombra o una especie de "cortina" que oscurece parte de tu visión periférica, debes buscar atención oftalmológica de urgencia. Estos síntomas podrían ser indicativos de una condición grave como un desgarro o un desprendimiento de retina, que necesita tratamiento inmediato para evitar la pérdida de visión.
¿Qué son exactamente las moscas volantes?
Para entender por qué vemos estas formaciones, debemos conocer la anatomía del ojo. El interior de nuestro globo ocular está relleno de una sustancia gelatinosa y transparente llamada humor vítreo. Con la edad, este gel comienza a perder su consistencia y a volverse más líquido. Durante este proceso, algunas de las fibras de colágeno que lo componen se agrupan y forman pequeños grumos.
Lo que percibimos como moscas volantes no son más que las sombras que estos grumos proyectan sobre la retina, la capa de tejido sensible a la luz situada en la parte posterior del ojo. Por eso se hacen más evidentes cuando miramos una superficie clara y uniforme, como una pared blanca o un cielo despejado.
Causas y factores de riesgo principales
Si bien el envejecimiento es la causa principal, existen otros factores que pueden acelerar la aparición de las miodesopsias o aumentar el riesgo de sufrirlas:
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Miopía: Las personas con miopía, especialmente con graduaciones altas, suelen desarrollar moscas volantes a una edad más temprana.
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Traumatismos oculares: Un golpe directo en el ojo puede provocar cambios en el vítreo.
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Cirugía de cataratas: Aunque es un procedimiento seguro y común, la cirugía ocular puede, en ocasiones, inducir un desprendimiento del vítreo y la aparición de flotadores.
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Inflamación intraocular (uveítis): Las infecciones o procesos inflamatorios en el interior del ojo también pueden causar la formación de opacidades en el vítreo.
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Diabetes: La retinopatía diabética puede causar sangrados en el vítreo que se manifiestan como moscas volantes.
¿Existe tratamiento para eliminarlas?
Cuando las moscas volantes son benignas y no afectan significativamente a la calidad de vida, no se recomienda ningún tratamiento. Sin embargo, si son muy densas y numerosas hasta el punto de dificultar la visión, existen opciones terapéuticas.
La vitrectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer el humor vítreo y sustituirlo por una solución salina.
Otra opción, menos invasiva, es la vitreolisis láser, que utiliza pulsos de luz para fragmentar los grumos de colágeno y hacerlos menos visibles. La idoneidad de estos tratamientos debe ser evaluada siempre por un oftalmólogo especialista.
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