Pilar Figueras, Mercedes Cueto, Pedro Sánchez y Álvaro Gómez.
Álvaro Gómez llevaba solo una semana confinado en 2020, pero en su cabeza siempre estaba la misma idea: "No debería estar encerrado, podría estar ayudando". Cuando
la pandemia de covid estalló en marzo de 2020, Álvaro estaba cursando cuarto de Medicina en Sevilla y tomó la dura decisión de ofrecerse como
voluntario para colaborar como profesional en los
primeros momentos de la crisis sanitaria. Este martes se cumplen
tres años del inicio de aquel estado de alarma y, como él, distintos profesionales rememoran con
Redacción Médica aquella adaptación de incertidumbre que fue como
poner un 'stop' a sus vidas como las conocían hasta ahora.
Echando la vista atrás, desde que Pedró Sánchez compareció ante el país para
decretar el estado de alarma y hasta ahora, Álvaro recuerda su experiencia como voluntario en la pandemia con un
sabor "agridulce", sobre todo, porque hay muchos momentos "fuertes" que vió como profesional que no es capaz de contar a su entorno.
"A veces se me olvida todo lo que hice, un poco por autoprotección. Son experiencias que puedes compartir con pocas personas, no se me olvida que ha sido una catástrofe mundial, con muchas muertes y secuelas graves", explica. Sin embargo, también hay una parte "dulce", porque el covid
supuso un punto de inflexión en su carrera. "Nos ha marcado por el hecho de poder vivirlo desde dentro, de poder aprender tanto de los profesionales, pacientes y compañeros. Creo que me ha enriquecido mucho y sin duda sería el primero en estar ahí para volverlo a hacer", reconoce.
La gerente
Mercedes Cueto, del Hospital Universitario de Canarias, también guarda recuerdos agridulces, pues si bien reconoce que hubo muchos momentos de "angustia" tanto por la falta de materiales de prevención como por el
"impacto humano" de la crisis, también le sirvió para corroborar la "generosidad" de los profesionales sanitarios y su capacidad para adaptarse a las peores circunstancias.
En el caso de
Pilar Figueras, jefa de Servicio de Interna del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, le ha quedado claro que
la resistencia humana "es tremenda". "Aprendí que todo es posible, incluso que especialidades que nunca han tenido relación con este tipo de pacientes tuvieran que adaptarse. También a relacionarnos mejor entre distintas especialidades", asegura, y concluye que la relación médico-paciente mejoró mucho.
"Hay muchos momentos fuertes que no soy capaz de contar a mi familia o amigos"
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Estudiantes y voluntarios, una ayuda necesaria en la pandemia
"El proceso de voluntario me sirvió mucho como médico, sobre todo a la hora de
valorar la vulnerabilidad del ser humano, la empatía más directa con los pacientes y los compañeros o el trabajo en equipo", recuerda a
Redacción Médica Álvaro, que tres años después ha conseguido entrar en el
'top diez' del examen MIR 2023, con la octava mejor nota de la prueba.
Otra de las claves que aprendió durante este proceso fue
conocer de cerca el 'burnout' o estrés del profesional. "Estábamos trabajando y viviendo juntos, lejos de la familia y los amigos, sin poder tener una vida normal. Pasamos a estar unos meses arrimando el hombro y a pensar menos en nosotros mismos", explica el MIR, que estuvo de marzo a mayo de 2020 como voluntario en los
Servicios de Asistencia Médica de Urgencias (SAMU) en un hospital de campaña en el Hotel Alcora en Sevilla.
"Fui con varios de mi compañeros y nuestras tareas eran principalmente las de
auxiliares de Enfermería, lo cual era normal. En una situación tan caótica
acabas desempeñando funciones diferentes y hay que ir adaptándose a los roles", relata.
Primeros días de "caos" en Medicina Interna
Una de las especialidades que se tuvo que adaptar a los
cambios que trajo la pandemia fue Medicina Interna.
Pilar Figueras asegura a
Redacción Médica que esos primeros momentos se vivieron "con mucha alarma".
"En Interna éramos cerca de 26 médicos y,
en los primeros 15 días caímos enfermos 19 de los profesionales. Además, tuvimos que adaptarnos día a día a las novedades que íbamos conociendo en la prensa y en las reuniones con Preventiva, donde conocíamos nuevos tratamientos en 24-48 horas que teníamos que poner a prueba con la posibilidad de que hicieran algún efecto", reconoce la jefa de Servicio.
Concretamente en el Miguel Servet,
el hospital "cambió muchísimo". "Si de normal tenemos cuatro plantas que son Medicina Interna vimos que poco a poco, primero Interna y Neumología y después todas las plantas, se iban convertido en covid. En nuestro caso de las 2 a la 11 eran para casos de coronavirus", explica.
"En Interna éramos 26 médicos y en los primeros 15 días de la pandemia enfermamos 19"
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Los MIR ante el cambio de planes que supuso la pandemia
Para aquellos que se encontraban completando su formación de residentes, el 14 de marzo de 2020 también cambió radicalmente sus planes dentro de cada especialidad.
"Han pasado tres años y parece una eternidad", recuerda
Agustín Saldaña, que en esas fechas era R4 en el hospital Miguel Servet de Neurología. En esos momentos, para el antiguo residente las claves estuvieron en el "aprendizaje sobre la marcha" y la adaptación.
"
Se suspendieron todas las rotaciones que me quedaban en el plan formativo de Neurología y tuve que hacerme cargo de pacientes covid", comenta Saldaña, y recuerda los cambios que se vivieron concretamente en su especialidad.
En Neurología, recuerda, además de cancelar muchas consultas,
el miedo del resto de los pacientes era tónica general. "La gente no venía al hospital. De hecho, los pacientes que habían sufrido un ictus, una patología que requiere de tratamiento en las primeras horas o lo más rápido posible, nos dábamos cuenta de que venían más tarde", explica.
"Nos dábamos cuenta de que, por ejemplo, los pacientes con ictus venían más tarde al hospital; el miedo era generalizado"
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Gestionar el covid desde la gerencia de los hospitales
A
Mercedes Cueto, el
"terremoto covid" la sorprendió apenas cuatro meses después de incorporarse a la Gerencia del Hospital Universitario de Canarias. Ella, asegura a
Redacción Médica, nunca tuvo dudas de que lograrían salir de aquella situación. "No hay nada imposible, sobre todo si cuentas con el equipo de profesionales que tengo yo", subraya la gerente del centro canario, ubicado en Santa Cruz de Tenerife. No obstante, no tardó en percibir que aquella experiencia marcaría "un punto de inflexión" en la sanidad.
"Abrió una crisis sin precedentes en
todo el sistema que aún arrastramos con la Atención Primaria. Confío en que sirva para darnos cuenta de la necesidad de potenciar esa línea asistencial, porque sin ella,
los hospitales no somos capaces de asumirlo todo", sentencia.
La directiva canaria, que confiesa que le marcó el hecho de presenciar el impacto del covid en aquellas familias que no pudieron visitar a sus allegados enfermos, celebra también los gestos ciudadanos de apoyo y reconocimiento hacia los sanitarios, entre ellos los
aplausos en los balcones durante la época del confinamiento. "Todo ese agradecimiento nos reconfortó mucho, aunque puede que se haya olvidado un poco ese sentimiento", asume.
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