La primera directora del Hospital Militar de Zaragoza no cree que haya techos de cristal ni en el Ejército ni en Sanidad

Ana Betegón, mujer, militar y médico: "Aquí no hay techo de cristal"
Ana Betegón


21 abr. 2019 12:00H
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Cuando a la teniente coronel médico Ana María Betegón (Zaragoza, 1962) le comunicaron que sería la nueva directora del Hospital Militar de Zaragoza, no se lo podía creer. Betegón, que a finales del 2018 había sido galardonada por su trayectoria por el Ministerio de Defensa, comenzaba el año con un nuevo desafío en su ciudad natal. "Estaba destinada en Madrid, en la Unidad Médica de Apoyo al Despliegue. Yo pensaba que iba a terminar mi vida militar allí, sentí mucha alegría por volver a mi tierra", relata la médico a Redacción Médica.

En sus 30 años de servicio militar, Betegón ha sido una mujer capaz de derribar cualquier techo de cristal que se le haya puesto por delante. Así, ha estado al mando del Hospital de campaña en Herat (Afganistán) o de la Unidad de Telemedicina del Hospital General de Defensa y ha sido la primera mujer al mando de una unidad operativa del Ejército del Aire o de un hospital militar en España. Para ella, es cuestión de tiempo que las mujeres lideren tanto en Sanidad como en las Fuerzas Armadas: "No hay discriminación, nunca he tenido ningún problema por el hecho de ser mujer".

Como licenciada en Medicina, ¿en qué momento se planteó formar parte del Ejército también?

En el momento en que dieron la oportunidad a las mujeres de formar parte de él, en el año 1988. En ese momento me estaba preparando para médico forense y entre que salió la convocatoria. Me presenté al año siguiente, en el 89, aunque me suspendieron porque no me había preparado la oposición. 

¿Qué le llevó a compaginar ambas profesiones?

No tengo familiares militares, pero desde pequeña me habían gustado el Ejército y la Medicina. Al no haber posibilidad de entrar al Ejército, me decanté por Medicina. Y cuando ya se pudo, junté las dos en una sola. 

¿Qué tienen en común la Medicina y el Ejército?

Ambas son vocacionales, te tiene que gustar mucho la Medicina para ser médico, por el sacrificio que conlleva. Y te tiene que gustar mucho el Ejército por el sacrificio que tiene separarte de la familia. 

Es especialista en Medicina de Familia y Comunitaria. ¿Cómo valora los problemas que se están dando en la actualidad y las medidas que se han planteado para solucionarlos?

En este momento estoy bastante descolocada de Medicina de Familia porque llevo ya cuatro años alejada de la práctica médica, estoy más dirigida a la gestión de recursos y profesionales. Siempre va a haber problemas porque siempre van a faltar médicos, la población sigue creciendo.

En la actualidad solo quedan dos hospitales militares, el Gómez Ulla en Madrid y el que dirige en Zaragoza. ¿Cuál es el futuro de estos centros?

El futuro es mantener los dos centros porque los necesitamos desde el punto de vista militar. Estamos formando médicos especialistas militares y necesitan tener hospitales donde trabajar. Tenemos una pequeña variación con el trabajo que se realiza en otros hospitales, ya que hacemos reconocimientos logístico-sanitarios para gente que se va a ir de misión, por ejemplo, a Afganistán, la Antártida o África; o vuelve de ellas. También hacemos reconocimientos a las personas que quieren entrar en las Fuerzas Armadas y ayudamos al cuerpo de bomberos que son buceadores. 

Trabaja en dos sectores donde la mayor parte de los empleados son hombres, aunque cada vez están más feminizados, ¿es cuestión de tiempo que las mujeres lleguen a ocupar cargos de responsabilidad?

En el campo militar, hacía falta tiempo para que las mujeres llegásemos a esos puestos porque el Ejército funciona por tiempos. No puedes ser directora de hospital a los tres años de llegar, se va ascendiendo. Ahora el tiempo ha llegado y por eso estamos ascendiendo a los puestos de directivos.

En el caso de la Medicina creo que es un ámbito muy femenino desde que entré en la carrera, ya por los 80 éramos más mujeres que hombres. Posiblemente en los puestos directivos todavía hay más hombres que mujeres porque la gente tiene más de 50 años. Pero cada vez se van viendo más mujeres en las reuniones, es cuestión de tiempo.

Una cosa que no debemos olvidar nunca es que el personal que se elija para un puesto de dirección tiene que ser una persona válida y con un perfil adecuado. 

Entiendo que no está a favor de la discriminación positiva

Yo lo que quiero es que se intente eliminar el término de discriminación, tanto negativa como positiva. Yo creo que a las mujeres no nos va bien la discriminación positiva, a veces nos tiramos piedras contra nuestro propio tejado. Lo que hay que valorar es la validez de cada persona, sea hombre o sea mujer.

¿Dónde cree que es más fácil romper con el techo de cristal?

En el Ejército no tenemos que romper el techo de cristal, lo estamos haciendo bien y las Fuerzas Armadas no están poniendo problemas a las mujeres. En todo caso, se podría aumentar el número de mujeres, porque las propias mujeres no quieren estar. Las mujeres representamos el 12,8 por ciento del Ejército, lo que nos coloca como uno de los países que más mujeres tiene formando parte de ellos. No hay techo de cristal, nos lo podemos poner las propias mujeres. En Sanidad, estamos ya tan arriba que tampoco hay techo de cristal. 

¿Ha sufrido algún tipo de discriminación por el hecho de ser mujer?

La verdad es que no, nunca he tenido ningún problema. Mis compañeros siempre me decían que 'me apunto a un bombardeo', yo he sabido perfectamente compaginar mi vida militar con la familiar, tengo dos hijas. No he utilizado, para nada, el ser mujer para no hacer esto o lo otro; pero eso va con las personas. Yo no he tenido ningún tipo de discriminación.

Puede convertirse en la primera general médico del Ejército en tres años, ¿cómo se asume algo así?

Estar de directora en este momento no quiere decir que llegue a General, puedo hacerlo cuando haga el curso y en este momento no puedo, tengo que llevar más tiempo como Coronel. Me gustaría llegar a serlo, pero no sé si podré llegar. Si ascendiera a General médico, tendría que irme a Madrid.

Fue la primera mujer en las Fuerzas Armadas españolas en asumir el mando de un hospital de campaña en Herat, Afganistán. ¿Cómo le acogieron sus compañeros?, ¿qué recuerda de esos momentos?

Los compañeros siempre te acogen bien, es gente con la que ya había trabajado, aunque no fuera en el puesto de dirección. Lo admiten perfectamente, en el Ejército, el tema hombres-mujeres no lo llevamos tan a rajatabla como está a nivel de la sociedad; miramos que somos Oficial, Suboficial o tropa y cada uno tiene su puesto, yo no tuve ningún problema.

Lo que más me impresionó fue la escasa sanidad que tienen, es un país muy terecermundista en aspectos como el saneamiento o la habitalibilidad, las condiciones en las que viven son realmente penosas. 

Ha comentado que a la Medicina y al Ejército les une la vocación. Son dos profesiones duras para los profesionales que las desempeñan, ¿se les prepara psicológicamente para ello?

En el Ejército llevamos ya unos años en los que hay mucho sacrificio a nivel familiar con las misiones internacionales, el dejar tanto a la familia y salir del territorio nacional. Se prepara y se hacen estudios psicológicos al profesional, tanto cuando van como cuando vuelven; y se va viendo su evolución. En estos años de misión, se está demostrando que los militares nos adaptamos muy bien a cualquier tipo de situación.

En la sanidad, el médico militar o el enfermero militar, así como el resto de profesionales de la sanidad militar; nos adaptamos muy bien a las situaciones, sabemos cuál es nuestro trabajo y no ponemos problemas.

El pasado año recibió el Premio a la Trayectoria Profesional que conceden la Organización Médica Colegial (OMC) y el Consejo General de Médicos, ¿se esperaba el galardón?

También fue una sorpresa, hasta ahora nunca se había propuesto a un médico militar para un premio así, me sorprendió que me propusieran y me lo dieran. Aquí tengo el premio en mi despacho en primera línea, fue un orgullo para mí que considereran que tenía una trayectoria profesional  merecedora de este pedazo de premio. 

Está muy implicada en el ámbito de la telemedicina y ha sido jefa de la Unidad de Telemedicina del Hospital General de Defensa. ¿Por qué es tan importante esta cuestión en el Ejército?

Tenemos pocos médicos y cuando nos vamos de misión fuera y montamos hospitales, no nos llevamos a todos los especialistas, sino los que consideramos críticos, como los cirujanos, los anestesistas o el médico de Familia. El resto de especialidades las tenemos que cubrir gracias a la telemedicina porque nosotros hacemos atención al militar, pero también ayuda humanitaria.

Nos encontramos patologías de todos los tipos. Muchas veces los médicos que estamos destinados no somos capaces de terminar de diagnosticar o poner un tratamiento, la ayuda de la telemedicina ha sido fundamental para las misiones en el extranjero. Se tiene que aplicar también en la sociedad civil, porque en los pueblos más alejados de las capitales tampoco tienen a todos los especialistas, se tendría que valorar porque da muy buen resultado.

Ante la falta de trabajo, ¿recomendaría a los jóvenes médicos a formar parte del Ejército?

Siempre animaría a la gente a ser médico militar, para mí es una gran pasión porque junta mis dos grandes vocaciones, siempre me ha gustado el Ejército y me ha gustado la vida que me ha dado: las misiones en el extranjero, el poder ayudar; pero sí que es cierto que la gente tiene que saber dónde se mete. El Ejército no deja de ser un cuerpo de seguridad del Estado, tenemos una jerarquía y una disciplina bastante fuertes y tenemos un horario de 24 horas al día durante 365 días al año. Tenemos que estar siempre dispuestos para ir donde nos manden, por lo que hay que tener vocación para entrar. 

Me comentaba antes que tenía dos hijas, ¿alguna ha decidido seguir sus pasos en el Ejército o en la Medicina?

Una ya lleva tres años siendo Teniente de Infantería y está destinada en Ceuta. Como dice ella, es 'pura sangre' porque hizo la carrera completa en la Academia General Militar de Zaragoza . La pequeña, terminó Veterinaria y está trabajando en Inglaterra, pero se va a presentar a las oposiciones de veterinaria militar como el padre. Ninguna ha querido ser médico. 



*Imagen publicada por Ricardo/Ministerio de Defensa

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