Uno de cada tres adultos españoles ya utiliza alguna 'app' para controlar su salud.                                            
                                        
                                        
                                            Los 
teléfonos inteligentes (
smartphones) y las 
tabletas (
tablets) han revolucionado todas las facetas de la vida, incluida la salud. Estos dispositivos permiten almacenar 
aplicaciones (
apps) que ayudan al paciente a tener un papel activo en el proceso de su enfermedad, modificar sus hábitos, tener un registro de sus parámetros y dinamizar la relación con su médico. La idea es que, gracias al uso de estas tecnologías, cualquier persona pueda estar controlada en cualquier momento y el cualquier lugar.
En nuestro país, según una encuesta realizada a mil usuarios de teléfonos móviles, 
uno de cada tres adultos utiliza, al menos, una aplicación para controlar su salud. Este estudio, presentado en el 
I Hackaton Nacional de Salud, también revela que
 las mujeres (36 por ciento) las emplean más que los hombres (31 por ciento). Por grupos de edad, los jóvenes son los que más aplicaciones usan, pero hay un 35 por ciento de usuarios mayores de 60 años.
Aunque no existe un consenso generalizado para fijar los criterios de calidad y 
regular las aplicaciones de salud, la 
Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA) 
tiene una guía desde el año 2013 y existe un 
directorio europeo de 
apps sanitarias útiles y fiables para los pacientes. En nuestro país, en el caso concreto de las aplicaciones dirigidas a los pacientes respiratorios, la 
Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ya ha concedido su aval a una de estas herramientas (para el control de la terapia inhalada en asma y EPOC) y está abierta a recibir más solicitudes.
“Lo que tenemos en cuenta a la hora de conceder un 
aval Separ a una aplicación es que el contenido sea de interés y relativo a la Medicina respiratoria; que participen miembros de la sociedad científica en su desarrollo; y que no sean actividades que entren en competencia con la especialidad”, detalla 
Marina Blanco, secretaria general de Separ. “Es una línea que estamos encantados de apoyar siempre que promueva la salud respiratoria con rigor científico”, añade.
Por qué, para qué y para quién son útiles
En opinión de Blanco, las 
apps contribuyen a 
que el enfermo respiratorio se implique en el proceso de su patología. No obstante, matiza que su utilidad “depende de cómo se enfoque y de que sea atractiva para el paciente”. En base a su experiencia, la secretaria general de Separ considera que las enfermedades respiratorias para las que estas herramientas pueden ser más ventajosas son “las patologías prevalentes en las que la 
adherencia es fundamental y donde son muy útiles todas las medidas encaminadas a mejorarla. De hecho, donde está más estudiado su uso es, precisamente, en 
asma y EPOC, aunque en 
tabaquismo también serían provechosas porque requiere un seguimiento del paciente y muchos recordatorios”.
Según una clasificación de las 
50 mejores aplicaciones de salud en español, 
solo dos están relacionadas con enfermedades respiratorias: una sobre asma dirigida a niños y otra sobre 
asma en adultos, pero hay muchas más. Salvador Díaz Lobato, neumólogo del Ramón y Cajal, conoce bien algunas de estas 
apps para pacientes respiratorios. “Todas las que recomiendo tienen en común que están avaladas por instituciones serias y que persiguen que el paciente se involucre en el control de la enfermedad”, comenta.
Las aplicaciones que aconseja Díaz Lobato están dirigidas, principalmente, a 
niños y adultos asmáticos, pacientes con 
EPOC y 
enfermos respiratorios crónicos. Sin embargo, reconoce que, aunque son útiles para determinados pacientes, la “implantación suele ser pobre y la mayoría deja de usarlas”.
                                        
 
                                        
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