Coincidiendo con el Día de la Madre, tres pediatras cuentan las dificultades que tienen para conciliar

Médicas pediatras intentan conciliar su vida profesional y familiar.
Pediatras explican cómo buscan conciliar su vida profesional y familiar.


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La conciliación familiar y la concepción de nuevas maternidades han supuesto esfuerzos que, con el paso de los años, han generado una evolución favorable aunque todavía insuficiente en el actual Sistema Nacional de Salud (SNS). Pese a que se han logrado nuevas legislaciones en cuanto a permisos de maternidad y lactancia, hay un camino por recorrer de parte de la Administración para permitir a las parejas mejores posibilidades para dividir sus tiempos y atender a sus hijos.

Las guardias de 24 horas son el punto de encuentro entre el pasado, el presente y el futuro, en formato de reto. "Tuve a mi primer hijo siendo R4. Lo de dejar de hacer guardias estaba regular visto y cuando estabas embarazada tirabas con las de 24 horas y sin librar". Así recuerda esa época una jefa de Servicio de Pediatría de un hospital de la Comunidad de Madrid, de la que ya han pasado por lo menos 20 años. "La mujer hacía guardias hasta el final de su embarazo, salvo baja", detalla a Redacción Médica.

El periodo de lactancia tampoco estaba regulado y la reducción de la jornada laboral por el cuidado de los hijos no estaba "bien vista". "Yo esas facilidades no las tuve", dice, destacando los avances que han surgido con las nuevas legislaciones, aunque todavía queda por mejorar. "En otros trabajos en cuanto estás embarazada te adaptan el puesto, te facilitan mucho, como médicos no. Hasta la semana 24 haces guardias y eso es una cosa que habría que mejorar", resalta.

El apoyo familiar es y ha sido siempre clave. En su caso, con una pareja de la misma profesión, les resultó muy difícil lograr una conciliación. "Lo que nos pasó fue que hubo momentos en los que nos coincidieron las guardias, nadie nos la cambiaba y si no tienes apoyo familiar, no sabes qué hacer con tu hijo o tus hijos", indica.

Fue precisamente esa situación la que les llevó hasta Galicia con la intención de buscar trabajo, aunque sin mejores resultados. Ya con dos hijos, se decantó por trabajar en un centro de salud en horario de mañana y sin guardias. "Dejé mi trabajo para ser yo, en este caso mujer, la que conciliase. Tenía esa facilidad porque era pediatra y los pediatras podemos ir a Atención Primaria", cuenta. Así, cuando sus hijos crecieron, después de cinco años y de vuelta en Madrid retomó su vida laboral en un hospital "con las dificultades que generaba estudiar, mantenerse al día, hacer las guardias". 

Las guardias, el reto de la maternidad


Por su experiencia y pese a que ya no tiene niños pequeños, considera que -en la actualidad- el principal reto de la Administración está en las guardias, especialmente durante el periodo de gestación. "Quitaría las guardias de 24 horas a las mujeres embarazadas desde el momento en el que lo están. Eso es absolutamente insalubre", opina la jefa de Servicio de Pediatría.

"Soy madre soltera de dos niños", dice otra pediatra a este periódico. Sus pequeños tienen 6 y 3 años y aunque las reglas del juego han cambiado para las actuales familias monoparentales, ella no gozó de ciertos beneficios que destaca como necesarios. "Yo solo tuve la baja 16 semanas y no me pude incorporar porque pedí una excedencia para cuidar del niño, sin tener sueldo durante esos tres meses", cuenta.

Ahora tiene una reducción del 10 por ciento de la jornada para llevarles al colegio por las mañanas, aunque "lo más complicado" siguen siendo las guardias. "Tengo que organizarme entre niñeras, a veces un familiar, algún amigo que me echa una mano, pero es muy complicado porque son 24 horas y el precio de las guardias es bastante bajo. Es casi lo mismo que le pago a la persona que viene a quedarse con los niños", lamenta. Y es que la conciliación sigue siendo un anhelo que todavía no se logra alcanzar. "Es prácticamente imposible conciliar teniendo estas guardias que son obligatorias hasta los 55 años, que además están mal remuneradas, pero que son obligatorias", insiste.

Apoyo de los equipos de trabajo


Estas jornadas son el punto de encuentro de cada una de estas médicas, quienes pese a tener una situación familiar distinta, coinciden en que estas son principalmente un obstáculo para sobrellevar la maternidad y la vida en pareja

Otra de las especialistas, que también ha pedido mantener su anonimato, distribuye los horarios con su pareja para encargarse de su niña de 16 meses. Con una reducción de la jornada que le permite tener menos guardias, intenta organizar el tiempo aunque le limita la vida familiar. "Para dormirla tenemos que estar nosotros y eso intenta él, librar el día que yo tengo guardia, pero, claro, no nos vemos casi", dice. Pese a la flexibilidad que tiene su pareja para adaptar sus horarios a los requerimientos de la niña, las posibilidades que tienen para compartir entre ambos en esta etapa son muy pocas.

Sin embargo, ambas pediatras ponen en valor la buena disposición de parte de sus equipos para echarles una mano. "Es muy dependiente del servicio en el que trabajes porque al final que yo sea madre no tiene que afectarle a mi compañero. Si él me ayuda de forma voluntaria, bien, pero no puedes exigir que te ayude porque la decisión de ser madre ha sido mía", resalta la primera de ellas; mientras que la segunda, destaca la ayuda que se prestan unos a otros, aunque "con el sistema de guardias se puede hacer poco". 
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