Expertos en formación especializada analizan soluciones contra la falta de ciertos médicos

Los representantes de las academias CTO y AMIR valoran que la reespecialización sin MIR es "muy difícil" por el escaso tiempo de preparación
Jaime Campos, director y fundador de AMIR y Antonio Martín, director del Claustro de Profesores MIR de CTO.


6 mar. 2023 18:00H
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Poder cambiar de especialidad sin tener que pasar por un nuevo MIR no debería ser un proceso "corto" en el tiempo. Las academias que preparan las pruebas de Formación Sanitaria Especializada aseguran que una especialidad "no se aprende en un curso intensivo de dos años". Los centros aseguran a Redacción Médica que es "muy difícil" decidir cuántos años hacen falta para formar a un nuevo especialista o cómo seleccionar qué especialidades son afines para permitir el trasvase de médicos de una a otra.

"Por ejemplo, ¿un especialista en Cirugía Cardiovascular será afín con Angiología y Cirugía Vascular? Son un ejemplo de especialidades que tienen más en común en el nombre que en la patología que tratan y, sobre todo, en cómo abordarla”, asegura Antonio Martín, director del Claustro de Profesores MIR de CTO, quienes insisten en que "no debe haber reespecialización sin MIR". 

Las academias han puesto sobre la mesa distintas opiniones y métodos con los que se podría gestionar la iniciativa de la "reespecialización", impulsada por la Organización Médica Colegial (OMC), en la que los facultativos no estarían obligados a presentarse de nuevo a un examen como el MIR para cambiar de título y poder ejercer otra especialidad. Al hablar de tiempos, aunque son "suposiciones", según CTO, barajarían desde dos años para las especialidades médicas y tres años para las quirúrgicas. En el caso de AMIR, sería un "mínimo de dos años" con posibilidad de llegar hasta cuatro.

"No debemos pensar en la posibilidad de reespecialización como en realizar un curso que complemente al cirujano cardíaco para ser torácico. Fuera de las partes que puedan tener en común, requeriría años completar la formación que es especialmente técnica y compleja", apunta el director y fundador de AMIR, Jaime Campos, que insiste en que los conocimientos que se adquieren durante una especialidad de cuatro o cinco años "requieren de dicho tiempo", por lo que estas adaptaciones deberían complementarse con un "programa formativo teórico acorde".


"No debemos pensar en la reespecialización como en realizar un curso que complemente al cirujano cardíaco para ser torácico" 



Programa teórico troncal para facilitar el "salto" de especialidades


Gestionar los requisitos y el programa para la reespecialización es un aspecto "complicado" y ambas academias parten de que el sistema MIR actual, al no ser troncal, dificulta mucho este proceso. "Si existiese una troncalidad, como hace años se planteó, probablemente sería más sencillo partir de un punto común para la reespecialización. Pasados los años comunes del tronco, sería cambiar de una rama a otra, de una especialidad a otra", propone Martín.

Si bien hace unos años se descartó la idea de la troncalidad en las especialidades, según AMIR, si el sistema buscase preparar profesionales que pudieran "saltar" de unas especialidades a otras, la opción de la reespecialización sería "la forma más sencilla de hacerlo". "No obstante, tal y como se pronunciaron la mayoría de organizaciones médicas en su momento, obligar a un programa troncal podría suponer una peor calidad docente al suprimir parte de las rotaciones específicas de cada especialidad, por estas rotaciones iniciales obligatorias, así como la prolongación de la duración de la residencia", aclara Campos.

Partiendo de esta idea, plantean determinar un programa teórico básico común a determinadas especialidades "que sí pudiese acreditarse mediante un examen".


Programas formativos de las academias ante la "reespecialización"


La realidad es que la troncalidad supone, por el momento, una "utopía" para las academias que aún no está establecida y, en el caso de que se llevase a cabo finalmente esta "reespecialización", ambas han abordado cómo se desarrollarían estas formaciones en sus centros.

"El papel de las academias en este proceso partiría de la oferta de cursos de formación superior, tales como Másteres en Medicina de Urgencias, en Semiología Clínica, en Imagen Clínica y Ecografía o en Infecciosas. De esta manera, los aspirantes podrían complementar su programa de formación de tal manera que la homologación del título de especialista requiriese menos formación complementaria práctica. Por otro lado, se podrían ofertar cursos específicos que acompañasen al profesional durante su proceso de reespecialización o, en caso de que se les requiriese exámenes sobre la especialidad, prepararlos para los mismos con clases teóricas o preguntas", plantean desde AMIR.

Campos también insiste en que los programas formativos basados en simulación serían "fundamentales" tanto en la resolución de situaciones clínicas complejas (parada cardiorrespiratoria, vías centrales, código ictus, sepsis, etc.), como a nivel quirúrgico (simuladores de laparoscopia, microscopio, etc.). "La preparación de estos cursos y la acreditación de estas habilidades adquiridas, ayudarían en la reespecialización de estos profesionales", concluye.

En el caso de CTO, el acceso a la "reespecialización" se haría teniendo en cuenta afinidades entre especialidades y haciendo algún tipo de examen que daría acceso a unos médicos antes que a otros. "En este sentido, se podría hacer una preparación ad hoc para esta parte teórica, si la hubiere. Sería una formación parecida a la que se puede ofrecer para OPEs u otros exámenes específicos para cada especialidad", aclara Martín.

Aun así, en CTO concretan que la "reespecialización" supone una "competencia desleal" para todos los compañeros que hicieron una residencia específica de cuatro o cinco años, tras sacar la nota necesaria en una prueba tan exigente como el MIR, "probablemente el examen más duro al que nos presentamos los médicos en nuestra vida", concluye.
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