Médicos preparados para realizar el examen MIR.
A pocas semanas del
examen MIR 2026, el perfeccionismo se ha convertido en una de las principales amenazas para miles de médicos que optan a una plaza de especialista.
José Curbelo, especialista en Medicina Interna y experto en la preparación del
examen MIR, alerta de que, en las últimas etapas de estudio, es habitual caer en una actitud “obsesiva y meticulosa” que termina dificultando la toma de decisiones durante la prueba.
A escasas semanas para que llegue el
24 de enero,
los facultativos entran en el periodo más decisivo del año, donde la gestión emocional y las estrategias de test pueden marcar diferencias tan importantes como el propio estudio. Ante esta situación,
José Curbelo alerta sobre un problema frecuente:
el enfoque "desadaptativo" en el aprendizaje basado en el error.
Según explica el especialista,
es lógico que el alumno aprenda a base de corregir fallos, pero cuando la preparación avanza, este mecanismo se vuelve en su contra. El aspirante se vuelve "obsesivo y meticuloso", acumulando las "heridas" de los simulacros pasados. Esto genera un comportamiento desadaptativo porque "impide tener una visión estadística panorámica" del rendimiento: el aspirante deja de ver cuándo acierta por intuición y
solo se fija en el fallo, lo que le lleva a perder el sentido común y el atrevimiento necesario para arriesgar.
La lógica como aliada durante el examen MIR
Para explicar este bloqueo, Curbelo utiliza una analogía contundente: compara al opositor con un obstetra que atiende mil partos al año pero que, en las noches más oscuras, solo recuerda “el que salió mal”, pasando por alto los otros 999 que fueron un éxito.
Esa memoria selectiva del error nubla el juicio y hace olvidar que, por lo general, la intuición clínica acierta.
Ante ese temor, el especialista reivindica la importancia del sentido común. Recuerda que él mismo se presenta al examen MIR cada año para “bajar al barro” y poner en juego su prestigio, manteniéndose así en contacto directo con la realidad de la prueba.
Sostiene que, incluso frente a preguntas de especialidades en las que reconoce tener lagunas -como Ginecología u Oftalmología-, es posible sumar puntos aplicando la lógica y una estrategia sencilla:
“un poquito que me sé y un poquito que me invento”. Asegura que este método demuestra que el sentido común puede imponerse incluso en convocatorias especialmente exigentes, como la más reciente.
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