Gerino García y Jaime Arnaiz.
En España hay, de media, una oficina de farmacia por cada 2.137 vecinos, la
red más densa de Europa, pero lo que se dispensa y cómo se vive cambia radicalmente según el poder adquisitivo del entorno. Esta visita a dos establecimientos separados por menos de 15 kilómetros, pero decenas de miles de euros de diferencia en la renta media entre los vecinos de su entorno, quiere mostrar hasta qué punto la brecha económica condiciona la práctica profesional,
los riesgos y las diferencias en el día a día que afrontan sus titulares.
Para responder a estas cuestiones,
Redacción Médica ha conversado con dos
farmacéuticos titulares en la ciudad de Madrid: uno en el distrito de Salamanca, una de las zonas con mayor renta per cápita de España; y otro en Villaverde, uno de los barrios tradicionalmente más humildes de la capital, según datos del INE. Las entrevistas revelan que, aunque la oficina de farmacia está sujeta a la misma legislación y requisitos técnicos, su día a día cambia radicalmente según el
entorno en el que se ubica.
La
Farmacia Goya 89, ubicada en el distrito de Salamanca, lleva abierta desde 1998. Su titular, Jaime Arnáiz, recuerda que al principio atendían a una clientela mayoritariamente vecinal, pero en los últimos años esa dinámica ha cambiado: “Esa clientela ha ido variando y se ha ido acercando más a un
modelo de turista, de viajero, de extranjero. Es decir, que nosotros antes teníamos a muchísimo vecino y ahora tenemos a muchísimo de paso”.
Esta transformación ha afectado directamente al tipo de producto que se vende. “Nosotros hicimos una inversión importante en formar a todo nuestro personal en
dermocosmética y en el complemento alimenticio, viendo que nuestro público objetivo estaba cambiando”, explica. “En lo que son nuestros números, es un
porcentaje mucho mayor la venta libre de lo que supone la venta de medicamentos”.
Peso de la receta y perfil de paciente
En la otra punta de la ciudad, en
Villaverde, la farmacia de Gerino García Zabarte lleva abierta desde 2023. Trabaja con una población más joven y estable. “La media de edad es entre 39 y 42 años. Lo que vas a ver es sobre todo más niños, más problemas de piel, quizás en los niños, gente que empieza con el colesterol o algún tipo de patología”. Allí, el peso del
medicamento con receta sigue siendo claramente mayoritario: un 55 por ciento del total de las ventas, frente a un 45 por ciento de productos sin receta o de parafarmacia.
La comparación con Salamanca la formula el propio farmacéutico: “Si te vas, por ejemplo, a una farmacia en Goya, seguramente el 70 por ciento es venta libre, mientras que aquí siempre
tiende a ser más la venta por receta”.
Genéricos y marcas
También hay diferencias en la relación con los
genéricos. En Goya, el farmacéutico indica que “cuando vienen las personas extranjeras vienen buscando una marca concreta. Pero en muchas ocasiones las marcas que ellos vienen buscando no existen en España y hacemos esa labor de
detectar cuál es la molécula que realmente ellos están buscando y ofrecer el producto genérico”.
En Villaverde, por su parte: “Intentas dar el genérico que más confianza te dé, el que creas que por lo menos tenga calidad, que esté producido en España lo agradeces”, señala su titular.
Gerino García, titular de farmacia.
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Adherencia al tratamiento
La
adherencia terapéutica también varía entre ambos entornos. En Villaverde, la resistencia al medicamento es frecuente. “Hay muchos pacientes que queda todavía ese miedo al medicamento, a ‘Uf, es que
las pastillas son malas’. Entonces, intentan utilizar a ti como para no tomarlo, porque tú crees que si no lo tomo igual es mejor que no tome tanto”.
Gerino cree que el entorno influye. “Si no han recibido una formación adecuada por parte del médico, del farmacéutico, del enfermero, de cualquiera del sistema de salud, prefieren dudar”.
Desde Goya, aunque reconocen que tienen menos seguimiento por el tipo de clientela, el farmacéutico destaca que “tenemos clientes que llevan toda la vida siendo pacientes nuestros”. La fidelidad permite observar adherencias: “Lo achaco principalmente a la manera en que nuestro equipo atiende a nuestros pacientes y cómo las indicaciones de la importancia de esa adherencia al tratamiento son fundamentales”.
Seguridad y exposición
Ambos farmacéuticos mencionan
situaciones de inseguridad, aunque con distinto grado de gravedad. En Salamanca, los conflictos más comunes tienen que ver con la dispensación sin receta. “Vienen muchas personas con
problemas psicológicos, con problemas de salud o incluso con problemas mentales y en ocasiones vienen con reclamaciones que están más allá de lo que nosotros podamos hacer”.
En Villaverde, Gerino relata que han sufrido varios hurtos y un
atraco a cuchillo. “Ha habido cinco o seis (hurtos), es algo normal en dos años. Y bueno, simplemente es una imagen de lo que está pasando en la sociedad”. A pesar de lo vivido, relativiza: “Lo bonito es quedarte con toda la gente que viene agradecida, que igual tiene una farmacia por medio, pero quiere venir aquí”.
Sobre posibles medidas, afirma que “no pude tomar ninguna medida, porque ¿qué voy a hacer? Casi me sale más rentable que me vengan a cuchillar que pagar todo eso”, dice en referencia a sopesar
mayores medidas de seguridad. Y añade: “Tardas un tiempo en recuperar la confianza en el ser humano, pero luego se te pasa”.
Reconocimiento y autoridad
El debate sobre el reconocimiento profesional del farmacéutico también divide opiniones entre ambos titulares. Desde la farmacia de Goya, se plantea la necesidad de ampliar las competencias del sector para hacerlo más competitivo y reforzar su papel sanitario. “Creo que hay una serie de servicios que los farmacéuticos tienen restringidos, pero que en otros países de Europa sí tienen disponibles”, afirma su titular, en alusión a prácticas como la
administración de vacunas o determinados servicios asistenciales que ya están integrados en las farmacias de países como Francia o Reino Unido.
En cambio, desde Villaverde, Gerino considera que el reconocimiento institucional no depende de una regulación formal, sino del trato directo con el paciente. “La autoridad la tienes que representar tú ayudando a la gente y la gente valorándote y respetándote, pero no porque el Gobierno te dé un título”, resume. Aunque reconoce la exposición que supone su trabajo, muestra desconfianza hacia
soluciones legislativas o simbólicas que, a su juicio, no resuelven los problemas del día a día en el mostrador.
Jaime Arnaiz, titular de farmacia, junto a su madre.
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