Paula Martínez, estudiante de Medicina y enfermera.
Paula Martínez siempre ha tenido clara su
vocación por la Medicina, pero ha tenido un sinfín de obstáculos para lograr llegar a su destino. Desde que terminó Bachillerato intentó entrar al grado, pero ni por la
PAU ni tras
tres exámenes de acceso a una universidad privada lo logró. "La etapa adolescente pasa factura porque no eres consciente de que te estás jugando tu futuro", ha afirmado. Con el paso de los años y tras
presentarse dos veces más a Selectividad, terminar Enfermería y obtener una
Matrícula de Honor en la FP de Anatomía Patológica, esta futura médica
consiguió entrar en Medicina. Ahora se encuentra en tercero y
compagina sus estudios con su trabajo como enfermera. "Llegó un momento que ya no sabía si esto era mi sueño o simplemente era una obsesión", ha afirmado.
Martínez, quien actualmente tiene 27 años, era una estudiante modelo durante la E.S.O, pero al llegar a Bachillerato sus notas empezaron a resentirse. Siendo consciente de que su media no sería suficiente para
entrar a Medicina con la PAU, sus padres, quienes siempre le han apoyado, le dieron la oportunidad de
probar suerte con el examen acceso a una universidad privada, pero no se esperaba el nivel de exigencia que le pedían. "Nadie te explica que eso es la guerra. Se presentan 1.500 personas a pruebas específicas y nadie te garantizaba que pudieses entrar. Además, no iba bien preparada y
tampoco me estaba dando cuenta de la pedazo de oportunidad que tenía delante", ha lamentado.
¿Repetir la PAU o entrar en una carrera ajena a Medicina?
Aunque Martínez se presentó a tres exámenes de acceso diferentes, dos en Madrid y una en Valencia, no consiguió ser uno de los perfiles que optaron al ingreso en la facultad. Y
la PAU tampoco fue bien, así que se encontró en una encrucijada en la que tenía que elegir: volver a prepararse la Selectividad para el siguiente año o
entrar en otra carrera con la nota que tenía.
Tras reflexionarlo y decidir que no quería "perder" un año de su vida, optó por
hacer la carrera de Enfermería. "Empecé bastante renegada y a
penas iba a clase. Vamos, una rebelde total. No estaba donde yo quería estar, pero soy una persona que, si empiezo algo, lo acabo. Y así lo hice”, ha detallado.
Hacer Medicina: ¿vocación u obsesión?
Terminó la carrera sin muchas dificultades y empezó muy pronto a
trabajar como enfermera en Madrid. Pero notaba que no podía eliminar esa
espinita clavada de hacer Medicina. "Lo quería a toda costa. Llegó un punto en el que no sé si realmente me gustaba la carrera o estaba obsesionada", ha resaltado.
Con esa idea en mente, buscó otras
opciones para entrar a Medicina. "Una chica ingresó en la carrera a través de un grado superior. Me informé y me matriculé en una FP de Anatomía Patológica", ha explicado. Aquí tenía que obtener prácticamente un diez para que esa puntuación sustituyese a la parte general de la PAU. Y, por otro lado, tenía la 'misión' de
repetir la parte específica de Selectividad para que la media fuese la suficiente.
Paula Martínez durante sus prácticas en un hospital.
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Dificultades para compaginar Medicina y Enfermería
Y, tras dos años de mucho esfuerzo, lo consiguió. Martínez sacó Matrícula de Honor en el grado superior y la suficiente nota en la parte específica de la PAU. Ya estaba todo listo, podría entrar a la carrera de sus sueños. Pero, lejos de que todo fuese ‘sobre ruedas’, las complicaciones volvieron a aparecer y, tras no encontrar otra salida,
tuvo que dejar de asistir a la facultad durante el primer año al ser incompatible con su trabajo.
"En ese momento estaba trabajando como enfermera en Madrid mientras lo compaginaba con los estudios y
se me estaba haciendo muy cuesta arriba. En esta región es inviable compaginarlo, porque yo no puedo hacer cambios en mi trabajo sin supervisión. Entonces,
tenía que faltar a un montón de clases y me sentía atascada. Llegó un punto en el que me bloqueé y decidí abandonar la carrera e irme a mi ciudad natal: Toledo", ha narrado.
Abandonar Medicina para reflexionar sobre el futuro
Aunque dejó los estudios durante ese año, no renunció a la universidad ni fue expulsada, ya que consiguió
aprobar los suficientes créditos para mantener su plaza. "Estuve descansando y trabajando como enfermera en
Toledo. Durante este periodo conocí compañeros que, precisamente, estaban estudiando Medicina. Y fueron ellos quienes me motivaron para volver a Madrid para terminar la carrera", ha explicado.
En la actualidad, Martínez se encuentra en tercero de Medicina y, aunque estudia en Madrid,
todos los días vuelve a Toledo para ejercer como enfermera. "De esta forma
no se solapa el trabajo con el estudio. Eso sí, tienes que organizarte muy bien para conseguir que todo cuadre", ha indicado.
Renunciar a la Enfermería para dedicarse a la Medicina
En septiembre de este año comenzará cuarto. En este momento todo cambiará porque
sus asignaturas sí que coincidirán con su trabajo como enfermera en Toledo. Por tanto, Martínez está casi convencida de que será el momento de
decir adiós a la Enfermería y centrarse exclusivamente en Medicina. "Esa decisión
tenía que llegar en algún momento", ha subrayado.
Para concluir, Martínez ha querido lanzar una reflexión. "Muchas veces
he sentido que la Medicina no era para mí, o me lo han mencionado otras personas. Y no soporto que la gente me suelte este tipo de comentarios. Aquí es donde tengo que estar, y
cada día me sorprendo a mí misma con cómo voy aprobando todo y consiguiendo mis metas, a pesar del poco tiempo que tengo.
Pero es un esfuerzo que merece la pena", ha terminado.
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