Alba Periago, estudiante de 1º de Medicina.
El arranque del
curso universitario es el momento de la llegada de los estudiantes de primer año a las facultades de
Medicina. Entre ilusión, nervios y respeto por lo que viene por delante, los alumnos que acaban de lograr plaza comparten cómo han llegado hasta aquí, qué les motiva y qué esperan de una de las carreras más exigentes. Tres de ellos,
Alba, Natalia y Augusto, hablan en primera persona sobre cómo afrontan este comienzo.
"Desde entonces supe que quería ser pediatra"
Alba Periago explica que decidió estudiar Medicina gracias a vivencias personales y de voluntariado. “Desde tercero de la ESO hacía
voluntariado en la Cruz Roja ayudando a niños hospitalizados, y desde entonces supe que quería ser
pediatra”, recuerda. También influyó lo vivido en su familia: “Mis abuelos estuvieron ingresados varias veces en el hospital, y esas experiencias también me marcaron”.
Su primera opción universitaria era Murcia, pero se quedó a unas décimas de conseguir plaza y finalmente estudiará en Albacete. “Me hubiera gustado entrar en Murcia porque me quedaba más cerca, pero estoy muy contenta de haber conseguido plaza en Albacete.
Lo importante era entrar en Medicina”.
Alba señala que lo que más ilusión le hace es “conocer a gente nueva y vivir el ambiente universitario”. Reconoce, no obstante, que algunas materias le generan inquietud: “
Me dan miedo Bioquímica y Fisiología, creo que van a ser duras”.
De cara al futuro, su objetivo está claro: “Siempre quise ser pediatra”. También contempla la opción de
Medicina Familiar: “Me gusta el trato cercano y continuo con los pacientes”. Además, ya piensa en aprovechar las oportunidades de movilidad internacional: “Si puedo, aprovecharé el Erasmus en Argentina. Sería genial”.
“Siempre quise estudiar Medicina, desde la ESO supe que era lo mío”
En la
Universidad Pública de Navarra comienza Natalia, que consiguió plaza con una nota de 13,14. Afirma que su vocación nació muy pronto: “Siempre quise estudiar Medicina. Desde la ESO supe que era lo mío”. Añade que en esa decisión también influyó el hecho de crecer en un entorno sanitario: “Mi madre es enfermera”.
Una vez logrado el acceso, tenía claro dónde quería cursar el grado. “No quería irme fuera de Navarra. Poder estudiar aquí, en la Pública, era lo que más ilusión me hacía”, asegura.
Natalia se siente atraída por la
Pediatría y la Endocrinología, aunque insiste en que todavía es pronto para decidir: prefiere esperar a conocer todas las asignaturas. En lo académico, reconoce que le imponen respeto algunas materias: “Hay mucho material, pero si otros pueden, yo también. Me da respeto, pero sé que puedo con ello”. En particular, señala la Anatomía como la asignatura que más teme.
De cara a los próximos años, ya piensa en abrirse a otras experiencias:
“Me gustaría hacer un Erasmus. Creo que sería muy enriquecedor para la formación y para la vida personal”.
"Estoy muy contento porque me gusta ayudar a la gente”
El tercer protagonista es Augusto Figari, que también inicia la carrera en la Universidad Pública de Navarra. Explica que eligió Medicina por una motivación sencilla: “Estoy muy contento porque me gusta ayudar a la gente y he podido sacar buenas notas”.
En su caso, será además
el primero de su familia en estudiar Medicina, algo que vive con orgullo. El camino no fue inmediato: consiguió la plaza en la cuarta lista de admisión. “Entré en la cuarta lista, pero al final pude conseguirlo”, resume.
Augusto destaca como lo que más ilusión le hace “conocer gente nueva” y empezar a compartir la experiencia universitaria. En cuanto a preferencias, menciona dos especialidades que le llaman la atención: la Psiquiatría y la Pediatría, aunque admite que todavía es pronto para decidir. Sobre el plano académico, admite: “
Me gusta la Biología, pero también me preocupa porque hay mucho temario”.
Toda una carrera por delante
Los tres estudiantes se preparan para estrenar las aulas con la mezcla de ilusión y respeto que caracteriza el inicio de la carrera. Lo hacen conscientes de que se enfrentan a una de las titulaciones más exigentes, pero también con la convicción de que el esfuerzo dará frutos.
“Hay mucho material, pero si otros pueden, yo también”, resume Natalia, convencida de que la clave será la constancia.
El arranque de curso abre así un camino de seis años en el que cada uno buscará su lugar en la Medicina. Algunos, como Alba, lo tienen claro desde hace tiempo: “Siempre quise ser pediatra”. Otros, como Augusto, prefieren esperar a descubrirlo poco a poco, aunque ya apuntan preferencias por áreas como Psiquiatría. Todos comparten un mismo punto de partida: la ilusión de comenzar una etapa que marcará sus vidas.
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