Se trata de la primera promoción que consigue graduarse en Medicina en la Universidad Pública de Navarra

"Queremos ser de las 15 mejores del MIR": la UPNA estrena médicos graduados
Esther Etayo y Celia Sáenz, estudiantes, junto a Tomás Belzunegui, vicedecano.


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La Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha alcanzado un hito este 2025 al graduar a la primera promoción de su grado en Medicina. Seis años después de su implantación, impulsado por el Gobierno foral como respuesta a la necesidad de completar el ecosistema sanitario público con una oferta formativa universitaria, los primeros 60 estudiantes formados íntegramente en la universidad pública navarra se preparan ya para el examen MIR. La universidad aspira a que sus resultados consoliden el prestigio de un modelo académico que ha apostado desde el principio por la práctica clínica temprana, la simulación avanzada y una formación médica integral adaptada a las nuevas exigencias del sistema sanitario.

“Ya teníamos una sanidad pública de calidad, buenos hospitales y una investigación potente. Faltaba la pata de la docencia”, explica a Redacción Médica el vicedecano de Medicina, Tomás Belzunegui. La creación del grado en la legislatura foral 2015-2019 respondió a esa necesidad y, desde entonces, se ha trabajado en configurar una oferta que no compita directamente con la Universidad de Navarra centro privado de referencia en el ámbito médico, sino que aporte un valor diferenciado desde lo público. “No hablamos de competencia. Tenemos buena relación con ellos. Nosotros aportamos otro modelo, basado en la equidad de acceso y en unas señas de identidad muy claras”, asegura Belzunegui.

Simulación clínica y Medicina Integrada


El plan de estudios de la UPNA destaca por su estructura clásica, asignaturas modulares de seis créditos, pero con elementos distintivos desde el primer curso. La comunicación con pacientes y familiares se trabaja desde el inicio a través de pacientes simulados. En segundo curso arrancan las prácticas clínicas, lo que permite a los estudiantes familiarizarse pronto con el entorno hospitalario. “Ese contacto temprano les permite comprobar si esto es lo suyo desde muy pronto”, señala el vicedecano.

La simulación clínica es otro de los pilares del grado, con prácticas que van desde el uso de maquetas básicas, para técnicas como auscultación, sutura o cateterización, hasta escenarios complejos recreados con robótica avanzada: partos, reanimación en adultos y niños, atención al politraumatizado.“Todas las asignaturas tienen una parte de simulación clínica”, destaca Belzunegui.

Otro de los elementos clave es la asignatura Medicina Integrada, presente en todos los cursos y basada en el aprendizaje por problemas. En sexto año, esta asignatura se centra en medicina personalizada y de precisión, con participación de estudiantes de otras disciplinas como Derecho y Ciencia de Datos. “Queremos formar médicos preparados para el presente, pero también para lo que viene”, añade el vicedecano.

Una relación cercana con el profesorado


Ese modelo ha sido bien recibido por la primera generación de estudiantes, que ahora cierra el ciclo. Esther Etayo, una de las recién graduadas, recuerda que dudó hasta el último momento entre la universidad pública y la privada. “Mi madre, que es médica en el hospital, habló con gente que estaba implicada en el diseño del grado y me convencieron de que merecía la pena. Y no me he arrepentido”, explica. A lo largo de los seis años, destaca el contacto cercano con el profesorado: “Somos solo 60, y los profesores están muy implicados. Les hablas de tú a tú. Muchos estaban dando clase por primera vez y tenían muchísima ilusión”.

Celia Sáenz, compañera de promoción y procedente de Soria, coincide en esa percepción. “Nos reconocían por los pasillos del hospital, nos preguntaban qué tal íbamos. Además, después de cada curso recogían nuestras opiniones para mejorar el plan para los que venían detrás. Aunque no nos beneficiáramos nosotros, sabíamos que nuestra experiencia servía para pulir cosas”, cuenta.

Ambas coinciden también en valorar la práctica clínica desde segundo curso y los talleres de simulación como aspectos que les han ayudado a consolidar conocimientos de forma transversal. “Aunque en segundo no tienes ni idea de Medicina, empezar a estar en el hospital te abre el oído, te familiariza con lo que vas a vivir después”, explica Celia.

Expectativas para el MIR y futuro profesional


Con la etapa universitaria ya cerrada, el próximo reto para esta primera promoción es el examen MIR de enero. Aunque la universidad no prepara específicamente para la prueba, Belzunegui considera que el trabajo realizado les ha dotado de una buena base. “El MIR es un examen justo, pero limitado: evalúa conocimientos con tipo test, no tanto habilidades y competencias. Pero nuestras alumnas se han preparado durante un año en academias y ahora tienen siete meses full time para hacerlo”, señala.

Más allá de los primeros puestos, el vicedecano prefiere evaluar el rendimiento con criterios globales: el porcentaje de estudiantes situados en el cuartil fuerte, medio y débil del examen. “Aspiramos a estar entre las 15 mejores universidades”, confiesa, aunque matiza que es “una apuesta personal”.

Esther y Celia, como muchos de sus compañeros, se quedan en Pamplona para preparar el MIR. Ambas tienen preferencias por especialidades médicas y reconocen que las prácticas han sido clave para afinar sus gustos. “Me he dado cuenta de que el quirófano no es lo mío. Me gusta más la planta, la consulta”, señala Celia. Esther, por su parte, apunta a los cuidados intensivos, aunque mantiene la puerta abierta a otras opciones.

Impacto en el sistema navarro


La creación del grado ha supuesto también una contribución estratégica para el sistema sanitario navarro, que tradicionalmente ha tenido dificultades para cubrir plazas MIR, especialmente en Medicina Familiar y Comunitaria. Aunque solo el 40% de los estudiantes de esta promoción son navarros, la universidad espera que su incorporación futura ayude a paliar el déficit de profesionales.

El sistema sanitario se va a beneficiar. Ahora tenemos más egresados, más gente formada aquí que puede quedarse. Nos estábamos peleando con otras comunidades por los mil mejores del MIR. Esto va a cambiar la ecuación”, concluye Belzunegui.
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