Constatamos que las infecciones víricas son cada vez más frecuentes; así, del virus VIH, pasamos casi sin solución de continuidad a los virus de la gripe aviar, del ébola… y ahora al virus SARS-CoV-2, responsable inmediato de la Covid-19 (decimos inmediato, porque hay otras responsabilidades mediatas, que dejamos para más adelante). Con este SARS, la aludida frecuencia se ha incrementado significativamente: de la primera ola (primavera de 2020), pasamos a la segunda ola (otoño de 2020) y sin haber superado esta, parece que estamos ante la tercera ola, esperada para principios de 2021. Pero, salvíficamente, han aparecido diversas vacunas, calificadas como la luz del final del túnel.

Celebramos que Sociedades tan diversas como las china, estadounidense, europea y rusa (¡orden alfabético!) hayan sido capaces de llevar a cabo, y con éxito, los esfuerzos científico y financiero conducentes a la obtención de diversos bio-artefactos (vacunas) capaces de evitar más muertes de personas y empresas, tantas disfunciones personales, en definitiva, tanto sufrimiento.

Desde estas páginas virtuales hemos defendido reiteradamente la necesidad de encarar la Salud Pública desde el punto de vista de la noción de Salud Global, o Una Salud, o EcoSalud, o…
  1. La salud pública: hacia el nuevo paradigma (I)
  2. La salud pública: hacia el nuevo paradigma (II)
  3. La salud pública: hacia el nuevo paradigma (III)
Este término está tan en mantillas que aún no está pacíficamente aceptado su nombre. Pero esta situación de desarrollo embrionario no resta importancia a su contenido. 

El término de Salud Global tiene la virtud de ampliar la noción de globalización mucho más allá de su práctica exclusivamente económica y, sobre todo, financiera. Aunque nacida e impulsada en el seno del Convenio sobre Diversidad Biológica, en teoría, corresponde a la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsar el desarrollo y práctica de la Salud Global; no obstante, ya hemos advertido anteriormente la insuficiencia coercitiva de la OMS, pues sus directrices en realidad son meras recomendaciones, de las que los Estados que conforman la OMS pueden hacer caso omiso, sin sanción de ningún tipo y pueden llevar a cabo sus propias medidas, sin tener en cuenta la globalidad de cualquier pandemia.


"Afrontar el reto de contener o evitar cualquier pandemia requiere más, mucho más, que cambios en la naturaleza jurídica de la OMS"


También es cierto que afrontar el reto de contener o evitar cualquier pandemia requiere más, mucho más, que cambios en la naturaleza jurídica de la OMS, que ahora corresponde a la de organismo especializado de Naciones Unidas. Este “mucho más” se refiere a afrontar, para combatir o al menos mitigar los efectos del cambio climático, que alude al  incremento pausado pero inexorable de la temperatura de nuestro planeta; este cambio de condiciones atmosféricas se debe a la emisión de gases de efecto invernadero, a la deforestación, al uso indiscriminado de recursos naturales inertes, al uso intensivo de recursos energéticos fósiles, a procesos productivos nada sostenibles…

El cambio climático y la biodiversidad


El cambio climático afecta negativamente a la calidad de la biodiversidad existente en nuestro planeta y a la calidad de sus aguas y aire, repercutiendo todo ello en la salud de la gran mayoría de seres vivos, incluidos los que pertenecemos a la especie Homo sapiens, esto es, dicho de otro modo, en la salud de los ecosistemas.

En definitiva, se trata de preservar estos bienes, de carácter público (o sea, que no pertenecen a nadie en concreto), cuyo uso extractivo beneficia a unos pocos y cuando ese uso es negligente, además lo pagamos entre todos.

Las vacunas, aquellos bio-artefactos salvadores, no han de ser la excusa para olvidar la ineludible exigencia de afrontar y, si se puede resolver, las causas mediatas de la Covid-19 que acabamos sucintamente de describir. En manos de quienes gobiernan España está el corregir el rumbo, con la finalidad de ir más allá de las respuestas reactivas, pasando a implementar respuestas proactivas.