Dice el personaje de Aquiles en la película “Troya”, estrenada en 2004, que todo es más hermoso en esta vida porque tiene un final. No sólo comparto esta reflexión, sino que la hago mía ahora que, tras casi dos décadas, no formaré parte de las listas del Partido Popular al Congreso para las próximas elecciones generales.
Han sido más de 19 años como diputado por Madrid con muchas más luces que sombras, con muchas satisfacciones y grandes experiencias personales y profesionales que han marcado mi vida y que jamás olvidaré.

He visto pasar a tres presidentes del Gobierno, a nueve ministros de Sanidad… He participado en la tramitación de leyes vertebradoras del Sistema Nacional de Salud como las relativas a la cohesión y a la calidad del propio sistema, a la autonomía del paciente, la ordenación de las profesiones sanitarias, a las nuevas formas de gestión, a la investigación biomédica, al uso racional de los medicamentos… He coincidido con cientos de compañeros diputados, amigos en muchos casos, de mi partido y de otros partidos, con los que he trabajado siempre desde la búsqueda del consenso y siempre por y para el ciudadano; por y para el profesional sanitario; por y para la consolidación y el desarrollo de la sanidad española.

El balance de estos años es sin duda alguna muy positivo, como decía, tanto en lo personal como en lo profesional. Esperando haber estado a la altura de las circunstancias y de las exigencias, me voy satisfecho del trabajo que he realizado; complacido por lo mucho que ha avanzado el Sistema Nacional de Salud en las últimas dos décadas, por los granitos de arena que he aportado desde mi escaño, y deseando que cuestiones que no ha sido posible impulsar desde 1996, como el Pacto de Estado por la Sanidad o la libertad de elección de médico y centro en todo el país, salgan adelante en la próxima legislatura.

Después de casi veinte años en el Congreso de los Diputados, quiero agradecer al Partido Popular la confianza que ha depositado en mí durante todo este tiempo. Confianza, en primer término, para ser diputado por Madrid; confianza para ser portavoz de Sanidad durante tres legislaturas, y confianza, finalmente, para presidir la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales.

De igual modo, quiero agradecer al Grupo Parlamentario Popular el respaldo incondicional que me ha brindado; a mis colaboradores, su fidelidad, su apoyo y su ayuda constantes, y a la prensa, especialmente a la especializada, el buen trato que me ha dado y la buena relación que hemos mantenido.

Es mucho lo que me llevo y no hay palabras que describan el honor, el privilegio y el orgullo que siento por haber sido diputado. Concluye una etapa apasionante, pero hay vida más allá de la política, y aunque nunca he dejado de ejercer como médico y como cirujano, ha llegado el momento de retomar plenamente mi actividad profesional e iniciar una nueva andadura.

En “El curioso caso de Benjamin Button”, Queenie, madre adoptiva del propio Benjamin Button, dice algo así como que “nunca sabes lo que te sucederá”. Yo tampoco lo sé, pero sí tengo claro que el hospital universitario, que la innovación y que los avances terapéuticos son los mejores ámbitos en los que seguir trabajando y en los que continuar dando cumplimiento a aquello de “en cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos” que juré hace tanto tiempo… Y que siempre he tenido y siempre tendré presente.

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