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9 jul. 2023 10:20H
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Querido lector, hoy #MiTecho es de musica y gestion. De 'Los sonidos del silencio' de hace 50 años a 'Parar la tierra' de la actualidad. Te propongo escuchar estas dos canciones mientras lees el texto. Es una buena forma de entrenar los sentidos e integrar emociones.


En 1964 Paul Simon escribía una de las canciones más bellas de la música moderna, Los sonidos del silencio, aunque se hizo famosa años después, cantándola a dúo con Garfunkel. La canción habla de la soledad y la falta de comunicación en la sociedad, donde la gente se comunica a través del ruido y la superficialidad, pero con poca conexión real.

En la cultura oriental el silencio tiene una consideración especial. En el silencio se escucha lo importante, y lo importante es lo que no se dice. En la última estrofa de su canción, Paul Simon dice “dios siempre habla en el silencio”.

En las organizaciones sanitarias estamos habituados a gestionar el ruido, pero no tanto a gestionar el silencio. El ruido marca la agenda directiva. Titulares en prensa, redes sociales, quejas o reivindicaciones, ponen en marcha, de manera inmediata, la maquinaria para gestionar cada caso, pero la realidad es que los casos suelen ser la punta del iceberg. Debajo abundan los silencios en el tiempo, la incomunicación, la superficialidad en las relaciones profesionales, la falta de empatía y la incapacidad para no ver lo importante, lo que realmente cuenta.

El silencio es un mecanismo natural de defensa del ser humano, que trata evitar los enfrentamientos y asegurar su supervivencia. Los miedos la mayoría de las veces se manifiestan con silencios, especialmente en los profesionales más comprometidos con su trabajo.

Si el rendimiento máximo con nuestro trabajo se obtiene cuando hacemos lo que nos gusta y disfrutamos con ello, los directivos de las organizaciones sanitarias deberían de evitar los miedos en la organización, porque la gente no es feliz trabajando en equipos, centros u hospitales donde hay sordera y miedos, evidentes o latentes, porque el miedo paraliza y se convierte en el principal enemigo de la seguridad, la salud, la productividad y la satisfacción.

El liderazgo y la música siempre han estado muy relacionados como ejemplo de trabajo en equipo. Al igual que el directivo de un hospital, el director de orquesta marca el ritmo, los tiempos y compases de la partitura, mientras cada músico toca con maestría su instrumento. George Brecht (químico, músico y científico, 1926-2008), trabajó con el músico John Cage, un apasionado del silencio, en composición experimental, creando partituras con el uso del sonido del entorno.

Cage decía que “la música no es solo lo que se escucha, sino todo lo que acontece”, y esto es aplicable a la gestión de las organizaciones sanitarias, ya que los hospitales son estructuras productivas de gran complejidad, donde trabajan personas con alto nivel de conocimiento, para personas en momentos de máxima vulnerabilidad. En este contexto, es tan importante estar atentos a lo que se escucha, como a todo lo que acontece.

El 29 agosto 1952, en el Maverick Concert Hall de Woostock (NY), se presentó la obra de John Cage "4´33”.  El título “4 minutos 33 segundos” es el tiempo dedicado al silencio frente al piano, lo que no obvió que el público rompiera en aplausos, después de haber disfrutado solo del sonido ambiental que se apreció durante ese tiempo. El autor pretendía que se oyeran los ruidos ambientales del lugar donde la pieza fuera interpretada.

En su afán por conocer el silencio puro, Cage entró en la cámara anecóica de la Universidad de Hardvard, un espacio blindado, aislado totalmente del exterior. Su sorpresa fue que, aún estando aislado, percibía dos sonidos. Preguntando al técnico lo que significaban, éste le respondió: El sonido alto más agudo, corresponde a su sistema nervioso en funcionamiento, y el bajo, más grave, a su circulación sanguínea. La conclusión del músico fue “habrá sonidos hasta que muera. No existe el espacio o el tiempo vacío”.

Medio siglo después de Los sonidos del silencio de Paul Simon, en la era de internet, la inmediatez y las conexiones, la comunicación entre personas y en las propias organizaciones sanitarias, sigue dominada por el ruido y la superficialidad. Es necesario dejar espacio al silencio para identificar lo realmente importante, lo que piensan y sienten nuestros profesionales y poder prestarles la atención y el tiempo que se merecen. 

Ahora, otros artistas actuales como Viva Suecia, insisten en el mensaje, como en su canción Parar la Tierra, donde dicen: “No vas a poder parar la tierra, nadie tiene sed de la tormenta, lo que no se ve es lo que cuenta”, y es que los silencios hablan, y a veces tan fuerte, que no les escuchamos.