Yo sí creo que son sinceras y coherentes las palabras del que hasta ahora, y desde marzo de 2010, ha sido consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, porque, al menos en mi opinión, siempre fueron esos valores los que le ayudaron, en su cuaderno de bitácora, a mantener el rumbo del barco, aunque zozobrara, como ha sucedido con los vientos de tantas mareas que desde el principio se posicionaron en contra de su proyecto de externalización, que muchos han querido presentar en sociedad como de privatización, cuando realmente se trata de dos cuestiones muy diferentes.

Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha tomado la decisión de “mantener la suspensión cautelar del proceso” y no seré yo quien critique la postura y los conocimientos de los jueces, pero de momento no se ha dictado ninguna sentencia ni en uno ni en otro sentido. Yo desde el principio me posicioné a favor de la externalización de la sanidad pública como posible solución a los problemas de gestión pública y oficial a la que se tienen que enfrentar día a día muchos de los gerentes de una gran mayoría de hospitales públicos en España y en Madrid, y ahora no voy a cambiar de opinión, porque esa sería la postura más fácil.

Aún a sabiendas de seguir siendo criticado, como me ha sucedido desde el principio de esta historia, incluso por muchos de mis grandes amigos, algunos de ellos perdidos en el proceso, mi coherencia me pide escribir esta tribuna de opinión, para agradecer muy sinceramente a Javier Fernández-Lasquetty, como enfermero y como médico, la gestión realizada al frente de la Consejería de Sanidad en muchos aspectos, pero destacando su afán de mejora y su gran capacidad de diálogo; al menos conmigo siempre ha sido así.

Hablamos largo y tendido sobre la conveniencia de mejorar la humanización y la comunicación en la sanidad madrileña y se ha puesto en marcha una normativa que permite que el paciente pueda entrar en las urgencias hospitalarias acompañado de un familiar, al tiempo que se ha empezado a desarrollar un programa de Formación en Habilidades de Comunicación para todos los informadores de los hospitales madrileños, tratando de conseguir una sanidad pública más cercana y mas humanizada. Pero teníamos muchos más proyectos en cartera en torno a esa necesaria humanización, que confío que el nuevo consejero, Javier Rodríguez, quiera seguir defendiendo.

Si tuviera que identificar con un adjetivo la semblanza del consejero que se va, utilizaría el de humanización, un valor que siempre ha defendido y del que ha hecho gala con su trabajo al frente de la Consejería. Ahora y tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el presidente de la Comunidad anuncia  que por la incertidumbre, falta de seguridad y certeza jurídica, deja sin efectos la externalización de los seis hospitales madrileños, y de justicia me parece que Javier Fernández-Lasquetty deje su cargo, como él mismo ha dicho, “por rectitud y sentido de responsabilidad”. Una postura que le dignifica y que no es nada común en los tiempos que corren.

Y en fin, ahora seguiremos con la misma pregunta: si la externalización de la sanidad no es buena, o no se ajusta a la Ley, ¿cuáles serían las soluciones que nos han de proponer los expertos para conseguir esa gestión eficaz que muchos defendemos? ¿Seguiremos contando con una sanidad pública que no es capaz de optimizar sus recursos para mejorar la sostenibilidad del sistema, sencillamente porque los actuales modelos de gestión no se lo permiten?.


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