El sistema sanitario público de Cataluña es fruto de nuestra historia, desde la alta Edad Media hasta la Mancomunidad y el intento de la Segunda República. El papel de la sociedad civil, del municipalismo, del mutualismo, de las órdenes religiosas quedaron asumidos en la red sanitaria pública ya en 1980 en el primer mapa sanitario de Cataluña elaborado por el consejero Ramón Espasa (miembro en aquel momento del PSUC) en el Gobierno de la Generalitat del presidente Tarradellas. Cataluña reclamó rápidamente competencias sanitarias en el Estatuto de Autonomía de 1979. Cataluña no tiene tradición de sistema de Seguridad Social y durante el franquismo coexistió con la red sanitaria pública y privada.

Es decir, Cataluña construyó su modelo antes que la Ley General de Sanidad (1986) y lo consolidó en la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña (LOSC, 1990), separando la función de gobierno, aseguramiento público y provisión.

Este preámbulo me sirve para argumentar que, durante mi etapa de consejera de Salud (2003-2010), intenté buscar el consenso en temas normativos básicos y de modelo.

Las leyes del Instituto Catalán de la Salud (ICS, 2007), Ley de Salud Pública (2009) y modificación de la LOSC para universalizar el sistema sanitario público en Cataluña fueron aprobadas por práctica unanimidad.

La Ley del ICS convirtió al antiguo Insalud en Cataluña en una empresa pública, sumando a una parte substantiva del modelo catalán un sector público empresarial (gestiona alrededor del 80% del presupuesto de servicio sanitario). Descentralización, desconcentración y autonomía de gestión eran principios inspiradores de la norma, asumidos por todos en aquel momento.

En España, en el Consejo Interterritorial, trabajé en un gran pacto de Estado en un momento donde no eran los recortes los protagonistas, pero sí creía que teníamos obligación política y moral de impulsar reformas para garantizar la calidad, la equidad y la sostenibilidad. Continúo defendiendo lo mismo, tanto en Cataluña (de nuevo inmersos en un pacto) como en España y en la Unión Europea.

En seis grandes temas intentaré resumir lo que creo más substantivo de mi mandado en el Departamento de Salud (2003-2010):

- Presupuesto con visión plurianual a ocho años, que incorporaba un plan de inversiones arquitectónicas, de eficiencia energética y de tecnología. En el año 2003 el presupuesto era de 860 euros/persona año y en el 2010, 1.300 euros/persona año. Habíamos querido llegar a 1.500 euros pero la crisis frenó el crecimiento. El gasto en 2014 es de 1.100 euros. Si ya en el 2010 era un 25% inferior a regiones europeas con nivel de riqueza similar, ahora está por debajo del 30% con efectos en la equidad, la accesibilidad, en los profesionales y en la economía. El gasto sanitario en España es de un 9% en PIB, según datos OCDE del 2011 (73% público y 27% privado; en Cataluña, en torno al 8%, con un gasto per cápita total de 1.848 euros, 606 privados y 1.242 públicos, según datos del Ministerio de Sanidad de 20131). Decidimos invertir un 3% cada año para reformas, mantener o construir de nuevo. La población de Cataluña pasó de 6 a 7,6 millones de habitantes en diez años.

- La Salud Pública, la prioridad. La Ley de Salud Pública creaba una Agencia interdepartamental, interadministrativa con los ayuntamientos e intersectorial. El Plan Interdepartamental de Salud Pública (aprobado recientemente) debe abordar con presupuesto, rigor y evaluación la promoción, la protección de la salud y la prevención de la enfermedad, y aún más en un momento de grandes desigualdades sociales. Salud alimentaria y actividad física, salud sexual y reproductiva y salud mental y adicciones junto a salud laboral, movilidad y medio ambiente son los grandes retos.

- Planificación estratégica y operativa en todos los ámbitos y niveles. Dar sentido operativo al Plan de Salud, un nuevo mapa sanitario (2006) que substituyó al de 1980, que incorporó ya el mapa de salud pública y el sociosanitario para encarar el gran reto humanístico y de sostenibilidad del sistema que es el envejecimiento. Los planes directores por grupos prevalentes de contactos sanitarios (plan salud materno-infantil-salud sexual y reproductiva, plan atención emergencia y urgencias, plan pediátrico) y de enfermedades (circulatorias, oncológicas, crónicas con necesidades sociosanitarias, especialmente demencias y cuidados paliativos, respiratorias, aparato locomotor) y plan director de inmigración. Esta fórmula de planificación estratégica-operativa ha dado los mejores resultados ya evaluados. (Algunos ejemplos: código infarto, ictus, diagnóstico rápido cáncer, morir en el domicilio, parto natural, guía de ITS/VIH/sida, modelo urgencia extrahospitalario, paciente con enfermedad respiratoria o cardíaca, crónica experto,....) Asimismo, una estrategia TIC-salud a ocho años para implantar historia clínica compartida en toda la red, incluyendo sociosanitario y salud mental, receta electrónica, digitalización imágenes, anatomía patológica, telemedicina. Y, en paralelo, la estrategia Política del Medicamento y prescripción farmacéutica de calidad a todos los niveles, extendiendo los protocolos y receta electrónica desde la atención primaria a los hospitales, los servicios sociosanitarios y la red de salud mental. Iniciamos los acuerdos de riesgo compartido con la industria farmacéutica en relación a la innovación. La asignación presupuestaria de base territorial del Servicio Catalán de la Salud y el territorio (7 regiones o 29 sectores) o el contrato entre él y el proveedor sanitario identifica las prestaciones y los indicadores de actividad, calidad, equidad y eficiencia. Progresivamente, el Departamento de Salud se dotó a través de la Agencia de Evaluación y Calidad de instrumentos de control y rendimiento de cuentas, creándose la Central de Resultados en 2009 (con ya muchos informes publicados).

- Plan de Accesibilidad y Resolución, el elemento más crítico de los modelos de Sistema Nacional de Salud.
Identificamos la necesidad de protocolizar las emergencias más comunes: infarto, ictus, politrauma, suicidio-agitación psicomotriz... También los circuitos de enfermedades graves como el cáncer y nuevos screenings poblacionales como el de cáncer de colon-recto. Garantizar por norma el tiempo de espera máximo de seis meses en 14 procedimientos quirúrgicos y monitorizar tiempo de espera en atención primaria, visitas especialistas, pruebas diagnósticas y todas las intervenciones quirúrgicas. La accesibilidad y las listas de espera son una de las consecuencias de los recortes en Cataluña, empeorando en más del 30% entre 2010 y 2013 las quirúrgicas en tiempo de garantía.

- Acuerdo con los profesionales. Modelo retributivo que incorporó definitivamente carrera profesional, parte de incentivos variables individuales y de centro/equipo. Normalizó a los profesionales del ámbito sociosanitario y salud mental.
Potenciamos las competencias de los profesionales de enfermería y dejamos acordado un nuevo modelo de concertación de las oficinas de farmacia comunitaria (todavía sin resolver, inmersos en los retrasos de pago de los últimos años).

- Elaboración de un Plan Director de Investigación e Innovación en Salud. Consolidación de nueve institutos de Investigación Biomédica a través de fundaciones vinculadas a hospitales, servicios comunitarios y a las universidades, con el Instituto Carlos III. Liderar el sector salud como sector económico clave en Cataluña, aspirando a ser una biorregión competitiva a nivel europeo y mundial. Vinculamos sector primario, industrial y servicios privados y públicos. La marca BCN-Cataluña Salud parte de modelo con valor añadido de la economía catalana.

En Cataluña tenemos un sistema sanitario con calidad, pero frágil en estos momentos. Debemos volver a acuerdos básicos y a liderar el presente y el futuro, al menos a medio plazo, 2015-202.

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