Magaceda Navas y Adrián Manzanaro, presidenta y vicepresidente del Sindicato de Farmacéuticos No Empresarios de Madrid (Sifnema), respectivamente.
En un momento crucial para la profesión farmacéutica, en plena negociación del n
uevo convenio colectivo, el Sindicato de Farmacéuticos No Empresarios de Madrid (
Sifnema) se posiciona como una de las voces mas reivindicativas en la defensa de los derechos laborales dentro de las
oficinas de farmacia.
Su presidenta,
Magaceda Navas; y su vicepresidente,
Adrián Manzanaro, explican en esta entrevista con
Redacción Médica las principales preocupaciones de estos profesionales y reclaman más visibilidad del papel clínico del farmacéutico adjunto.
Ambos subrayan la urgencia de medidas como la reducción de jornada, un
modelo de guardias más justo, la recuperación del poder adquisitivo perdido, así como la creación de una red de apoyo frente al
aislamiento laboral que consideran que sufren muchos trabajadores del sector.
¿Cuáles son actualmente las principales reivindicaciones de Sifnema?
Magaceda Navas: Principalmente, las reivindicaciones son de índole laboral. Empezando por peticiones tan sencillas como que se cumpla el convenio vigente. Tenemos numerosas consultas en el sindicato sobre cuestiones básicas, como, por ejemplo, poner el calendario laboral antes del 31 de marzo,
cómo se remuneran los festivos... Reivindicaciones que parecen sencillas pero que no se cumplen.
También reivindicamos nuestra labor como profesionales sanitarios. Tenemos la sensación de que todos hacemos de todo, y es verdad que nosotros somos los profesionales del medicamento, pero
no se nos reconoce como se debería.
Reivindicar el papel profesional del farmacéutico adjunto ha sido uno de los ejes centrales de la entrevista.
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¿Qué objetivos se ha marcado el sindicato a corto y largo plazo en cuanto a condiciones laborales, reconocimiento profesional y representación dentro del sector?
Adrián Manzanaro: A corto plazo, como indicaba Magaceda, el objetivo es de índole laboral. Nuestra naturaleza como sindicato es conseguir una
reducción de la jornada laboral, que ahora está de moda, pero que en sanidad debería haberse producido hace años. En nuestro sector, en cambio, en cada convenio aprobado se han ido subiendo las horas anuales, al contrario que en la mayoría. También buscamos la
recuperación del poder adquisitivo, perdido desde 2010, tanto de técnicos auxiliares como de adjuntos, el colectivo que representamos.
Otro objetivo a corto plazo es
reequilibrar la capacidad de negociación del trabajador, con aspectos no necesariamente económicos, como periodos de preaviso o de prueba más cortos. También nos gustaría que las
relaciones con las instituciones farmacéuticas, como los colegios, fueran más fluidas y que realmente representen a los adjuntos.
La impresión que tenemos es que están copadas por farmacéuticos titulares, y no se presta suficiente atención a un colectivo más grande, como es el de
los adjuntos. Lo vimos hace poco con el
Colegio de Farmacéuticos de Madrid: les pedimos que publicaran el convenio sobre los días 24 y 31 de diciembre, y no quisieron. Sin embargo, sí publican contenidos que afectan exclusivamente a titulares.
Estos objetivos a corto plazo son ambiciosos, pero creemos que son de justicia, ya que nunca se nos ha tenido en cuenta.
A largo plazo, buscamos que
se reconozca profesionalmente la figura del adjunto, ya que, especialmente en farmacias medianas o grandes, la carga profesional recae sobre él. Queremos crear una red efectiva de comunicación y apoyo entre compañeros.
Muchos se sienten muy solos, al estar trabajando con uno o dos técnicos o adjuntos. Nos gustaría que esa red perdure más allá de que Magaceda y yo estemos al frente del sindicato, y que se institucionalice como un canal de comunicación independiente.
También queremos fomentar funciones pedagógicas en temas como
relaciones laborales o prevención de riesgos, y colaborar en divulgación científica, como ya hemos hecho en ocasiones.
¿Cuáles son hoy las mayores preocupaciones de los farmacéuticos no titulares que trabajan en oficinas de farmacia? ¿Han cambiado en los últimos años?
Adrián Manzanaro: La mayoría de preocupaciones que nos trasladan tienen que ver con la pérdida de poder adquisitivo. Con las
subidas del IPC (Índice de Precios de Consumo) y el desfase respecto a los salarios, la pérdida desde 2010 es de hasta seis puntos. También hay
muchas dificultades para conciliar, sobre todo en zonas urbanas, donde aumentan las farmacias de 365 días, lo que genera jornadas difíciles de compatibilizar con la vida cotidiana.
"Los farmacéuticos adjuntos necesitamos conciliar; deben crearse pluses para los festivos y fines de semana".
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Se promueven
jornadas parciales que no permiten un desarrollo económico familiar. Y algo más exclusivo de los adjuntos: el intrusismo laboral, que muchas veces se fomenta desde la propia empresa.
Es más barato contratar a un técnico que a un farmacéutico, y se utiliza mucho eso de que "todos hacemos de todo". Pero el trabajo del farmacéutico debe ser clínico y requiere la
formación específica que da la carrera de Farmacia. No cualquier persona puede desempeñarlo, por muy formada que esté.
En un momento en que se está negociando el nuevo Convenio Colectivo de Oficinas de Farmacia, ¿qué pide Sifnema que se incluya o modifique en este nuevo marco?
Magaceda Navas: Son muchos los aspectos que modificaríamos. No solo tenemos peticiones económicas, también en otros niveles. Por ejemplo, reducir el tiempo de preaviso, que creemos excesivo:
90 días no se ajustan a la realidad actual.
También pedimos reducir la jornada laboral. No puede ser que sigamos aumentando horas. Queremos que se nos tenga en cuenta para poder conciliar. También proponemos crear
pluses para los festivos y fines de semana, que no pueden considerarse días normales.
¿Qué aspectos del convenio actual consideran especialmente obsoletos o perjudiciales para los trabajadores no empresarios?
Magaceda Navas: Lo relacionado con el desarrollo profesional. Ahora mismo, la única forma de crecer es comprar una farmacia. Técnicos y auxiliares pueden ascender estudiando, pero nosotros no. Sería deseable pensar, aunque sabemos que es difícil, en
una especialidad de farmacia comunitaria, donde podamos demostrar todo lo que sabemos y aportamos como profesionales del medicamento.
Adrián Manzanaro: Esa especialización debería permitir un desarrollo profesional dentro de la farmacia, algo que muchos compañeros demandan al sentirse estancados. Y, por supuesto, ese desarrollo debe ir acompañado de una
remuneración económica que también repercuta positivamente en la farmacia.
Uno de los temas históricos en el sector es el de las guardias. ¿Qué planteamiento tiene Sifnema sobre las condiciones actuales de las guardias y qué cambios propone?
Adrián Manzanaro: Es un problema de la patronal, no de la profesión. Se presenta como si fuera un problema colectivo, pero no lo es. Las guardias son una contraprestación que la Administración exige a cambio de beneficios como
el monopolio del medicamento, la limitación de competencia entre farmacias, la transmisión hereditaria de licencias, etc. Muchas otras profesiones
desearían esas ventajas.
Los portavoces de Sifnema proponen un sistema de guardias similar al de Vizcaya.
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Aun así, queremos aportar. Un modelo que nos parece interesante es el de Vizcaya: se elige una farmacia que hace la guardia durante todo el año, y su coste se reparte entre todas las farmacias de la zona. Eso compensa el esfuerzo. A veces,
el sistema actual no tiene lógica: un centro de salud está de guardia en un pueblo, y la farmacia en otro a 10 o 20 km. Sería mejor centralizarlo, pero también hay que evitar que unas farmacias salgan más perjudicadas que otras.
Un modelo así podría explorarse.
¿Cómo valora el sindicato la situación actual en materia de conciliación laboral y permisos retribuidos? ¿Qué medidas cree que serían necesarias para mejorarla?
Adrián Manzanaro: La conciliación es complicada, sobre todo en Madrid, nuestro ámbito de actuación. Desde la
Ley de Ordenación y Atención Farmacéutica de diciembre de 2022, han aumentado las farmacias 365 días, con jornadas difíciles de compaginar con la vida personal. Muchos trabajadores acaban optando por reducciones de jornada, con la consiguiente
pérdida económica.
Falta pedagogía, tanto entre titulares como trabajadores. No se conocen bien los derechos, ni se piden ni se respetan. Hay impedimentos incluso para solicitar días de asuntos propios, lo que genera un
mal clima laboral. Y, además, la Administración no ordena de forma lógica el sector, porque cuenta solo con los colegios profesionales, donde en teoría estamos representados, pero no es así. Los adjuntos somos mayoría colegiada, pero
no nos sentimos representados. Es un círculo vicioso: si no se sienten representados, no participan; si no participan, el colegio no puede recoger sus demandas.
¿Qué papel está jugando la digitalización en el día a día de los farmacéuticos de oficina? ¿Está habiendo formación y adaptación adecuadas, o se sienten desbordados?
Adrián Manzanaro: La digitalización llega poco a poco, pero muchas veces vamos sobre la marcha. Hay cosas que ya deberían estar superadas, como seguir
recortando el cupón precinto con cúter y pegarlo en papel. Con los últimos cambios, como los del Real Decreto sobre medicamentos veterinarios, los compañeros a veces se sienten perdidos. Aun así, dentro de las farmacias suele haber algo de formación y ayuda entre compañeros. Los
chats privados, las redes sociales y grupos de apoyo ayudan mucho. El problema viene cuando alguien ha estado un tiempo fuera del sector y al volver no hay formación para ponerse al día.
Magaceda Navas: Gracias a la ayuda entre nosotros vamos resolviendo problemas y tirando adelante. A veces nos sobrepasa, pero
lo vamos sobrellevando.
La jubilación anticipada es una reivindicación presente en varios colectivos sanitarios. ¿Defiende Sifnema esta posibilidad también para los farmacéuticos asalariados? ¿Por qué?
Magaceda Navas: Ahora estamos más centrados en reivindicaciones del día a día, pero no olvidemos que también somos sanitarios, como se vio en la pandemia. A medida que pasan los años, se hacen más duras determinadas condiciones:
muchas horas de pie, cargas físicas… Sería importante contemplar este aspecto.
Adrián Manzanaro: Además, hay casos extremos donde ni siquiera se permite a los trabajadores
tener una silla para descansar o atender. Eso aumenta los riesgos laborales y, con la edad, son más difíciles de soportar. Durante la pandemia demostramos que sufrimos
los mismos riesgos que otras profesiones sanitarias. Es algo que debemos trabajar para conseguir.
Finalmente, ¿creen que los farmacéuticos no empresarios tienen suficiente visibilidad y peso en las decisiones que afectan al sector? ¿Qué se puede hacer para reforzar su representación?
Adrián Manzanaro: Creemos que no. Los compañeros no se sienten escuchados. Por eso nació nuestro sindicato. Nos movimos porque
no había representación colectiva de los adjuntos. Ahora nos conocen más, tenemos más afiliados, recibimos muchas consultas, y por primera vez en la negociación del convenio hay una asociación de farmacéuticos sentada en la mesa de trabajadores, que es la plataforma sindical Fefane.
Aún
estamos lejos de tener la visibilidad justa. Muchas veces hemos pedido al colegio que nos dé visibilidad y solo nos hemos encontrado con la puerta cerrada. Ahora, gracias a nuestra participación en el convenio, mucha gente nos está conociendo y nos escriben mensajes agradeciéndolo. Ese es nuestro objetivo, que exista
una red de contacto entre compañeros.
"Los farmacéuticos adjuntos no nos sentimos escuchados".
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