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Alexia Hartmann quería unir su vocación por la Medicina con sus otras dos pasiones: la naturaleza y el deporte

Alexia Hartmann, médica, cuenta cómo es trabajar como médica en repatriaciones.
Alexia Hartmann, médica.


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Alexia Hartmann acaba de llegar a la habitación de un hotel en Australia tras una intensa misión de repatriación. Han sido muchas horas sin poder dormir, con una escala "muy larga" desde Alemania y el cansancio en el cuerpo se nota, pero no es un problema si piensa que, con su ayuda, un paciente ha regresado sano y salvo a su país de origen. Y es que esta médica, quien actualmente vive en Oviedo, cogió un camino poco habitual, incluso se podría decir que casi desconocido, dentro de la sanidad. Dejó atrás la idea de formarse como MIR y trabajar en un hospital para intentar vincular su pasión por este sector con la naturaleza y el deporte. De esta forma, encontró un puesto que cumple con sus estándares y donde, por el momento, se siente realizada: la Medicina Aérea de Repatriaciones.

Que su padre sea médico ha influido en que Hartmann decidiese hacer Medicina, aunque también vio la cara negativa de esta profesión desde que era niña. "Sé lo duras que son las guardias de 24 horas y le he visto cómo se perdía días importantes, como los cumpleaños. Sabía que no todo era fantasía, pero siempre he tenido cierta curiosidad sobre el funcionamiento del cuerpo humano y de ayudar a las personas, así que opté por entrar a esta carrera”, ha explicado a Redacción Médica.

Durante los años de facultad, Hartmann sufrió una "crisis existencial" porque se dio cuenta de que ella no quería dedicarse al ámbito hospitalario. "No me gustaba ese estilo de vida", ha reconocido. Pero, cuando terminó la carrera, migró a Alemania para hacer el MIR, ya que los futuros especialistas tienen la obligación de rotar por distintas disciplinas sanitarias durante los primeros años hasta decantarse por la rama a la que quieren dedicarse. De esta forma, tendría el suficiente tiempo para decidir en qué especialidad encaminaría su futuro. 

Pero la vida cambia de un día para otro, casi sin darnos cuenta, y mientras Hartmann esperaba la homologación de su título en Alemania, recibió una oferta de un trabajo en el sector sanitario, en Ibiza. "Durante el tiempo que estuve trabajando allí me di cuenta de que la Medicina convencional no era mi sitio, y empecé a buscar otro tipo de empleo dentro del sector. Tenía claro que quería ser útil como médica, y a la vez, vincular mis conocimientos a mis otras pasiones: la naturaleza y el deporte", ha enfatizado.

Medicina enfocada al ámbito del rescate


Tras mucho indagar, encontró formaciones específicas para médicos en el ámbito del rescate, en zonas como la montaña y el mar. En definidas cuentas, en entornos hostiles. Es "pura" Medicina, pero lejos del ámbito hospitalario, que era precisamente lo que ella buscaba.

De esta forma, obtuvo los diplomas de dos formaciones. El primero, sobre Medicina de Montaña y Expediciones, y el segundo, relacionado con el entorno hostil. "Durante estas formaciones me llamó mucho la atención el trabajo que se hacía con los helicópteros, principalmente el rol que tenía el médico rescatista en ellos", ha aclarado.

Alexia Hartmann durante una de las repatriaciones.


Especialidades dentro de la medicina aérea


Lamentablemente, con los títulos que tenía no era suficiente para poder optar a este puesto que tanto anhelaba. Así, estuvo buscando información y encontró algunas comunidades autónomas que sí ofrecían esta formación sobre Medicina Aérea, que incluye tres especialidades distintas: Helicopter Emergency Medical Service (HEMS), para helicópteros medicalizados, donde viaja médico y enfermero; Search and Rescue (SAR), enfocado en entrar en un equipo especializado de rescate, sin médico; y Ala Fija, para trabajar en ambulancias aéreas, que son pequeños jets equipados con material médico.

Esta especialidad de Ala Fija fue por la que se decantó Hartmann. La formación consistía en una semana de teoría y luego un bautizo, donde subías en un helicóptero para ir a atender a un paciente en peligro."En otra actividad que hicimos una persona simulaba una caída en una piscina y hacíamos que era como un rescate en el mar, y había que hacer una apnea estática", ha explicado.

¿Qué es ser médica de repatriaciones?


Fue precisamente en esa práctica donde “conectó” con su monitor, que resultaba ser piloto de helicópteros y se dedicaba a los rescates marítimos, y fue esa persona la que la ayudó a conseguir un trabajo como médica de repatriaciones. “Yo no tenía ni idea de qué era eso. Me hicieron la entrevista y les gusté, sobre todo porque hablo seis idiomas", ha resaltado.

Pero, ¿cómo es trabajar en la repatriación médica? Tal y como ha explicado Hartmann, te dan un caso donde tienes que buscar a un paciente en estado crítico en un determinado país, y tu objetivo es llevarlo a su lugar de origen y encargarte de que se mantenga estable durante el vuelo de regreso. "Cuando llegas, imagínate, a Filipinas, te encuentras con el resto del equipo médico y, desde ahí, inicias tu misión en el avión ambulancia hasta el hospital de destino, que igual puede ser Canadá. Es un servicio mundial", ha argumentado.

Alexia Hartmann en una de las zonas hostiles.


Repatriaciones de los médicos al mes


En un mes puede haber varias salidas que pueden durar desde 24 horas hasta una o dos semanas fuera, dependiendo si el trabajo hay que hacerlo dentro de Europa o no. "En verano sueles salir dos o tres veces al mes, y en invierno menos. ¿Cuál es el problema? Que no hay seguridad al 100 por ciento de hacer un traslado", ha indicado.

Lo más difícil de este trabajo, a nivel físico y psicológico, es el cansancio que sufres. "Cuando viajas a un sitio ya vas sin dormir y, cuando inicias la misión, no descansas nada. Es un cúmulo de estrés y cansancio importante mientras estás manejando al paciente. Es verdad que cuando lo subes a la avioneta y te lo llevas a su país ya está estable, pero siempre tienes que estar atenta. Por ejemplo, ahora que estoy en Australia, llevo 31 horas de misión”, ha lamentado.

La burocracia dentro de la medicina de repatriación


Aunque normalmente "siempre"  estás acompañado durante estas misiones, el tiempo de descanso es "muy pequeño". "Es como si iniciaras una guardia de 24 horas y el día de antes no has dormido. Es duro. Y luego hay muchos problemas burocráticos. Temas que, por lo general, un médico no se tiene que hacer cargo, pero aquí tienes que entender mucho de seguros, llamar a mucha gente y hay muchos perfiles de por medio antes de poder efectuar el traslado. Y luego, otro aspecto negativo, es que te tienes que ‘pelear’ con todo el mundo. Llegas a un hospital y ves que no han hecho las pruebas necesarias al paciente y tienes que solicitarlas", ha detallado.

De cara al futuro, como Hartmann tiene los dos diplomas relacionados con la expedición en entornos hospitales, quiere centrarse ahora en encontrar un empleo relacionado con la medicina de expedición. “Yo me he interesado por un equipo de España que quiere ir a la Antártida a investigar sobre el deshielo. Como donde van a ir es un entorno hostil y la posibilidad de tener atención sanitaria es mínima, se llevan a un médico para cubrir ese déficit. Por tanto, eres parte del equipo de rescate y de la atención sanitaria hospitalizada", ha concluido.
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