Desde 2003, el movimiento Movember ha convertido noviembre en un mes dedicado a
visibilizar cuatro grandes desafíos que afectan de manera crítica a los hombres: el
cáncer de próstata, el cáncer testicular, el cáncer de mama y la salud mental, con especial atención a la prevención del suicidio. Este año, el lema internacional incide en la urgencia de cambiar la narrativa, romper estigmas y
favorecer un acceso temprano a los cuidados.
Alineado con este propósito, el
Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (Codem) ha apostado por
apoyar el movimiento con una acción propia: un encuentro profesional y testimonial para analizar las barreras que siguen impidiendo a los hombres
pedir ayuda y para visibilizar la importancia del
liderazgo enfermero en la transformación de su salud.
El acto, celebrado en la sede del Codem y coordinado por Pedro Soriano, director de Comunicación del Colegio, reunió a enfermeras especialistas, psicólogos y pacientes expertos con el objetivo de promover un
debate abierto y propositivo. "Si no generamos diálogo y educación, seguiremos llegando demasiado tarde. La Enfermería no solo se preocupa por la salud masculina: también se ocupa de
transformarla", afirmó Soriano durante la sesión.
Silencio, estigma y masculinidad que dificulta pedir ayuda
El primer bloque del encuentro analizó las raíces culturales que dificultan que los hombres acudan al sistema sanitario. Según Carlos Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Enfermería Urológica (AEEU), "el rol de fortaleza impuesto hace que lleguen solos, tarde y con miedo, siendo la enfermera un
apoyo esencial". La enfermera del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Silvia Trigos, señaló que "el diagnóstico impacta profundamente en su identidad", mientras que el psicólogo general sanitario en la Asociación Española de Apoyo en Psicosis (Amafe), Daniel Jiménez, destacó que "la soledad y el miedo al estigma llevan a los hombres a
ocultar su malestar, aunque hablar forma parte del tratamiento".
Los testimonios de pacientes mostraron cómo estas barreras se traducen en
ansiedad y retrasos en el diagnóstico. Santiago Gómez, paciente y vicepresidente primero de la Asociación de Cáncer de Próstata (Ancap), describió su proceso como "lleno de obstáculos emocionales" mientras Juan Pedro de la Morena, paciente con la misma afección y también miembro de Ancap, compartió cómo el diagnóstico llega, a menudo, en un momento vital especialmente vulnerable. Por su parte, Jesús Paramio, paciente de cáncer de mama perteneciente a la Asociación INVI, lamentó la
invisibilidad del cáncer de mama masculino, que genera desconcierto y falta de referentes.
La salud mental siempre presente
En el bloque de salud mental se destacó la dificultad persistente de los hombres
para pedir ayuda emocional. El enfermero de Salud Mental miembro de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (Aeesme), Juan Manuel Bahamonde, explicó que "muchos llegan con
defensas elevadas por miedo a mostrar vulnerabilidad", mientras, la también enfermera especialista en Salud Mental, Andrea Lombardero, añadió que "una vez acompañados, suelen comprometerse con el proceso, aunque el primer paso sigue siendo una
barrera importante".
Prevención y cribados: la enfermería como puerta de entrada
Los profesionales coincidieron en que la prevención falla por
falta de información. Trigos recordó que el "PSA es una prueba sencilla y eficaz que muchos hombres no piden por desconocimiento", mientras Soriano insistió en la raíz cultural en la que vivimos: "La prevención
no puede depender únicamente de la
voluntad individual. Necesita acompañamiento, accesibilidad y educación sanitaria".
Los participantes resaltaron el papel central de la Enfermería en la atención técnica, la educación sanitaria y el apoyo emocional y destacaron que las enfermeras
ayudan a recuperar calidad de vida. Además, se planteó avanzar hacia una especialización enfermera en
Urología que garantice continuidad y aproveche la experiencia existente.
Qué necesita la salud masculina para cambiar
Las conclusiones apuntaron a actuar en varios frentes: educación sanitaria desde edades tempranas, campañas claras sobre patologías masculinas, espacios seguros para expresar emociones y profesionales bien formados. Se insistió en
impulsar un cribado poblacional de cáncer de próstata, reforzar el liderazgo enfermero y promover referentes masculinos en salud. El encuentro cerró con un llamamiento a la
responsabilidad compartida y al cambio cultural: la prevención no entiende de géneros y la Enfermería seguirá liderando la transformación desde la educación y el acompañamiento.
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