Cuando tuve la ocasión de conocer el proyecto Inidress, supe inmediatamente que tenía que integrarme en el mismo. Reconocí la nobleza de dicho proyecto, su envergadura, su ambición y su enorme potencial en el campo de la Responsabilidad Social Sociosanitaria (RSS). Este nuevo concepto, evolución natural de la Responsabilidad Social Corporativa, abría nuevos espacios de discusión y abonaba el terreno para fomentar todas aquellas iniciativas sociales que podrían aportar valor añadido al sector sanitario.

Estábamos acostumbrados a que las empresas revirtieran a la sociedad parte de sus beneficios, consiguiendo así un valor añadido bajo el paraguas de la Responsabilidad Social Corporativa. Pero, ¿por qué no imaginar un escenario en el que esta devolución de valores y servicios a la sociedad se centrara en el entorno sociosanitario? Este sector es muy vulnerable y está abierto a multitud de posibilidades de mejora en diferentes frentes. ¿Por qué no implicar a las empresas, organismos y entidades en la sostenibilidad del sistema sociosanitario teniendo como punto de partida la Responsabilidad Social Sociosanitaria? Consideré que merecía la pena plantearme este reto, aportar mi granito de arena y me sumé rápidamente al equipo humano de Inidress, asumiendo la dirección del Área de Investigación, Desarrollo e Innovación.

Investigación, desarrollo e innovación son conceptos que engarzan directamente con los objetivos de Inidress: promover iniciativas en responsabilidad social; fomentar ideas y proyectos; facilitar su intercambio; establecer líneas de trabajo en las que confluyan instituciones, asociaciones y empresas; liderar en definitiva la responsabilidad social sociosanitaria, persiguiendo que sea cada vez más identificable y reciba un tratamiento específico en la propia evolución del concepto responsabilidad social.

¿Cómo materializar todo esto? En el horizonte se dibujan diferentes necesidades que tienen que dar sentido a las acciones de Inidress desde la perspectiva de la investigación, desarrollo e innovación:

1. Necesidad de información: no tenemos datos veraces de muchos aspectos del sector sociosanitario. Nos enteramos en ocasiones de problemas con los que convivimos a diario, a través de los medios de comunicación. Faltan estudios y datos fiables de la realidad social y su perspectiva sanitaria. Malos tratos a niños, mujeres y ancianos; problemas de inmigración; drogas, alcohol, tabaco,.. atención sanitaria a colectivos marginados y desfavorecidos,.. posibles soluciones, alternativas,… la promoción de estudios que mejoren nuestro conocimiento de esta realidad es el primer paso para plantear estrategias de mejora de situaciones a veces insostenibles.

2. Necesidad de formación: los profesionales sanitarios disponen de una formación técnica de primer nivel, ampliamente reconocida a nivel mundial. Sin embargo, adolecen de formación en aspectos esenciales en su quehacer diario. Más allá de un diagnóstico médico preciso y un tratamiento farmacológico adecuado, la aproximación a personas que sufren problemas médicos debe hacerse desde una perspectiva más integral. ¿Cómo atender a una mujer en el servicio de urgencias que ha sido maltratada? ¿Cómo mejorar nuestros circuitos para evitar repeticiones de procesos? ¿Cómo mejorar nuestro conocimiento en medicina paliativa? ¿Cómo aplicamos los principios de la bioética en nuestro quehacer diario? Estos y otros aspectos deberían ser temas para ser tenidos en cuenta en la formación de nuestros profesionales sanitarios.

3. Cambio del modelo sociosanitario. Lejos de una medicina centrada en el hospital, hemos derivado en los últimos 10 años hacia una medicina centrada en el paciente. El envejecimiento de la población, la mayor supervivencia de personas con enfermedades graves debido a la aplicación de mejores tratamientos, el grado de dependencia cada vez mayor de nuestros ancianos, la mayor complejidad tecnológica en el domicilio de los pacientes o la ruptura del modelo familiar tradicional son algunos de los factores que permiten vislumbrar que los roles del hospital y el domicilio han de cambiar necesariamente. ¿Cómo conciliaremos la vida laboral y familiar en este marco de necesidad de cuidados? Los programas de atención a la cronicidad, de soporte a ancianos, programas de home care, el papel del voluntariado, la atención a dependientes... son ejemplos del cambio de la atención sociosanitaria que debemos afrontar de cara al futuro, nuevos retos que exigirán información, formación y respuestas claras desde la perspectiva sociosanitaria.

4. Desarrollo e innovación: papel de la tecnología. El avance tecnológico, la telemedicina, la telemonitorización, la televigilancia, los telecuidados… la telefonía móvil, las redes, internet... las aplicaciones de los smartphones... La aparición en nuestras vidas de la tecnología ha revolucionado el mundo en el que vivimos. Cada vez dependemos más de ella y tenemos que ser capaces de aprovechar su potencial para que nos ayude a vivir mejor. No podemos desaprovechar las innumerables posibilidades que la tecnología puede aportar en el ámbito sociosanitario. Es necesario investigar y desarrollar potenciales aplicaciones que permitan controlar mejor enfermedades, cuidar mejor a los mayores, dar soporte a las necesidades de nuestros enfermos, mejorar en definitiva, la calidad de vida de las personas.

Estos 4 puntos: información, formación, realidad sociosanitaria e implantación de tecnologia aplicada a las necesidades sociales y sanitarias son el eje de las actuaciones del Área de Investigación, Desarrollo e Innovación de Inidress.

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