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3 abr. 2023 17:17H
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MADRID, 3 (EUROPA PRESS)

Una nueva investigación, realizada en la Universidad de la Columbia Británica de Canadá y publicada en 'Frontiers in Cellular and Infection Microbiology', pone en entredicho la antigua suposición de que el microbioma intestinal de un bebé está formado principalmente por el microbioma vaginal de su madre y muestra que la composición del microbioma vaginal de la madre no afecta significativamente al desarrollo del microbioma del bebé.

Cuando los bebés nacen, su intestino es un entorno casi estéril. Pero eso cambia rápidamente, ya que el tracto digestivo del bebé se convierte en el hogar de billones de células microbianas a lo largo de su desarrollo temprano. Este microbioma intestinal es una parte importante de la salud en general y las alteraciones tempranas en la vida se han asociado con resultados negativos para la salud más adelante, incluyendo el asma y la obesidad.

Durante mucho tiempo se ha asumido que el modo de nacimiento y la exposición de los recién nacidos al microbioma vaginal de su madre durante el parto afectan en gran medida al desarrollo del microbioma intestinal del bebé. Esto ha dado lugar a prácticas como la siembra vaginal, cuyo objetivo es exponer a los bebés nacidos por cesárea al microbioma vaginal de su madre.

"Demostramos que la composición del microbioma vaginal materno no influye sustancialmente en el microbioma de las heces del bebé en los primeros años de vida", afirma la catedrática de Obstetricia y Ginecología de la UBC y autora principal del estudio, la doctora Deborah Money.

Los investigadores afirman que hay otros factores que influyen más en la formación del microbioma intestinal del lactante. "Hemos podido demostrar que la transferencia de bacterias vaginales al intestino del lactante es limitada y que el microbioma vaginal materno no contribuye en gran medida a la comunidad bacteriana que se desarrolla en el intestino del bebé después del nacimiento", afirma Scott Dos Santos, doctorando de la Universidad de Saskatchewan en Canadá y primer autor del estudio. Por el contrario, otras fuentes maternas como "la leche materna y la exposición al medio ambiente probablemente desempeñen un papel mucho más importante".

El estudio forma parte del Proyecto Legado del Microbioma Materno, una colaboración entre investigadores de la UBC, la Universidad de Saskatchewan y el Instituto de Investigación sobre la Salud de la Mujer del Hospital y Centro de Salud de la Mujer de BC. El proyecto reclutó a más de 600 mujeres canadienses que tenían previsto dar a luz tanto por vía vaginal como por cesárea, lo que lo convierte en uno de los mayores estudios de cohortes madre-hijo realizados hasta la fecha.

Las participantes procedían de tres hospitales de Columbia Británica: BC Women's Hospital, Surrey Memorial Hospital y University Hospital of Northern BC. Se recogieron frotis vaginales de la madre antes del parto y muestras de heces de los bebés a las 72 horas del parto, a los 10 días y a los tres meses del nacimiento.

Los científicos descubrieron que, independientemente del modo de parto y de la exposición al microbioma materno, la composición del microbioma vaginal de las madres no predice la composición del microbioma fecal de los bebés a los 10 días o a los tres meses de nacer.

Los científicos encontraron diferencias estadísticamente significativas en la composición del microbioma según el modo de parto. Para investigar cómo podrían explicarse, analizaron los factores clínicos.

"Las diferencias que encontramos entre la composición del microbioma de las heces de los lactantes según el modo de parto en los primeros años de vida parecían estar influidas principalmente por la exposición a antibióticos en torno al momento del nacimiento", afirma la doctora Money.

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