Fachada de Muface
Una
nueva era comienza en
Muface. Tras casi siete meses de una
crisis sin precedentes, la mutualidad ha puesto punto y final a su trance ya histórico con la
firma del nuevo concierto. Su
modelo de sanidad privada no solo ha peligrado durante este semestre, sino que también ha perdido a una de las compañías aseguradoras que dotaba de asistencia sanitaria a los mutualistas. Tras tres intentos de licitar el concierto, DKV, que ha estado presente en el mutualismo administrativo casi desde su creación, dio su
tercer ‘adiós’, el definitivo,
a Muface el pasado marzo. Una despedida a la que más de
200.000 funcionarios y sus beneficiarios tendrán que hacer frente con un cambio forzoso de entidad sanitaria.
Varios de estos funcionarios han desvelado sus planes. María Monteseguro (Soria, 43 años), profesora (como más del 60 por ciento de los mutualistas adscritos a Muface), es una de esas personas que
durante el mes de mayo tendrá que tomar una decisión.
“Voy a irme a otra aseguradora”, apunta.
De hecho, esta docente soriana relata que desde que se hizo funcionaria pública siempre ha estado en el
modelo de sanidad privada ofertado dentro de la mutualidad. “Creo que los mutualistas aún
nos estamos haciendo a la idea de todo lo que va a suponer este nuevo cambio. Al final hemos vivido muchos
meses de incertidumbre, pero lo cierto es que el Gobierno no se lo ha puesto nada fácil a las aseguradoras, y a la vista está que una de ellas se ha ido”, recalca.
La
salida de DKV afecta, principalmente, a
cinco comunidades autónomas. Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Aragón. Allí se encuentra distribuido más del
75 por ciento del mutualismo adscrito a la compañía.
Javier Samaniego (Ourense, 43 años) forma parte de ese 25 por ciento restante, aunque conoce la
situación del mutualismo administrativo en Barcelona, donde estuvo destinado hace años. De hecho, este policía nacional cuenta que no conoce otro sistema "que no sea la sanidad privada de Muface”. Su padre, policía también, fue mutualista, por lo que Javier estuvo adscrito a la cartera de
beneficiarios de la mutualidad casi desde que nació.
“
Me voy a quedar en la privada. No tengo por qué moverme a la sanidad pública, aunque después de todo lo que ha pasado durante estos meses he sentido
mucha incertidumbre”, subraya en conversación con
Redacción Médica desde Ourense, donde ahora trabaja y reside.
Al igual que muchos otros funcionarios públicos cuestionados por este periódico, los dos mutualistas coinciden en sus posiciones. Ambos persistirán en la modalidad de sanidad privada ofertada dentro de la mutualidad, aunque todo lo sucedido en los últimos meses ha hecho mella en ellos. Tanto que ya se plantean la
desaparición de Muface a medio plazo.
No obstante, en este momento la realidad de los funcionarios públicos adscritos a DKV se centra en un
periodo de cambio. Del 1 al 31 de mayo los mutualistas tendrán que
cambiar de compañía aseguradora (en este caso a Asisa o a Adeslas, que han sido las adjudicatarias del contrato valorado en más de 4.300 millones de euros) o al
INSS (servicios autonómicos de salud). Y con un matiz.
En el caso de que los mutualistas no hagan ningún cambio, Muface de oficio tendrá la potestad de
enviarlos al modelo de sanidad pública. Algo que los propios funcionarios, en conversación con
Redacción Médica,
tacharon de “trampa” poco después de conocer la novedad.
¿Serán los últimos tres años de Muface?
Lo cierto es que la primera fase del informe
‘Spending Review 2022-2026’ de la Autoridad de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha sentado un precedente dentro del mutualismo. El estudio, como avanzó este periódico, tacha de
ineficientes e ineficaces a Muface y a sus ‘hermanos’, Mugeju e Isfas. Además, el organismo propuso la
desaparición progresiva de los sistemas de mutualidades.
Horas después de conocer los resultados de este documento, que comenzó a elaborarse en 2021,
los funcionarios tomaron la palabra. Mónica Gómez (Ourense, 44 años) declaró que
“Muface está condenado a morir”. Una opinión que se ha repetido en los más de seis meses de crisis de la mutualidad.
Además, la
propuesta de la Airef tiene carácter a medio plazo. Es decir, está pensada para entrar en vigor dentro de tres años, una vez finalice el contrato que aún está por firmarse, y cuyo acto de celebración de la rúbrica podría tener lugar la primera semana de mayo.
Será entonces, en
2027, cuando los problemas podrán revivir en Muface. Una nueva incógnita, un nuevo enigma, podrá cubrir, de nuevo, al mutualismo. Pero habrá que esperar al menos tres años para conocer el destino final de la mutualidad de los funcionarios.
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