Ese porcentaje es "incompatible" con el Estado del bienestar, según el secretario de Sanidad del partido, Kilian Sánchez

El secretario de Sanidad del PSOE, Kilian Sánchez, que dice que el gasto en defensa del 5% perjudicaría al sector biomédico
El secretario de Sanidad del PSOE, Kilian Sánchez.


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El Gobierno de España sigue sosteniendo que no elevará el gasto nacional en defensa al 5 por ciento para no comprometer el Estado del bienestar, a pesar de que su firma aparece en la declaración de la OTAN sellada recientemente en La Haya. Dos días antes de la cumbre, Pedro Sánchez había anunciado un acuerdo con el secretario general de la alianza militar, Mark Rutte, para limitar la subida española al 2,1 por ciento. Aumentar el porcentaje más allá de esa cifra, según el presidente del Gobierno, “sería desproporcionado e innecesario”. Entre otras cosas, dijo, conllevaría eliminar “las prestaciones por desempleo, enfermedad y maternidad”. Y aunque son, en todo caso, cuestiones directamente ligadas a la Seguridad Social, desde el PSOE apuntan a Redacción Médica que elevar el gasto militar hasta el 5 por ciento comprometería la inversión en “sectores clave para nuestro futuro” como el biomédico, en cuyo marco de investigación se abordan nuevos tratamientos para enfermedades como la ELA, el cáncer, el alzhéimer y el párkinson.

“¿Por qué no nos hemos comprometido a un 5 por ciento del PIB? Porque sería desproporcionado e innecesario”, insiste, calcando las palabras del líder del Gobierno, el secretario de Sanidad de la Ejecutiva nacional del PSOE, Kilian Sánchez. El también portavoz sanitario del partido en el Senado señala que el funcionamiento de la OTAN es el mismo “desde hace décadas”: “Primero, identifica los peligros que nos amenazan. Después, hace un listado de las capacidades técnicas y humanas que se necesitan para neutralizar esos peligros. Y, finalmente, asigna a cada aliado el deber de desarrollar una parte proporcional de esas capacidades”.

PSOE: el 5% es "incompatible" con el Estado del bienestar


En la carta enviada a Rutte antes del encuentro en La Haya, Pedro Sánchez explicaba que España, por sus circunstancias particulares, no podía comprometerse a subir el gasto en defensa hasta el límite pretendido por la OTAN para todos los aliados. “Pasar del 2 por ciento al 5 por ciento de aquí al año 2035 exigiría gastar unos 350.000 millones de euros adicionales que sólo podrían conseguirse a base de subirle a cada trabajador y trabajadora los impuestos en unos 3.000 euros anuales”, dijo en su posterior comparecencia pública. Lo ideal, agregó, es que cada país dedique al apartado militar lo que necesite en base a su PIB y a sus objetivos y necesidades concretas: 

En la misma línea, el secretario de Sanidad socialista señala que un gasto del 5 por ciento del PIB en defensa es “incompatible” con el Estado del bienestar y con la “visión del mundo” del PSOE: “Supondría renunciar a muchos de los avances sociales que tanto nos ha costado conquistar durante los últimos siete años. A volver a la pesadilla de los recortes y la austeridad. Y reducir nuestro compromiso con el medio ambiente, los derechos humanos y la paz global”.

Además, añade Sánchez, “dañaría” el crecimiento económico nacional “en el medio y en el largo plazo”: “Provocaría presiones inflacionistas en determinadas materias primas, aumento excesivo de la deuda y falta de inversión en sectores que son clave para nuestro futuro, como el educativo, el biomédico o el digital. Tenemos que evitar ser más dependientes de la industria de otros países”, sentencia.

Recelo político y sindical a la exención española


Son argumentos que, en el ámbito político, no convencen a PP y Podemos, cuyos líderes nacionales -Alberto Núñez Feijóo y Ione Belarra, respectivamente- dan por hecho que España acabará dedicando a defensa el 5 por ciento de su PIB. Quien sí da credibilidad a la exención española es Donald Trump, que amenazó a España con imponerle un aumento de su contribución a la OTAN: “Vamos a hacer que paguen el doble”, dijo el presidente de EEUU tras la cumbre en La Haya.

Esa situación de incertidumbre, sumada a otras circunstancias como la investigación por corrupción que salpica al PSOE, mantiene en vilo a los sindicatos, que, en recientes declaraciones a este periódico, reconocieron su “preocupación” por el posible impacto negativo en cuestiones pendientes que atañen a la sanidad pública, como la negociación de nuevas ofertas públicas de empleo y la revalorización salarial.

La importancia de la investigación en biomedicina


La biomedicina es una rama de la investigación científica que combina la Biología, la Medicina y la Ingeniería para avanzar en el conocimiento de enfermedades diversas a nivel molecular y celular para, así, avanzar en innovaciones terapéuticas, pero también preventivas. Hay investigaciones biomédicas en marcha sobre cáncer, ELA, alzhéimer y párkinson, pero también sobre enfermedades raras y dolencias cardiovasculares y crónicas, además de sobre Medicina de Precisión.

A lo largo de 2024, el Gobierno de España movilizó más de 450 millones de euros para invertir en biomedicina. A primeros de diciembre, el Consejo de Ministros dio el visto bueno a la Acción Estratégica en Salud (AES) 2025 del instituto de Salud Carlos III, dotada de 159,3 millones de euros, un 15 por ciento más que la convocatoria de 2024 y un 42 por ciento más que la de 2018. Se trata de la principal herramienta para financiar en España investigación biomédica y sanitaria. Posterioremente, ya a punto de despedir 2024, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades informó de que se habían destinado 296 millones de euros en 2024 para financiar 20 proyectos de I+D+I biomédica y sanitaria en España, una inversión un 12 por ciento superior a la de 2023.
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