Dos prescripciones de psiquiátricos está ligada a hasta un 34% de riesgo de ELA.
El
consumo de medicamentos psiquiátricos como ansiolíticos, antidepresivos o hipnóticos podría ser una señal temprana —incluso años antes— del desarrollo de la
esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Así lo indica un nuevo estudio publicado en la revista
JAMA, que ha encontrado una asociación significativa entre el uso prolongado de estos fármacos y una mayor probabilidad de diagnóstico de esta enfermedad neurodegenerativa.
El trabajo, liderado por investigadores del Instituto Karolinska (Suecia), analizó datos de más de 6.000 personas en un estudio caso-control con seguimiento de hasta 8 años. En concreto, se observó que quienes habían recibido al menos dos prescripciones de ansiolíticos, hipnóticos o antidepresivos antes del diagnóstico tenían
entre un 21% y un 34% más riesgo de desarrollar ELA, en comparación con personas sin exposición a estos tratamientos.
“Estos hallazgos podrían reflejar un vínculo entre los trastornos psiquiátricos o sus tratamientos y las fases iniciales de la ELA”, señalan los autores del estudio, que sugieren que los síntomas de
ansiedad,
depresión o
insomnio podrían formar parte del periodo prodrómico de la enfermedad, incluso varios años antes del diagnóstico clínico.
Riesgo aumentado incluso cinco años antes
El análisis estadístico reveló una relación incluso en periodos anteriores a un año del diagnóstico, lo que descarta en parte la posibilidad de causalidad inversa (que los medicamentos se prescribieran por síntomas ya atribuibles a la ELA sin haberse diagnosticado aún). Por ejemplo,
el uso de antidepresivos entre uno y cinco años antes se asoció con un 26% más de riesgo de ELA, mientras que los ansiolíticos lo hicieron con un 34% más de riesgo.
Cuando se excluyó el año inmediatamente anterior al diagnóstico, el vínculo se mantuvo en todas las categorías terapéuticas analizadas. Además, los resultados fueron consistentes incluso cuando se comparó a los pacientes con familiares directos (hermanos y cónyuges), lo que apunta a que el efecto no se debe únicamente a factores genéticos o ambientales compartidos.
Mayor mortalidad y deterioro funcional
Más allá del diagnóstico, el uso previo de estos medicamentos también se relacionó con un peor pronóstico tras la detección de la enfermedad. Aquellos pacientes con antecedentes de uso de antidepresivos presentaron una
mayor tasa de mortalidad y un descenso más acelerado en el
ALS Functional Rating Scale-Revised (ALSFRS-R), una escala que mide la progresión funcional en ELA.
Este patrón se repitió con los ansiolíticos, aunque no alcanzó significación estadística en el caso de los hipnóticos y sedantes. Según los investigadores, este deterioro más rápido podría explicarse en parte por un
inicio más severo de la enfermedad o por una carga clínica mayor en los pacientes con historial psiquiátrico.
Hipótesis compartida con otras neurodegenerativas
El estudio añade evidencia a la idea de que
algunos síntomas psiquiátricos podrían ser indicadores tempranos de enfermedades neurodegenerativas, como ya se ha observado en patologías como el
párkinson o el
alzhéimer. Además, apunta a una posible base biológica común entre trastornos mentales y enfermedades como la ELA, especialmente en casos con mutaciones genéticas compartidas.
Aunque el estudio no establece una relación causal directa entre los medicamentos y la aparición de ELA, sí plantea la necesidad de explorar con mayor profundidad la intersección entre Psiquiatría y Neurología en fases iniciales de enfermedades actualmente incurables.
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