El presidente de los EEUU, Donald Trump.
La
política arancelaria de Donald Trump ya es una realidad. La amenaza del presidente de Estados Unidos ha dado pie a una batalla comercial que dará comienzo el próximo 1 de agosto, a no ser que la Unión Europea llegue antes a un acuerdo con el representante. Mientras tanto, la
industria farmacéutica, principal exportadora de productos sanitarios (como medicamentos o vacunas),
se enfrenta a aranceles del 30 por ciento. Pero no es la única a la que impactará esta nueva hoja de ruta de Trump, y es que la
sanidad privada será otra de las perjudicadas. Según fuentes del sector,
“los aranceles afectarán a la tecnología sanitaria”.
Estas voces expertas en sanidad privada se muestran claras. La llegada de esta política arancelaria va a cubrir de una de dudas a todo el sector sanitario a nivel mundial. De hecho,
como ya avanzó este periódico hace unos días, la tecnología médica está en el punto de mira por los aranceles de Trump. La
ralentización de la llegada de estos sistemas de última generación, entre los que se encuentran marcapasos o sistemas de monitorización avanzados, es una de las consecuencias de esta ‘guerra económica’ que ha abierto Trump. “La mayoría de los aparatos vienen de Estados Unidos, y eso
va a provocar movimientos en todo el mercado”, inciden las fuentes consultadas por
Redacción Médica.
"El peor arancel para la sanidad es la incertidumbre"
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“Se van a buscar a nuevos productores de tecnología. El problema es que
van a aumentar los costes, los precios, y la demanda va a seguir siendo la misma, o incluso puede que crezca”, avanzan desde el sector sanitario privado. Esos movimientos del mercado de la tecnología sanitaria, como explican estas voces de la
sanidad privada, ya se encuentran dirigidos hacia la ‘caza’ de productos fuera del territorio estadounidense, lo que podría llegar a implicar
cambios económicos a nivel mundial.
Entre tanto, las fuentes consultadas explican que
“nunca se ha demostrado que los aranceles sirvan para nada”. Más aún, apuntan que “
Trump está jugando a negociar y los principales perjudicados de esta guerra van a ser los pacientes”. Con esas declaraciones, estas voces también aclaran que “el peor arancel para la sanidad es la incertidumbre, ya sea la privada o la pública”.
La tecnología sanitaria, en el punto de mira
La inclusión de la
tecnología sanitaria en los aranceles de Trump está cerca de hacerse realidad. Esta política comercial lleva meses asolando al sector sanitario, y ahora su entrada en vigor ya está fechada para el 1 de agosto. Será entonces cuando, según ha dictado el presidente, los productos de la UE se enfrentarán a aranceles del 30 por ciento.
Sin embargo, la suma de la tecnología sanitaria a esta política ya fue advertida por los protagonistas más directos de la sanidad. En abril, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin)
reaccionó a la amenaza arancelaria. “
Solicitamos que la tecnología sanitaria quede exenta de cualquier arancel y se salvaguarde la seguridad de los pacientes, la continuidad de la atención sanitaria y la competitividad del sector, así como sus materias primas, accesorios y componentes", indicó en un comunicado.
Las negociaciones por los aranceles de Trump
El Ministerio de Sanidad,
en respuestas a preguntas de este periódico, ya avanzó que
Europa se encuentra inmersa en negociaciones para la exención de los productos sanitarios -principalmente medicamentos y vacunas- de estos aranceles. Todo ello después de que el sector de las empresas farmacéuticas reiterase la
necesidad de establecer un diálogo entre la Unión Europea y Estados Unidos para dejar exentos a estos productos de la política arancelaria.
Entre tanto, además, el presidente estadounidense, Donald Trump, ya
ha hecho de su amenaza una realidad. A través de una carta dirigida a Europa, que también ha sido publicada en su red social, Truth, el mandatario ha dictado que los aranceles serán del 30 por ciento. Y en medio de este escenario, la Comisión Europea, de la mano de Úrsula Von der Leyen, ya ha avanzado que
apurará hasta el último momento -ese 1 de agosto- para dar una respuesta a la espera del trascurso de las negociaciones. Mientras tanto, el sector sanitario -patronales, especialistas, organizaciones, farmacéuticas y empresas- continúan en vilo.
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