José Ramón Valdizán, neurólogo en HLA Clínica Montpellier.
En 2024, más de un millón de personas viven en España con alguna
enfermedad neurodegenerativa, según datos del Observatorio Estatal de Enfermedades Neurológicas. Se estima que 800.000 padecen algún tipo de demencia, siendo el
Alzheimer la más común, y que el
Parkinson afecta a más de 160.000 personas, con previsión de duplicarse en menos de una década. A esto se suman trastornos del neurodesarrollo como el
trastorno por déficit de atención (TDAH), con una prevalencia estimada del 5-7 por ciento en población infantil, y el
trastorno del espectro autista (TEA), que afecta a uno de cada cien niños.
En el marco del
Día Mundial del Cerebro, José Ramón Valdizán, neurólogo de HLA Clínica Montpellier, destaca la importancia de visibilizar la salud cerebral como pilar fundamental del bienestar humano. “La salud mental es subsidiaria del cerebro.
Cualquier fallo en su funcionamiento puede condicionar por completo la vida de una persona”, afirma el especialista, quien subraya que el cerebro es una red jerarquizada y sincronizada que actúa como una gran orquesta.
Las enfermedades neurológicas más frecuentes, como el Alzheimer, el Parkinson, el Trastorno del Espectro Autista (TEA) o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), están en aumento debido al envejecimiento poblacional, la complejidad del estilo de vida actual y los avances en diagnóstico. En este contexto, Valdizán insiste en la necesidad de fomentar
hábitos protectores desde la infancia: caminar, mantener relaciones sociales, dormir adecuadamente, seguir una dieta equilibrada y ejercitar el pensamiento son claves para cuidar el cerebro a largo plazo.
La importancia del sueño
Entre los factores fundamentales para una buena salud cerebral, el especialista destaca
el sueño como “una función genética imprescindible”, con impacto en la memoria, el desarrollo celular y la función inmunitaria. Alteraciones en la calidad o cantidad del sueño, especialmente la pérdida del sueño REM, pueden afectar gravemente al funcionamiento cognitivo, como sucede en fases avanzadas del
Alzheimer. “Evitar su pérdida es uno de los retos actuales de la neurociencia”, recalca Valdizán.
Dado que muchas enfermedades neurológicas aún no tienen cura, el
diagnóstico precoz es esencial. “Una depresión puede ser el primer síntoma de una enfermedad neurodegenerativa”, advierte el neurólogo, que subraya el papel clave de la concienciación pública, las asociaciones de pacientes y los medios de comunicación para identificar señales de alerta. El diagnóstico precoz también es decisivo en los trastornos del neurodesarrollo en la infancia. En este contexto, el papel de los cuidadores es fundamental. “Son el soporte emocional, familiar y social del paciente. Necesitan mayor apoyo institucional y reconocimiento social”.
Asimismo, hace un llamamiento al
autocuidado como obligación ética y personal. “No basta con tener un buen sistema sanitario: debemos responsabilizarnos de nuestra propia salud con hábitos que protejan nuestro cerebro”, subraya.
En cuanto a los avances más prometedores, Valdizán señala la combinación de tecnología, neuroimagen, biomarcadores, cartografía cerebral e inteligencia artificial como herramientas de gran potencial. No obstante, recuerda que
“ningún algoritmo podrá sustituir al cerebro humano”, y que el abordaje neurológico debe seguir siendo integral, personalizado y humano.
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