Trabajadores de la sanidad privada explican que la medida puede ser un 'regalo envenenado'

Profesionales ante la jornada laboral reducida: "Vamos a estar saturados"
Iván Ferrera, Nerea Cuadros y Sandra Peiró.


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La propuesta ha estado varios meses sobre la mesa. Hasta que Moncloa ha dado el primer paso para convertirla en realidad. El Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de Ley de Reducción de Jornada con el que los empleados pasarán de trabajar 40 horas semanales a 37,5 horas. Una propuesta que la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), la patronal del sector, no ha tardado en rechazar. Y que tampoco ha resultado indiferente a los profesionales que trabajan en el sector sanitario privado, a los que esta nueva norma les afectará tras su aplicación.

Iván Ferrera (27 años, Santander) comenzó a ejercer como fisioterapeuta hace cinco años. Desde entonces, la mayoría de su vida laboral la ha pasado en el sector privado, si bien estuvo cerca de un año en el ámbito público para, después, volver a una clínica en la capital cántabra. Ahora, con la ley que pretende reducir su jornada laboral dos horas y media semanales, este profesional valora la medida que aún tiene que tramitarse en el Congreso de los Diputados.

Del poder de la conciliación al ‘regalo envenenado’


"Los trabajadores vamos a poder tener más conciliación", señala en relación a los efectos de la norma para los profesionales de la sanidad privada. Sin embargo, Ferrera hace un apunte: "Es verdad que también puede ser una especie de ‘regalo envenenado’".

En este sentido, el fisioterapeuta cántabro incide en que el hecho de trabajar menos horas también puede derivar en que los empresarios incrementen la cantidad de trabajo durante ese tiempo. Es por ello que Ferrera insiste en que, si no se aumentan las plantillas y todo sigue igual, tiene claro lo que va a suceder. “Vamos a estar más saturados de carga de pacientes y nos vamos a acabar quemando”, concluye.

Una posición similar es la que tiene Nerea Cuadros (23 años, Granada). En su caso, lleva poco más de un año y medio trabajando en una residencia privada para ancianos en su ciudad natal como enfermera. “Los efectos de la ley van a depender de la empresa en la que se aplique. No es lo mismo una grande que una pequeña”, insiste, señalando que en algunos centros de menor tamaño esta norma sería “poco factible cuando las ratios rondan los mínimos”.

Cuadros es tajante en sus declaraciones. “Aplicar una reducción de la jornada laboral conllevaría la contratación de más personal sanitario que cubriese esa disminución de las horas mensuales de la plantilla habitual, y esto es algo que en muchos centros no se contempla, ya sea por falta de personal, por falta de recursos o por el continuo reciclaje de profesionales que van y vienen en busca de mejores condiciones”, subraya.

El déficit de profesionales en la sanidad privada


Esta misma cuestión, la del déficit de profesionales en el sector sanitario privado, es la que hace unos días destacó ASPE a Redacción Médica. Fuentes de la patronal comentaron que hacen falta más trabajadores dentro de la sanidad privada. Algo por lo que ven insostenible la aprobación y posterior aplicación de la norma.

La enfermera, además, hace alusión a las condiciones en las que se encuentra el sector de la sanidad privada en España. “La falta de personal se asocia directamente a las condiciones laborales ofrecidas en el sector sanitario privado. Los salarios precarios y los horarios abusivos que no facilitan en absoluto la conciliación familiar y que no ofrecen un respiro suficiente a los profesionales son las causas principales de este déficit”, recalca.

Además, a modo de conclusión, la profesional señala a este periódico: “Cualquier mejora propuesta que consiga incrementar la calidad laboral de los trabajadores sanitarios en el sector privado será siempre bienvenida. La cuestión radica en el modo en el que se aplique la reducción de la jornada laboral”.

La estrategia de recurso humanos


En este escenario, no obstante, hay voces más conciliadoras con la denominada Ley de Reducción de Jornada. Una de ellas proviene de Sandra Peiró, una enfermera de 28 años que lleva dos años implicada en el sector privado.

Esta profesional, natural de Valencia, pero residente en Tenerife por cuestiones laborales, dice que la medida “puede tener efectos positivos si se implementa de forma organizada”. Y los desglosa: “Podría mejorar la calidad de vida del personal sanitario, reduciendo el desgaste físico y emocional, lo que a su vez se reflejaría en una mejor atención al paciente”.

Aunque hay un ‘pero’. “También supone un reto para la planificación de turnos y la cobertura asistencial, especialmente en centros con escasez de personal”. Por tanto, para Peiró la clave de esta ley radica en una “buena estrategia de recursos humanos”. “Lejos de ser un regalo envenenado, puede ser una oportunidad para dignificar las condiciones laborales, siempre que no se traduzca en recortes de plantilla o sobrecarga”, remata.

El futuro de la ley


Aunque el Gobierno ya ha dado el primer paso para la aprobación de la norma, aún queda mucho camino por recorrer. En este momento la Ley de Reducción de la Jornada, propuesta por el Ministerio de Trabajo, se enfrenta al proceso de tramitación en el Congreso de los Diputados.

Su futuro, por tanto, pende de los partidos políticos. Y, si bien Sumar (grupo al que pertenece Yolanda Díaz, ministra de Trabajo) y PSOE ya han dado el ‘sí’ a reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas, el destino depende del resto de agrupaciones. Por un lado, PP y Vox ya han rechazado esta ley, por lo que su aprobación pende de la decisión de PNV y Junts, que jugarán un papel decisivo.
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