HLA Clínica Montpellier subraya la necesidad de visibilizar esta enfermedad

El neurólogo Javier López del Val da las claves del alzhéimer
Javier López del Val, neurólogo de HLA Clínica Montpellier.


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Según las estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España la enfermedad de alzhéimer afecta a más de 600.000 personas mayores de 65 años y más de 5.000 pacientes son diagnosticados antes de los 65 años. Javier López del Val, neurólogo de HLA Clínica Montpellier, con más de tres décadas de experiencia en neurología, insiste en la necesidad de visibilizar esta enfermedad y apoyar tanto a quienes la padecen como a sus familiares.

El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que suele aparecer en personas mayores de 65 años, aunque también se dan casos de un inicio precoz. “Los primeros síntomas que deben alertar a los familiares incluyen olvidos frecuentes, desorientación temporal o espacial, dificultad para realizar tareas habituales y cambios en el comportamiento”, explica López del Val. En cuanto a los factores de riesgo, se incluyen la hipertensión, la diabetes, una mala alimentación, la hipercolesterolemia, el tabaquismo y el estrés. Solo un pequeño porcentaje de los casos tiene una base genética. No obstante, el doctor señala que muchos de estos factores de riesgo aún se desconocen.


La importancia de la detección temprana para su abordaje


Los avances en el conocimiento de la enfermedad de alzhéimer han sido muy notables, especialmente en lo que se refiere a la capacidad de hacer un diagnóstico precoz. La detección temprana permite iniciar cuanto antes los tratamientos neuro- retrasadores y de memoria, mejorando la calidad de vida del paciente y retrasando la progresión de la enfermedad. Aunque no existan programas específicos de prevención, las campañas que fomentan la alimentación saludable y el ejercicio pueden ser de mucha ayuda. Por ello, López del Val aconseja mantener unos buenos hábitos de vida saludables y controlar los factores de riesgo cardiovascular, ya que contribuyen a disminuir el impacto del alzhéimer.

Actualmente, su abordaje combina la realización de una historia clínica detallada del paciente, donde juegan un papel importante los comentarios de sus familiares cercanos, con un test de evaluación cognitiva y de memoria. Esto se complementa con un análisis de sangre para descartar deficiencias, como la falta de vitamina B12 o ácido fólico. Por último, con estudios genéticos se pueden detectar anomalías en la apoproteína E y los análisis del líquido cefalorraquídeo, que permiten detectar proteínas como la beta-amiloide y Tau, implicadas en la progresión de la enfermedad.

Si bien las pruebas de Neuroradiología pueden apoyar la evaluación clínica, siguen sin ser suficientes para establecer un diagnóstico por sí solas.

En lo que respecta al ámbito terapéutico, se están desarrollando cada vez más fármacos destinados a eliminar o prevenir la acumulación de proteínas tóxicas responsables de la muerte neuronal, como la proteína Tau o la beta-amiloide. La inmunoterapia, mediante anticuerpos monoclonales ha demostrado capacidad para ralentizar la progresión de la enfermedad en fases iniciales.

Esta aprobación representa un paso importante hacia un abordaje más temprano y potencialmente modificador del curso de la enfermedad. Además, las investigaciones recientes han destacado el papel esencial del litio en el alzhéimer, sugiriendo que su deficiencia en el cerebro podría ser un factor clave en la aparición y progresión de la enfermedad. Estos descubrimientos abren nuevas vías para el desarrollo de tratamientos preventivos y terapéuticos más efectivos. “Aunque se trata de avances importantes, aún no podemos cantar victoria”, afirma el especialista de HLA Clínica Montpellier, además de subrayar “la importancia del trabajo mental y la estimulación cognitiva para ralentizar la evolución de la enfermedad”.


El apoyo familiar, clave para los pacientes de alzhéimer


La enfermedad de alzhéimer no solo afecta a quienes lo padecen, sino también a su entorno más cercano. El neurólogo hace hincapié en la importancia de reconocer a la persona más allá de la enfermedad, sobre todo para sus familiares y/o cuidadores. De esta manera, se evita su estigmatización y se atienden sus emociones y preocupaciones.

Mantener la autonomía del paciente en la mayor cantidad posible de actividades de la vida cotidiana es fundamental. Del mismo modo que informar y educar a los cuidadores de una forma continua a lo largo de la evolución de la enfermedad. La atención debe adaptarse a la personalidad del paciente y a los cambios que puede experimentar con el tiempo, valorando en cada etapa la progresión de la enfermedad, que permitirá proporcionar un cuidado adecuado y respetuoso.
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