Las clases presenciales y la combinación de teoría junto a práctica son las herramientas más eficaces

Un nuevo estudio revela que las clases presenciales y la combinación teórica-práctica son esenciales para desarrollar esta habilidad
Estudiantes de Medicina.


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La empatía no tiene por qué ser un don innato. De hecho, en Medicina puede aprenderse, entrenarse y evaluarse igual que cualquier otra habilidad clínica. Así lo demuestra un nuevo estudio publicado en BMC Medical Education, que enseña cómo los programas educativos funcionan a la hora de desarrollar este sentimiento. Además, los autores señalan que entrenar empatía "no solo mejora la relación médico-paciente, sino que también puede influir en la adherencia al tratamiento y los resultados clínicos".

El equipo de investigadores del estudio ha revisado 111 ensayos realizados entre 1971 y 2022 que incluían desde talleres prácticos y simulaciones con pacientes hasta clases magistrales o sesiones de reflexión grupal, alcanzando una muestra de 11.000 médicos y estudiantes de Medicina de todo el mundo. Su objetivo ha sido determinar qué tipo de métodos docentes son más efectivos para aumentar la empatía de los profesionales de la salud.

El análisis ha incluido diferentes dimensiones de la empatía: la cognitiva (comprender lo que siente o piensa el paciente), la afectiva (responder emocionalmente de manera adecuada) y la general o de perspectiva. Además, se ha evaluado la empatía mediante medidas objetivas de desempeño, autoinformes y evaluaciones de pacientes, encontrando que las medidas objetivas reflejan mayores efectos porque reflejan cambios reales en la práctica clínica y son menos susceptibles a sesgos.

Las clases presenciales y la teoría importan


Uno de los hallazgos más importantes del metaanálisis es que el formato de enseñanza es clave. Y es que las clases presenciales en grupo son más efectivas que las clases online o inidviduales. Según los investigadores, el contacto directo con docentes y compañeros favorece el aprendizaje experiencial y la retroalimentación inmediata, aspectos clave para desarrollar una empatía aplicable en la práctica médica. A mayores, el estudio ha revelado que incluso los programas breves y específicos sobre empatía pueden generar buenos resultados en los estudiantes, siempre combinados adecuadamente los métodos de enseñanza. 

En definitiva, ni la duración de las clases ni la especialidad del profesor han mostrado diferencias notables en los resultados, lo que sugiere que incluso los profesores con menos credenciales pueden enseñar empatía de manera eficaz y que los programas breves pueden ser suficientes. De esta forma, se pone de relieve que lo fundamental no es cuántas horas o clases se dedican a desarrollar esta habilidad, sino la calidad de la enseñanza y la interacción con los estudiantes.

Por otra parte, las combinaciones de aprendizaje más efectivas han sido aquellas que mezclaban enseñanza teórica y práctica. Entre los cinco métodos de enseñanza evaluados -didáctica, ensayo, reflexión, observación y retroalimentación-, las combinaciones más efectivas han sido las clases didácticas con ensayo, seguidas de quellas que contaban con reflexión. Los análisis han mostrado que incluir todos los métodos juntos no siempre aumentaba la efectividad y que el enfoque más efectivo combina teoría y práctica experiencial.

Implicaciones y límites del hallazgo


Sin embargo, la propia investigación resalta ciertas limitaciones. Más de la mitad de los estudios (55 por ciento) han sido clasificados con un riesgo alto de sesgo, principalmente por detalles metodológicos insuficientes, y la mayoría son de Europa y Norteamérica, por lo que se necesita más investigación en contextos culturales diversos. Además, la heterogeneidad de las intervenciones y de las medidas empleadas ha complicado la comparación de los estudios y pocos trabajos han analizado el impacto a largo plazo o la percepción real de los pacientes, un aspecto crítico para evaluar la efectividad práctica de la empatía.

Aun así, estos factores no han alterado mucho los resultados generales del metaanálisis. La calidad de la evidencia ha sido calificada como "moderada" y los análisis de sensibilidad han confirmado la consistencia de los hallazgos. La conclusión, entonces, es clara: enseñar empatía funciona y hacerlo bien tiene un impacto tangible en la práctica clínica. Los investigadores destacan que los formatos grupales presenciales facilitan la interacción entre compañeros y docentes, creando un entorno ideal para desarrollar habilidades interpersonales.

Por esta razón, los autores sugieren que las futuras investigaciones tienen que incluir evaluaciones con pacientes reales y un seguimiento prolongado para comprobar la validez y la sostenibilidad de las mejoras en empatía. El estudio también abre la puerta a incorporar la empatía como una asignatura formal en los planes de estudio de Medicina, con métodos basados en datos y evidencia. "Hacer una Medicina eficaz implica practicar la empatía. Optimizar su enseñanza no es solo una cuestión educativa, sino también un esfuerzo de salud pública", concluyen los autores.

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