Según indica Marta Garaulet, catedrática de Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia

Una cena ligera y lejos de la hora de dormir ayuda a prevenir la diabetes
Una prueba de sangre para diabéticos.


7 abr. 2017 12:10H
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Cenar poco puede evitar la diabetes. Al menos, así lo ha afirmado Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia en su participación en el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED). Un argumento que sustenta en que, como se ha descubierto, la sensibilidad a la insulina por parte de las células del tejido adiposo cambia a lo largo del día, siendo mucho mayor a las 12 del mediodía que a las 12 de la noche.

“Esto conlleva que la intolerancia que presentamos a los carbohidratos y a los azúcares va a variar en función de la hora, siendo mucho mayor por la mañana”, explica Garaulet que además recuerda que “la hora de la comida va a ser un factor clave en la prevención de la diabetes”. Sin embargo, este no es el único factor.

La catedrática indica que si la cena ocurre cerca de la hora de ir a la cama, se potenciará la presencia de dos hormonas que no funcionan bien juntas: la melatonina y la insulina, lo que aumenta el riesgo de sufrir diabetes, ya que en presencia de melatonina disminuye la tolerancia a la glucosa, sobre todo en individuos portadores de una variante génica en el receptor de melatonina, que en España alcanza al 51 por ciento de la población.

Otro factor genético que aumenta el riesgo de diabetes está en un ‘gen reloj’. “Un 31 por ciento de la población presenta una variante del gen criptocromo que es menos eficaz, y son ellos precisamente los que deben cuidar más la cantidad de carbohidratos que toman si quieren prevenir la resistencia a la insulina y la presumible aparición posterior de la diabetes”, dice Garaulet.

Estos descubrimientos pueden ayudar a fijar medidas preventivas y terapéuticas para prevenir la diabetes. “Mediante el orden y la organización de horarios de sueño, actividad física, horarios de comida y de luz, podremos mejorar los ritmos circadianos y hacer al individuo más saludable”, asegura. “Por ejemplo, tomar los carbohidratos por la mañana, y alejarlos de la hora del sueño, sobre todo en personas con riesgo genético”, sentencia.
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