Las recaídas suponen un retroceso en el adecuado pronóstico de la enfermedad



18 jun. 2015 16:10H
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Redacción. Madrid
Una sola pastilla para controlar su enfermedad es lo que piden los pacientes con algún trastorno psicótico como la esquizofrenia. Si se les administra más de una, “son reacios y es más difícil que cumplan con el tratamiento”, según ha podido observar el jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos, José Luis Carrasco. Para que el paciente consiga mejorar es fundamental que el medicamento sea el adecuado sobre todo en las fases precoces de la enfermedad. El objetivo es que se sienta cómodo desde el principio, se adhiera al tratamiento y se eviten las recaídas que suponen un retroceso en el adecuado pronóstico del paciente.

José Luis Carrasco.

En el simposio ‘En busca de una mejor autonomía del paciente, organizado por Janssen, José Luis Carrasco ha apostado por “utilizar un fármaco que reúna los efectos sobre los síntomas positivo y afectivos, y que cuide los efectos adversos”. Es decir, que es necesaria una pastilla que actúe sobre las alucinaciones y los delirios, pero también sobre el desánimo, la desmotivación o la depresión. Uno de estos fármacos es la paliperidona.

Al ser una enfermedad crónica que requiere un tratamiento a largo plazo, los especialistas aseguran que es vital “conseguir una dosis correcta de fármaco diaria para minimizar el riesgo de recaídas”.

Tratar al paciente para conseguir su autonomía

Durante la reunión los especialistas han manifestado que se debe trabajar con las personas que sufren esquizofrenia desde el prisma de la reducción de los síntomas psicóticos como primer paso para la recuperación. En este sentido, es fundamental entender que no se ha de tratar la enfermedad si no a la persona que la sufre. “El paciente padece síntomas, disfunciones y discapacidades en varias áreas de su dimensión afectiva, personal y social. Por ello, el tratamiento debe contemplar la recuperación de la autonomía personal del paciente, con sus capacidades, sus afectos y sus valores”, explica Carrasco.

Asimismo, en cuanto a la importancia de la prevención de las recaídas, Carrasco añade que, “cada recaída supone un paso atrás en la integridad cerebral y en su capacidad para recuperar su motivación, sus habilidades interpersonales y su funcionalidad social. La intervención temprana detiene los procesos cerebrales patológicos y ayuda al paciente a conocer y a controlar su enfermedad, minimizando los efectos sobre la capacidad funcional”.
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