Las residencias y los centros de día se han convertido en dos pilares fundamentales del sistema de atención a las personas mayores. Ambos recursos comparten un mismo objetivo: ofrecer cuidados profesionales y personalizados que mantengan la salud física, emocional y social de cada persona. Sin embargo, su funcionamiento, el nivel de apoyo que ofrecen y el grado de autonomía que permiten pueden ser diferentes. Elegir entre uno u otro dependerá de las necesidades y preferencias del mayor y de su entorno familiar.
La atención integral: mucho más que cuidados médicos
Cuando se habla de bienestar en la vejez, no basta con pensar en la asistencia sanitaria o la ayuda para las tareas básicas. El bienestar real implica sentirse acompañado, comprendido y útil. Por ello, los modelos de atención actuales se basan en una visión integral, que tiene en cuenta las diferentes dimensiones de la persona: física, cognitiva, emocional y social.
En las residencias de mayores Sanitas cada residente cuenta con un plan de cuidados personalizado, diseñado a partir de una valoración inicial de su estado de salud, sus capacidades y sus intereses. Este plan se revisa y adapta periódicamente para responder a la evolución natural de cada persona y a sus cambios de situación o de preferencias.
Centros de día para un envejecimiento activo
Muchas personas mayores mantienen un alto grado de independencia y prefieren seguir residiendo en su hogar, pero requieren apoyo durante el día o buscan actividades que les ayuden a mantenerse activos. En estos casos, un
centro de día para mayores Sanitas representa una opción idónea.
Estos centros ofrecen atención diurna especializada y actividades adaptadas a las capacidades de cada usuario. La jornada puede incluir ejercicios de estimulación cognitiva, talleres de manualidades o música, fisioterapia, programas de movilidad, así como espacios de socialización que contribuyen a mantener una rutina positiva y motivadora.
Uno de los grandes beneficios de los centros de día es que permiten combinar la independencia personal con la atención profesional. Las personas mayores pueden continuar viviendo en su entorno habitual, manteniendo sus costumbres, y al mismo tiempo disfrutar de compañía, cuidados y seguimiento especializado.
Factores clave para elegir la mejor opción
Nivel de autonomía
Es importante valorar la capacidad de la persona para realizar las actividades básicas del día a día. Si el grado de dependencia es alto, la residencia puede ser la opción más recomendable; si conserva buena autonomía, un centro de día puede cubrir sus necesidades perfectamente.
Estado de salud
Algunas personas mayores padecen enfermedades crónicas o condiciones que requieren supervisión médica continua. En esos casos, resulta fundamental elegir un recurso con personal sanitario disponible y seguimiento personalizado.
Entorno familiar y social
La disponibilidad de la familia también influye en la elección. Cuando el entorno familiar puede asumir parte del cuidado, los centros de día son un excelente complemento. Si no existe esa posibilidad o la carga es elevada, la residencia garantiza atención permanente y profesional.
Preferencias y estilo de vida
Escuchar y respetar los deseos de la persona mayor es clave. Algunas valoran la convivencia y las actividades grupales; otras prefieren la tranquilidad del hogar. Tomar la decisión de forma compartida ayuda a que el proceso de adaptación sea más natural.
Ubicación e instalaciones
La cercanía del centro y la calidad de las instalaciones son factores relevantes. Espacios amplios, accesibles y luminosos, junto con jardines o zonas de ocio, favorecen el bienestar y la calidad de vida.
Equipo profesional
La experiencia y especialización del personal son determinantes. Los equipos de Sanitas destacan por su formación en geriatría, fisioterapia y psicología, además de un trato humano y empático que marca la diferencia en el día a día.
Un modelo de cuidado centrado en la persona
La atención se basa en el modelo “centrado en la persona”. Este enfoque parte de la idea de que cada mayor es único, con su propia historia, capacidades, intereses y ritmo de vida. No se trata solo de cuidar, sino de acompañar, escuchar y ofrecer herramientas para que cada individuo mantenga su autonomía y dignidad.
En este modelo, los programas de envejecimiento activo son fundamentales. Incluyen actividades físicas, estimulación cognitiva, talleres creativos, sesiones de relajación y espacios de socialización que ayudan a prevenir el aislamiento y a reforzar la autoestima. También se promueve la participación familiar, porque el vínculo emocional con los seres queridos es un elemento esencial para el equilibrio y la estabilidad emocional.
Un entorno de confianza para cada etapa de la vida
Elegir una residencia o un centro de día no solo significa buscar un lugar donde se cubran las necesidades básicas. Es una decisión que implica cuidar la historia, la identidad y la dignidad de la persona. Por eso, Sanitas apuesta por espacios que combinan profesionalidad, cercanía y humanidad.
Las
residencias de mayores Sanitas y los centros de día para mayores Sanitas representan una garantía de calidad, confianza y atención personalizada. Gracias a su enfoque integral y a la implicación de sus profesionales, ofrecen un modelo de cuidado que promueve la salud, la autonomía y la felicidad en cada etapa del envejecimiento.
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