Iris Kruss, Pedro Barata, Erik Briers y Jorge Ortiz en el evento de Bayer.
El
cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más común entre los hombres. Desde 2022, se han diagnosticado a nivel global
1,5 millones de nuevos casos, y las previsiones indican que la tendencia seguirá al alza: para 2040, se estima que cerca de 2,9 millones de hombres podrían morir por esta causa. En vísperas del
Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) 2025, Bayer ha organizado un evento para medios en el que ha presentado su estrategia para redefinir el tratamiento de esta enfermedad.
“Nos estamos enfocando, por supuesto, en desarrollar tratamientos que ayuden a los pacientes a
vivir más tiempo. Pero eso no es todo. También queremos que puedan mantener su calidad de vida y seguir
disfrutando la vida que aman y a la que están acostumbrados”, ha destacado
Iris Kuss, líder global de Desarrollo Clínico de Bayer, durante su intervención en la ponencia
La ambición de Bayer de transformar el cáncer de próstata.
Más allá de la eficacia de los tratamientos oncológicos, muchos pacientes enfrentan desafíos relacionados con los efectos secundarios, especialmente aquellos que afectan al sistema nervioso central, como la pérdida de memoria, la fatiga, la dificultad para concentrarse o el deterioro cognitivo. En este contexto,
darolutamida (Nubeqa) se perfila como una alternativa prometedora: se trata de un antiandrógeno estructuralmente distinto, diseñado para tener baja penetración en la barrera hematoencefálica, lo que reduce notablemente los efectos adversos sobre el cerebro. Esta característica resulta
especialmente relevante en hombres mayores, que ya pueden presentar problemas cognitivos asociados a la edad.
Además, la darolutamida presenta una baja tasa de interacción con otros medicamentos, facilitando su combinación en pacientes con múltiples comorbilidades, como diabetes u otras enfermedades crónicas. Con un perfil de seguridad favorable y una baja tasa de abandono del tratamiento, este fármaco no solo logra frenar la progresión de la enfermedad y extender la supervivencia, sino también
mantener la calidad de vida de los pacientes durante más tiempo.
Jorge Ortiz, director global de Estrategia Médica y de Evidencia, pone el foco en el radiofármaco
radium-223. Su combinación con otros tratamientos estándar representa una de las principales líneas de investigación en
cáncer de próstata metastásico resistente a la castración. “Tenemos un estudio en combinación con enzalutamida, un inhibidor del receptor androgénico con indicación en esta etapa de la enfermedad”, ha explicado.
Jorge Ortiz, director global de Estrategia Médica y de Evidencia.
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Además, se están explorando combinaciones con
docetaxel, que es quimioterapia, y otras dos con potencial informativo, aunque sin fines de registro: una con inhibidores PARP y otra con un beta-radiofármaco. Al igual que su compañera, Ortiz ha subrayado que, más allá de la supervivencia, “una de las prioridades no es solo aumentarla, sino también mejorar la calidad de vida”. Así, radium-223 ha demostrado una diferencia estadísticamente significativa en el control del dolor, gracias a su acción sobre metástasis óseas aún no sintomáticas.
Por su parte,
Emmanuelle Di Tomaso, directora global de Ciencias Traslacionales de Oncología, ha insistido en que uno de los avances más prometedores en la investigación del cáncer de próstata es el uso de tecnologías avanzadas de análisis molecular a partir de muestras plasmáticas. Aunque los pacientes no siempre pueden proporcionar tejidos de forma sencilla, las muestras ya disponibles han permitido descomponer el progreso molecular de la enfermedad y analizar los cambios antes y después del tratamiento.
Esta aproximación permite no solo identificar dianas terapéuticas tradicionales, sino también explorar
nuevas combinaciones de tratamiento personalizadas. En una investigación reciente, se marca como objetivo optimizar el uso de darolutamida en segmentos específicos de pacientes cuyas enfermedades evolucionan de manera diferente, con el fin de que este fármaco continúe siendo una pieza clave dentro del arsenal terapéutico contra el cáncer de próstata.
Un instante en el evento de Bayer previo al Congreso ESMO 2025.
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Darolutamida: del ensayo al tratamiento
Pedro Barata, director del Programa de Investigación en Oncología Médica Genitourinaria, ha asegurado en la presentación
Darolutamida: del ensayo al tratamiento que “la darolutamida tiene un papel establecido en el manejo del cáncer de próstata en varias etapas de la enfermedad, con un perfil diferenciado que puede simplificar la gestión del tratamiento e impactar positivamente la vida de los pacientes”.
Además, el experto ha insistido en la complejidad del cáncer al recordar que, incluso dentro de un mismo tipo, cada tumor es diferente. “Así es el cáncer: cada vez que aplico un tratamiento, algunos tumores responden y otros se vuelven dominantes. Eso es lo que llamamos
heterogeneidad tumoral”, ha explicado. Esta variabilidad obliga, en muchos casos, a recurrir a terapias combinadas que actúen desde distintos frentes para abarcar todo el espectro de la enfermedad.
En este contexto, Barata ha explicado que la decisión entre optar por un tratamiento con triplete (ADT + ARPI + docetaxel) o duplete (ADT + ARPI) en
cáncer de próstata metastásico sigue siendo un tema de criterio clínico. “La mayoría de pacientes va a recibir ADT con un ARPI”, ha afirmado, recordando que la combinación con quimioterapia, específicamente docetaxel, solo se da con darolutamida o abiraterona.
Los pacientes que presentan
enfermedad metastásica de novo, es decir, diagnosticada directamente en estadio avanzado, o aquellos con alto volumen tumoral son los que más se benefician de la adición de quimioterapia. “Tiendes a ofrecer triplete si el paciente tiene un
pronóstico determinado por la enfermedad, si lo puede tolerar y si es apto para la quimio”, ha agregado.
En cuanto a la
elección del agente hormonal, el criterio se inclina hacia darolutamida por su mejor perfil de tolerabilidad. “He usado más darolutamida que abiraterona porque no requiere corticoide, tiene buena tolerancia y, según el metanálisis, su beneficio parece mantenerse mejor en pacientes mayores”, señaló. Además, remarcó que factores como la
toxicidad hepática, la hipopotasemia y la necesidad de esteroides representan limitaciones importantes en el uso de abiraterona frente a los
antihormonales de nueva generación.
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