Marcel explica cómo ha conseguido evitar tener que cerrar el proyecto que lanzó cuando estudiaba Medicina

 Marcel Guiu, residente de Medicina de Familia en Valls y dueño de una empresa.
Marcel Guiu, residente de Medicina de Familia en Valls.


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Marcel Guiu fundó su negocio en septiembre de 2020, cuando aún era estudiante de Medicina. Ahora, recién incorporado como residente de Medicina Familiar y Comunitaria en Valls, su ciudad natal, no se plantea bajo ningún concepto la posibilidad de abandonar su proyecto a pesar de la exclusividad que se exige a los especialistas en formación. La clave está en cómo ha estructurado su vínculo legal con la empresa que gestiona junto a su pareja, también MIR: "Como tal no puedes ser autónomo, porque te piden exclusividad en el hospital. Lo que hemos hecho es montar una sociedad y no cobramos ninguna nómina; es algo legal siempre que no se perciban ingresos personales de la actividad". 

Así, al contrario de lo que trasladó a este periódico Shakile - el MIR que renunció a su plaza para no cerrar su negocio-, Guiu descarta tener ningún problema a la hora de compaginar la formación con su empresa. "Durante estos cuatro años de exclusividad acumularemos el dinero en la cuenta de ahorros de la compañía y luego lo reinvertiremos, o ya veremos", explica a Redacción Médica. Para demostrar la lógica de este método pone de ejemplo el caso de un médico ya especialista que quiera volver a hacer el MIR con 40 años: "Por ejemplo, un anestesista que se ha montado su empresa, ¿lo tiene que cerrar todo para hacer otra especialidad? Pues no, se quita la nómina durante esos cuatros años y se mantiene como socio propietario".

Lanzar una empresa siendo estudiante de Medicina


Además, en su caso ya cuenta con trabajadores contratados por lo que, aunque no se desentenderá del todo, asumirá menos carga en sus ratos libres. "Está claro que voy a priorizar la residencia, y evidentemente no voy a dejar mi puesto como MIR por la empresa. Aunque no voy a hacer guardias extra para no desaparecer tampoco", explica. Guiu hizo sus prácticas durante sexto de carrera en el CAP y el hospital de Valls, y quedó encantado con el ambiente que respiró durante ese tiempo. Familia era su primera opción. “Me gusta mucho el trato con el paciente", añade. Además, considera que es una buena vía para subespecializarse en Medicina del Deporte más adelante. 


"No voy a dejar mi puesto como MIR por la empresa, pero no voy a hacer guardias extra para no desaparecer"



Yatro Hats, su ecommerce de gorros de quirófano personalizados, nació gracias a su paso por el quirófano cuando cursaba el tercer año del Grado. "Vi cómo los pacientes reaccionaban con alegría al ver gorros estampados que llevábamos y me pareció una buena idea”, recuerda. Con el apoyo de una modista, lanzó una primera colección y creó una página web. “Al principio cuesta mucho porque lo poco que ganas lo vas reinvirtiendo. Pero ahora ya tenemos estructura y equipo”, asegura.

Actualmente, además de gorros, venden lanyards, botiquines, kits de sutura, material escolar y, próximamente, ropa personalizada y agendas. Su pareja, Irene -R1 de Radiología en el Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona- se unió al proyecto hace tres años. Ya cuentan con una oficina en Reus, almacén y stock propio. “Antes todo lo tenía en una habitación de casa, todo guardado ahí”, recuerda Guiu.

¿Es suficiente el sueldo MIR para vivir? 


Su vocación médica y su interés emprendedor se han cultivado desde la infancia. “Mi madre es farmacéutica y mi padre, economista. Las conversaciones en casa eran mitad sanitarias y mitad económicas. Ahí aprendí cosas que no te enseñan en el colegio”, recuerda. Para lanzar el negocio, tiró del dinero que había ahorrado trabajando como celador en verano: “Lo hice para no aburrirme y para empezar a conocer el mundo sanitario desde otro perfil. Como vivía con mis padres decidí reinvertirlo”.


"El sueldo MIR es un poco precario, yo creo que no da para vivir"



En este sentido, Guiu considera que el sueldo MIR es "un poco precario". "Yo creo que no da para vivir, y se nota todavía más en una gran ciudad, cobras 1.300 euros de base y tienes que pagar un alquiler de 800 euros al mes", añade. "A veces te toca estar meses haciendo a lo mejor entre unas cien horas semanales. Y respecto a las guardias de 24 horas, al final estás unos años que solo estás trabajando para sobrevivir". 
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