Los profesionales de la farmacia vuelven a reclamar que se valore su rol asistencial, al amparo del Documento de Córdoba que se presentó en el último Congreso Nacional Farmacéutico



24 mar. 2015 20:09H
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Redacción. Barcelona
“Cuando el ciudadano vea una farmacia y piense que allí se le facilitarán servicios y atención para influir en su estado de
salud, la batalla estará ganada”. Según Jordi Dalmases, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, el futuro del profesional farmacéutico sólo será posible cuando asuma un rol asistencial, como ha manifestado en la mesa redonda 'Acciones enmarcadas en el Documento de Córdoba, que ha tenido lugar este martes en la XXVII edición de Infarma Barcelona 2015.

Lluís Triquell, socio-director de Antares Consulting; Jordi de Dalmases, presidente del COF de Barcelona, presidente del Consell de Col·legis Farmacèutics de Catalunya y vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España; Carmen Peña, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España y de la Federación Internacional Farmacéutica; Fernando Martínez, profesor titular de la Universidad de Granada  y responsable del grupo de investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, y Miguel Ángel Gastelurrutia, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Farmacéuticos de Guipúzcoa.

Esa misma conclusión es compartida por los ponentes participantes: Carmen Peña, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España y de la Federación Internacional Farmacéutica; Fernando Martínez, profesor titular de la Universidad de Granada, departamento de Química-Física, responsable del grupo de investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada; Miguel Ángel Gastelurrutia, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guipúzcoa y Lluís Triquell, socio-director de Antares Consulting. Dalmases, como moderador de la mesa redonda, se ha referido a la Declaración de Córdoba como “el norte de la brújula de nuestra profesión, que apunta a una farmacia asistencial e integrada con el resto de profesionales sanitarios”.

Por su parte, Carmen Peña la ha definido como “una declaración de amor del conjunto de profesionales farmacéuticos hacia la sociedad a la que sirven. Es nuestro pequeño gran documento, que marca nuestra esencia de pasado pero con proyección a nuevas formas de trabajo”.

En ese sentido, Peña ha destacado “el deber de recuperar el rol asistencial que el farmacéutico tuvo en el pasado y que va mucho más allá de un mero dispensador de medicamentos. Por ello, la Declaración de Córdoba es indispensable para conseguir que este profesional sea una pieza clave en el ámbito de sus competencias”. Todo ello responde “a que hoy existe un nuevo perfil de paciente: polimedicado y con grandes necesidades en medicación, debido a la dificultad para manejarla: esto es crítico para la farmacia comunitaria”. Asimismo, ha insistido en la necesidad de “generar evidencia científica para demostrar la eficiencia y eficacia tanto para el paciente como para el sistema”.

La figura del farmacéutico como profesional con competencias asistenciales ha centrado asimismo la intervención de Miguel Ángel Gastelurrutia: “la farmacia asistencial centrada en el paciente, con una cartera de servicios profesionales remunerados es el único futuro posible para lograr ir hacia delante. Y, en ese futuro no tan lejano, vamos hacia la dispensación de medicamentos como la más compleja de las competencias que debe tener el farmacéutico”. Todo ello “sin olvidar que los servicios deben responder a necesidades sociales y funcionar tanto a nivel de eficiencia como de rentabilidad”.

También ha recordado algunos de los servicios que actualmente se ofrecen en las oficinas de farmacia, como la formulación magistral, los programas de dispensación de metadona, detección de VIH y sangre oculta en heces, entre otros.

Investigación en Farmacia Comunitaria, clave para el sector

Por su parte, Fernando Martínez ha destacado la necesidad de potenciar la investigación en farmacia comunitaria y de la formación orientada al paciente, aunque “actualmente estamos investigando y, cada vez, mejor, con estudios de gran alcance. Por poner un ejemplo, solamente en Granada se han presentado 96 tesis doctorales sobre atención farmacéutica comunitaria y hospitalaria”. Y es que “la colaboración entre universidades y farmacia comunitaria es clave y, por ello, hay que buscar fórmulas para trabajar conjuntamente”.

Asimismo, Martínez ha apuntado que “las competencias de la figura del farmacéutico contempladas en la normativa vigente no se están proporcionando en la medida e intensidad que sería deseable. En ese sentido, se requieren, por ejemplo, nuevas competencias para aumentar la adherencia de tratamientos”. Por ello, como propuestas de mejora, ha destacado “la necesidad de incluir asignaturas de atención farmacéutica obligatorias en los planes de estudio e introducir cambios importantes en los actuales y, sobre todo, de aprender a trabajar en equipo”.

Por último, Lluís Triquell ha enumerado, como principales barreras para logro de un rol asistencial por parte del farmacéutico, “los estereotipos, las rigideces comunicativas y las políticas”, insistiendo en la necesidad de “colaboración y cooperación entre los diferentes profesionales sanitarios”.

Para ello, “deben conocer y comprender la naturaleza de las funciones de cada uno de ellos. Además, debemos conseguir la optimización de recursos, así como la continuidad de la atención y la visibilidad conjunta, con un posicionamiento asistencial en sociedad”.

Como conclusión, ha destacado “la confianza, la comunicación, el impulso de proyectos y el uso de las TIC” como algunos de los principales retos a conseguir. 
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