La Aemps aconseja conservar adecuadamente los fármacos para evitar efectos adversos relacionados con el calor.
Con el mes de junio aún lejos de su ecuador, España se encuentra inmersa en el segundo episodio de
altas temperaturas de la temporada. Con los termómetros rondando - cuando no superando - los 40 grados, los
riesgos para la salud no hacen más que aumentar. En este contexto, los
golpes de calor son el peligro más temido. Sin embargo, hay otros que tampoco deben descuidarse durante los meses de verano.
Los efectos del calor en las personas, especialmente las más vulnerables - mayores, niños, pacientes crónicos - son de sobra conocidos:
problemas de termorregulación, deshidratación… No lo es tanto, sin embargo, que
las altas temperaturas afectan también a los medicamentos que tomamos, modificando su estabilidad o niveles de absorción.
Durante los meses de calor extremo, ciertos medicamentos pueden provocar reacciones inesperadas en el organismo, afectando directamente a la temperatura corporal. Aunque no todos los pacientes lo saben, hay fármacos que pueden generar hipertermia, fiebre o incluso
hipotermia.
En su documento ‘Medicamentos y calor’, la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) clasifica los riesgos asociados al consumo de medicamentos en verano. A continuación, repasamos los principales grupos implicados y sus consecuencias.
Medicamentos que alteran la hidratación
Estos fármacos favorecen la pérdida de agua y sales minerales, alterando el equilibrio hídrico del cuerpo, lo que puede potenciar la deshidratación.
-
Diuréticos, especialmente los del asa como la furosemida
Fármacos que afectan a la función renal
El calor, combinado con deshidratación, incrementa el riesgo de daño renal en pacientes que toman estos medicamentos, muchos de ellos con perfil nefrotóxico.
AINEs, incluidos salicilatos (>500 mg/día), clásicos e inhibidores selectivos de la COX-2
IECA y antagonistas de los receptores de angiotensina II
-
Sulfamidas.
-
Indinavir.
-
Aliskireno.
-
Anti-aldosteronas.
-
Otros medicamentos nefrotóxicos, como aminoglucósidos, ciclosporina, tacrólimus y contrastes yodados.
Perfil farmacocinético afectado por deshidratación
Cuando el paciente está deshidratado, estos medicamentos pueden acumularse en el organismo o perder eficacia, lo que aumenta el riesgo de toxicidad o reacciones adversas. Incluyen:
-
Sales de litio.
-
Antiarrítmicos.
-
Digoxina.
-
Antiepilépticos como topiramato y zonisamida.
-
Biguanidas y sulfamidas hipoglucemiantes.
-
Estatinas y fibratos.
Medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica
Estos fármacos interfieren con la capacidad del cuerpo para eliminar calor, tanto desde el centro termorregulador (nivel central) como en la respuesta periférica.
Nivel central:
Nivel periférico (acción anticolinérgica):
-
Antidepresivos imipramínicos.
-
Antihistamínicos de primera generación.
-
Antiparkinsonianos.
-
Antiespasmódicos urinarios.
-
Disopiramida.
-
Pizotifeno.
-
Atropina.
-
Broncodilatadores: ipratropio, tiotropio.
-
Nefopam.
-
Vasoconstrictores, agonistas simpaticomiméticos.
-
Antimigrañosos: triptanes y derivados del cornezuelo (ergotamina).
Fármacos que alteran el gasto cardíaco o el metabolismo basal
En condiciones de calor, el cuerpo necesita aumentar el flujo sanguíneo y activar su metabolismo para refrigerarse. Estos medicamentos lo dificultan:
-
Diuréticos.
-
Betabloqueantes.
-
Hormonas tiroideas.
La Aemps advierte que neurolépticos y agonistas serotoninérgicos pueden inducir hipertermia incluso sin ola de calor. Además, recomienda
leer siempre el prospecto, conservar adecuadamente los fármacos y evitar la automedicación. También pide a los profesionales sanitarios revisar los tratamientos de sus pacientes durante el verano, evitar la prescripción de AINEs en riesgo de deshidratación y no usar paracetamol ante insolaciones.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.