Pilar Jaraba.
Cuando
Pilar Jaraba era pequeña, todas las tardes jugaba junto a sus dos hermanas a ser médicas. Siempre ha sido su vocación, pero en el momento de hacer la PAU para
entrar a Medicina se puso "muy nerviosa" y no consiguió la nota suficiente. Aún con la idea de convertirse en médica, primero
terminó la carrera de Fisioterapia, luego la de Enfermería y, finalmente, optó por acabar un grado superior sanitario que le ayudó a entrar, de una vez por todas, en
Medicina con 34 años. "Después de tantos vaivenes tendré mi título y ya decidiré qué es lo que quiero, si al final me quedo en Enfermería o seré médico. Pero ya voy a poder vivir mi vida alejada de los estudios", ha indicado.
Y es que esta actual estudiante de quinto de Medicina lleva desde los 18 años sin parar de estudiar. Tras no conseguir la nota de la
PAU, y desconociendo las diferentes
vías alternativas para entrar a Medicina ajenas a Selectividad, esta futura médica se dejó aconsejar por una amiga suya y, con el objetivo de no perder el hilo de seguir estudiando y formándose,
decidió entrar a Fisioterapia.
"Logré muy buenas notas en la carrera y, al convertire en fisioterapeuta, empecé a trabajar en una residencia de mi pueblo. Pero los horarios no me permitían conciliar y me di cuenta que esta profesión no estaba hecha para mí. Así, aunque yo seguía queriendo entrar en Medicina, la nota seguía sin darme y decidí probar suerte con
Enfermería”, ha explicado a
Redacción Médica.
Hacer Enfermería después de Fisioterapia
En la práctica laboral, la Enfermería, al contrario que la Fisioterapia, le "encantó". “Empecé a trabajar en Alicante y ese año iba a cumplir 25 años, así que pensé que podía entrar a Medicina por la vía de
acceso a mayores de 25 años, pero hubo un requisito que no cumplía y no pude. Yo soy creyente y para mí esto fue una señal para que dejase de intentar convertirme en médica", ha lamentado.
Con esa idea desechada, Jaraba continuó trabajando como enfermera. Estaba muy a gusto y la profesión le llenaba, pero cada vez que veía a su hermana mayor, quien en ese momento hacía
el MIR de Familia, le volvía ese gusanillo por entrar al grado. "Siempre le pedía que me contase casos o que me enseñara radiografías. De hecho, fue ella quien me impulsó a que volviera a intentarlo, pero, esta vez, tras
terminar la FP de Documentación Sanitaria", ha resaltado.
Ser madre estudiando Medicina
Así, con el título del grado superior en la mano, por fin, logró entrar en Medicina con 34 años. Todo esto, a su vez, consiguiendo obtener una
plaza fija en Enfermería y reduciendo su jornada laboral para compaginar los estudios con el trabajo.
Los dos primeros años de carrera fueron "maravillosos" y, en tercero, cuando
se quedó embarazada, también lo fue. Pero ahora que está en quinto de Medicina,
trabajando mientras estudia y con una niña de casi dos años su vida es un poco "agobiante". Aun así, está deseando cumplir su sueño de convertirse en médica y dejar atrás tantos años de hincar los codos para poder disfrutar, al 100 por ciento, de su hija y su nueva profesión. Eso sí, si las condiciones en Medicina no le permiten conciliar, es posible que se quede con Enfermería. "
Ya decidiré cuando toque", ha concluido.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.