La presidenta de la Asociación Española de Matronas, Rosa María Plata.
El
embarazo, el parto y el periodo posterior a este se caracterizan por
la incertidumbre. La futura madre atraviesa una etapa de dudas que puede derivar en un empeoramiento de su salud mental. Es más, distintos estudios señalan que entre el 10 y 15 por ciento de las mujeres padece
depresión en algún momento de la gestación, mientras que entre el 10,5 y el 13 por ciento la sufren después de dar a luz. Por ello, se considera fundamental que todos los profesionales alrededor de las embarazadas estén pendientes de esta problemática. Es el caso de las especialistas en
Enfermería Obstétrico-Ginecológica, cuyas labores se focalizan cada vez más en este asunto.
"Las mujeres en etapa de embarazo y tras el parto, en el puerperio o postparto,
están expuestas a cambios hormonales que les hacen más vulnerables a cambios en los que experimentan emociones intensas y cambiantes, como tristeza, angustia o preocupación. A esto se suma el trabajo y responsabilidad de gestar y criar sanamente a su feto y recién nacido", ha señalado la presidenta de la Asociación Española de Matronas, Rosa María Plata, a
Redacción Médica. Un escenario que requiere de una mayor implicación por parte de este perfil sanitario.
Plata ha puntualizado que cada vez
se actúa con más énfasis en el aspecto mental de las embarazadas, ya que este tiene un efecto demostrado en las circunstancias fisiológicas que rodean al nacimiento. "Se incide en el apoyo psicológico de la mujer y pareja en el proceso del embarazo, parto y puerperio, dándose prioridad a la valoración de su salud mental durante estas etapas, así como la detección de factores de riesgo y problemas", ha continuado. Una acción que facilita la detección de pacientes que sufren en términos emocionales en este periodo.
"Se incide en el apoyo psicológico y la valoración de su salud mental, incluida la detección de factores de riesgo y problemas"
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Y es que cualquier tipo de trastorno mental causado por la gestación
puede resultar extremadamente perjudicial para madre e hijo o hija. Por ejemplo,
la depresión perinatal -desarrollada tras el parto- ocasiona fatiga, pérdida de interés, falta de apetito, insomnio, dificultades de concentración y sentimiento de culpa. En los casos más graves, puede llevar a pensamientos de autolesión o daño al bebé. Asimismo, también afecta al recién nacido, al comprometer su desarrollo cognitivo y social y ser origen de futuros problemas de salud mental.
Posibilida de más formación, pero sin interferir en competencias
Pese a la problemática existente, la presidenta de la Asociación Española de Matronas
no considera que la instrucción que se da a las mencionadas especialistas sea escasa, aunque siempre se puede mejorar. "Obviamente, nunca está de más una mayor formación, pero la actual, creo sinceramente que es suficiente y precisa para nosotras", ha asegurado.
"Obviamente, nunca está de más una mayor formación, pero la actual, creo sinceramente que es suficiente y precisa para nosotras"Texto sumario
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En este sentido, Plata ha recordado que las matronas fijan cada vez más su atención en
la salud mental de las embarazadas, pero esta focalización tampoco altera la naturaleza de su profesión: la salud sexual y reproductiva. Y es que en caso de detectar factores de riesgo significativo de quiebra del estado psicológico de una paciente, las especialistas en Enfermería Obstétrico-Ginecológica
derivan a la mujer a profesionales del espectro mental, como psiquiatras, psicólogos o enfermeras especializadas en dichas afecciones. "Tenemos la obligación de enviar estas pacientes a otras áreas, pese al acompañamiento que realizamos", ha apuntado.
Desigual abordaje de la depresión perinatal
A pesar del interés de las matronas por contribuir a un mejor estado de salud de las mujeres en proceso de gestación o posparto, el combate de males como la depresión perinatal no depende únicamente de la intención de los profesionales en torno al nacimiento. Y es que las comunidades autónomas, atentas a este escenario,
implementan programas para la detección de casos de este tipo. Una actuación en la que Cataluña lleva la ventaja, al ser la primera en fijar un protocolo para este problema.
Tras la acción catalana, varias son las que han establecido directrices contra la depresión perinatal. Así, en buena parte de España, las mujeres son preguntadas sobre su estado mental y sentimientos durante el embarazo y después de este en las consultas de revisión. Un pequeño cuestionario que ayuda a
realizar un cribado para el diagnóstico y radiografía de este trastorno mental.
Sin embargo,
no todos los protocolos son iguales. Mientras que algunos se centran en el cribado y el tratamiento de la embarazada, otros incorporan talleres formativos para los sanitarios, como es el caso de País Vasco o Baleares. Motivo por el que varias organizaciones del campo de la salud, como el
Consejo General de la Psicología en España (COP), abogan por una serie de criterios comunes para estos programas.
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