Diccionario de enfermedades

Tumores cerebrales en niños

¿Cómo se diagnostican los tumores cerebrales en niños?
Los tumores cerebrales son los tumores sólidos más frecuentes en los niños. Dentro del total de tumores malignos en niños, solo las leucemias son más frecuentes. Si bien pueden aparecer a cualquier edad, son mucho más frecuentes entre los 3 y los 8 años.

¿Cuáles son las causas de los tumores cerebrales en niños?


Como sucede en la mayoría de los cánceres, los factores que llevan a su aparición no son conocidos. Existen algunos síndromes en los que la frecuencia de tumores cerebrales es muy alta, como las neurofibromatosis, la enfermedad de von Hippel-Lindau, etc.

¿Cuáles son los síntomas del tumor cerebral?


Los síntomas de los tumores cerebrales dependen de la velocidad de crecimiento del tumor y de su localización. En general pueden producir:
  • Dolor de cabeza (cefalea). Suele ser el síntoma más frecuente. Es más intenso por la mañana y no responde adecuadamente a la toma de analgésicos. A veces se asocia a vómitos.
  • Alteraciones en el nivel de conciencia con tendencia al sueño.
  • Alteraciones de la personalidad o en el estado de ánimo, como apatía y falta de interés.
  • Alteraciones del equilibrio.
  • Alteraciones en la visión o visión borrosa.
  • Crisis epilépticas.
  • Déficit de alguna capacidad motora (pérdida de fuerza en un brazo, en una pierna, en una mitad del cuerpo, imposibilidad para hablar, etc.) o sensitiva (hormigueos en un brazo o en una pierna).

Tipos de tumores cerebrales y sus características


Existen diversos tipos de tumores cerebrales primarios en los niños, con un pronóstico y un tratamiento distintos. Los más frecuentes son:
  • Astrocitomas. En niños y jóvenes suelen ser astrocitomas de bajo grado.
  • Astrocitoma de grado I (astrocitoma pilocítico). Es el más frecuente en niños. Suele localizarse en el cerebelo aunque puede afectar a cualquier lugar del sistema nervioso central. Puede curarse si es extirpado totalmente con la cirugía.
  • Astrocitoma de grado II (astrocitoma difuso). Suele debutar como una crisis epiléptica en una persona joven.
  • Gliomas de tronco del encéfalo. Suelen aparecer alrededor de los 6 años. En general no producen síntomas hasta que su tamaño es muy grande. El glioma pontino difuso tiene un peor pronóstico.
  • Ependimomas. Suele tratarse de un tumor de niños, aunque los adultos pueden también tenerlo. Se sitúan preferentemente en la médula espinal y obstruyen el paso de líquido cefalorraquídeo dando lugar a una hidrocefalia.
  • Meduloblastoma. Es el tumor cerebral maligno más frecuente en niños. Aparece casi siempre antes de los 10 años de edad. Se presenta como dolor de cabeza, dificultad para el equilibrio, disminución de la atención o tendencia al sueño. Se localiza en el cerebelo o en la parte posterior del cerebro.
  • Tumores de células germinales: Germinomas y tumores de células germinales no germinativos.
  • Craneofaringiomas. Son tumores infrecuentes, benignos, que afectan a niños o a personas mayores de 50 años. Producen dolor de cabeza, alteraciones de la visión y, en niños, alteraciones del crecimiento dado que pueden afectar a la producción de determinadas hormonas cerebrales.


¿Cómo se diagnostican los tumores cerebrales en niños?


El diagnóstico de un tumor cerebral se realiza mediante la realización de un TAC o, preferentemente, de una RMN cerebral. Estas pruebas permiten ver el tumor y observar si ha comprimido el paso del líquido cefalorraquídeo produciendo hidrocefalia. En raros casos se necesita realizar una biopsia para tener el diagnóstico.

¿Son hereditarios ?


Algunas enfermedades hereditarias se asocian con un mayor riesgo de tumores cerebrales, como la enfermedad de von Hippel Lindau, las neurofibromatosis, la neoplasia endocrina múltiple, la esclerosis tuberosa, etc.

¿Pueden prevenirse?


Los tumores cerebrales no pueden ser prevenidos.

Esperanza de vida de un tumor cerebral en niños


El pronóstico es variable en función del tipo de tumor y la posibilidad de extirpación quirúrgica. Una parte importante del pronóstico de estos tumores se relaciona con las secuelas derivadas del tratamiento. Estas secuelas incluyen el retraso mental (problemas de aprendizaje y de desarrollo cerebral), las convulsiones, las alteraciones en el crecimiento, las discapacidades físicas, las deficiencias hormonales, los problemas de vista y de audición y la posibilidad de desarrollar un nuevo cáncer, incluyendo un segundo tumor cerebral.

¿Qué tratamiento para los tumores cerebrales existen?


El tratamiento de los tumores cerebrales debe diferenciarse en:
  • Tratamiento de los síntomas:
  • Para reducir el dolor de cabeza, además de los analgésicos, puede ser necesario administrar corticoides (dexametasona) y reducir así la zona inflamatoria de alrededor del tumor. Este tratamiento también mejora los déficits neurológicos.
  • En casos de que haya crisis convulsivas es necesario administrar medicinas anti-epilépticas.
  • Tratamiento del tumor en sí mismo. En función del tipo de tumor puede utilizarse quimioterapia, radioterapia o cirugía. En general en niños muy pequeños no suele utilizarse radioterapia dado que puede afectar el desarrollo cerebral.
  • Astrocitomas. El tratamiento es la cirugía lo más amplia posible, seguida de radioterapia en los grados II a IV.
  • Gliomas de tronco del encéfalo. Suelen curarse con cirugía asociada o no a radioterapia, excepto el glioma pontino difuso que puede no responder al tratamiento.
  • Ependimomas. Pueden curarse si se extirpan completamente. Si no se pueden quitar del todo suelen reaparecer, debiendo reoperarse o recibir radioterapia.
  • Meduloblastoma. El tratamiento consiste en su extirpación quirúrgica seguida de radioterapia del cerebro y de la médula espinal junto a quimioterapia. La supervivencia puede ser prolongada y muchos se curan del todo pero, en general, a expensas de alteraciones en el desarrollo mental.
  • Tumores de células germinales. Responden satisfactoriamente al tratamiento con radioterapia y quimioterapia.
  • Craneofaringiomas. El tratamiento se realiza con cirugía dirigida a extirpar la mayor parte del tumor, asociada a radioterapia.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.