La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) nació con la misión de liderar la evolución del farmacéutico comunitario desde la provisión del medicamento a la prestación de servicios profesionales farmacéuticos centrados en el paciente y en la población, tanto en el ámbito de la atención familiar y comunitaria como en el espacio sociosanitario en coordinación con otros profesionales de la salud. Dentro de esos servicios, sin ninguna duda, la formulación magistral es el más antiguo junto con la dispensación de medicamentos. Además, son los dos únicos servicios profesionales incluidos en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud que realiza la farmacia comunitaria. Sin embargo, y a pesar de su antigüedad, todavía hoy, esta actividad nos puede enseñar algo más. Y es que, aunque la formulación magistral es una actividad con claras oportunidades de mejora, como servicio farmacéutico asistencial que es, puede ser un verdadero modelo de referencia para el desarrollo de los servicios asistenciales farmacéuticos de la farmacia comunitaria.

En este sentido, hay que recordar que este servicio ha sufrido una verdadera evolución, desde su actual denominación (formulación de medicamentos individualizados) hasta su última regulación básica nacional a través del Real Decreto 175/2001, por el que se aprobaron las normas de correcta elaboración y control de calidad de fórmulas magistrales y preparados oficinales y que supuso un antes y un después en esta actividad. Su regulación posterior por las diferentes administraciones sanitarias de las comunidades autónomas ha preservado una uniformidad en las condiciones necesarias para su prestación por todas las farmacias españolas, desde las instalaciones del laboratorio y anejos hasta el equipamiento necesario a través de la creación de diferentes niveles de elaboración.

También se ha regulado la excepcionalidad que supone la externalización del servicio a través de la regulación de la contratación a terceros autorizados y aunque todavía no se exige una capacitación específica como tal, es evidente que para la prestación se requiere de una formación específica basada en la práctica farmacéutica habitual. Además, su sistema retributivo tiene en cuenta los costes en los que se incurre y se articula a través de honorarios profesionales relacionados con la complejidad de la forma farmacéutica, el tiempo y la cantidad elaborada. Sus pagadores cubren todo el espectro posible, desde los propios pacientes hasta la financiación total o parcial por proveedores de atención sanitaria de naturaleza pública y privada.

En definitiva, este servicio es un buen ejemplo de cómo desde la farmacia comunitaria se pueden prestar servicios que aportan un valor añadido al sistema sanitario, de forma regulada y garantizando la calidad y la equidad de su prestación en todo el territorio nacional.

Hoy en día, a pesar de la gran cantidad existente de medicamentos de fabricación industrial, el servicio de formulación de medicamentos individualizados sigue siendo una herramienta imprescindible en la terapéutica actual, especialmente en determinados colectivos (niños, pacientes dermatológicos, etc.) y marca una tendencia clara hacia la individualización de la farmacoterapia.

Por todos estos motivos, Sefac ha firmado un convenio con la Asociación Española de Farmacéuticos Formulistas (AEFF), que tiene como principal objetivo promover la formulación magistral entre la profesión y ayudar a la implantación y desarrollo de laboratorios en las farmacias comunitarias. La coincidencia en los fines de ambas sociedades ha propiciado que AEFF y Sefac trabajen desde ahora conjuntamente para beneficiar a sus respectivos asociados en todas aquellas actividades que contribuyan a mejorar su formación, información y desarrollo profesional en este ámbito.

No olvidemos pues que la formulación de medicamentos individualizados no es solo un servicio característico y fundacional de nuestra profesión, sino una verdadera y única solución terapéutica para muchos pacientes de nuestro ámbito asistencial, por tanto, debemos alentar su práctica y promover su utilización en las guías farmacoterapéuticas, aprovechando también el modelo que puede representar para un desarrollo adecuado de los servicios profesionales farmacéuticos presentes y futuros.

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