Si tuviese que resumir en una palabra la situación que se vive día a día en el hospital Virgen de la Salud de Toledo, esta sería sin duda 'desilusión'. Los que hemos vivido en primera persona los últimos veintitantos años del devenir de este hospital jamás hubiésemos pensado que llegaríamos a presenciar una situación como la que estamos viviendo actualmente.

Y no quiero con ello crear ninguna alarma social, por otra parte injustificada, puesto que la asistencia sanitaria que se está dando aún mantiene los mínimos estándares de calidad gracias a la gran profesionalidad de todos y cada uno de los trabajadores. Eso sí, cada día cuesta un poco más atender de forma correcta a nuestros pacientes.

Para llegar a este estado permanente de desilusión se ha tenido que pasar por todo un proceso de ilusión, incertidumbre y frustración. La ilusión nos vino de la mano del compromiso del gobierno regional que allá por el año 2007 comenzó la construcción del nuevo hospital de Toledo y lo hizo en sintonía con los profesionales sanitarios que participamos activamente en el desarrollo del plan funcional correspondiente sobre el que luego se elaboró el proyecto técnico definitivo.

Todos estábamos ilusionados con el nuevo hospital pues se contemplaba como una apuesta de futuro, y un tributo de justicia a tantas necesidades y deficiencias pasadas, para nuestra provincia y comunidad autónoma. Entonces se nos decía que tendríamos un hospital de 804 camas “individuales”, 32 o más quirófanos, un hospital dotado de todos los servicios sanitarios existentes en el momento, con unas urgencias maravillosas, investigación, docencia, hospital de pacientes, etc., etc., etc.

Pero, a comienzos del año 2012 nos echan un jarro de agua fría y se paraliza la construcción porque el proyecto les parecía faraónico y desde entonces, y hasta la fecha, hemos pasado por la incertidumbre de ver dos proyectos que mutilaban el inicial y un intento de privatización (años 2013 y 2014) y por la frustración actual al ver que el nuevo hospital de Toledo no arranca definitivamente y que ni tan siquiera conocemos el plan funcional y el proyecto técnico definitivo que se ha presentado ante el Ayuntamiento de Toledo.

Y mientras tanto, la situación que se vive en el hospital Virgen de la Salud de Toledo de hace insostenible por momentos y la saturación que se está produciendo en las urgencias es solo la punta del iceberg de lo que realmente está sucediendo.

Con riesgo de condenarme al averno, aunque la causa bien lo merece, señalo con mi dedo a los políticos como únicos responsables de la situación que estamos viviendo y lo hago señalando a los de uno y otro signo y a partes iguales y de ellos tiene que venir la solución pues la terminación del nuevo hospital de Toledo es un problema principalmente de voluntad política.

Nos ayudaría mucho para la consecución del nuevo hospital tener un Jesús Candel entre nosotros, un Spiriman toledano, pero esto, hoy por hoy, es pedir peras al olmo.

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