Nos gusta definir a la Organización Médica Colegial en su conjunto (OMC) y a su principal órgano ejecutivo, el Consejo General de Colegios de Médicos de España (CGCOM) con la definición que el expresidente Juan J. Rodríguez Sendin acuñó: Espacio ético y democrático de libertades profesionales y directivas de los médicos. Un espacio de pensamiento y conocimiento dedicado especialmente a la regulación del ejercicio profesional, herramienta estructurada para crear inteligencia ética, clínica y profesional, puesto al mejor servicio del paciente, del sistema nacional de salud y de los médicos. Espacio que hemos heredado y hemos sido capaces de construir con la obligación de entregarlo a las generaciones venideras”.

La Organización Médica Colegial (OMC) está asentada en el ámbito de la representación¬ democrática y de las libertades públicas, para gestionar de forma preferente y desde principios de buen gobierno institucional los procesos de regulación y control de las prácticas profesionales, compartiendo esta función¬ de garantía publica con el poder que otorga el Estado a sus Administraciones.

La Organización Médica Colegial ha dado en los últimos años un paso de gigante en resolver su tradicional alejamiento con la sociedad y sus instituciones. La visión hipocrática clásica privilegia la misión de agente del paciente individual que acude a nosotros para pedir ayuda y protección; por eso es comprensible que como profesión hayamos estado lejos de los asuntos políticos, económicos y sociales; incluso cuando la evolución histórica nos ha ido encuadrando en sistemas públicos de salud; y cuando nuestro estatus de profesión liberal se ha trasmutado para encajar en estructuras jerárquicas y burocráticas.

Medicina y pacientes siempre han estado enlazados; pero la medicina y la sociedad precisaban nuevos vínculos. Y la revitalización del contrato social de la profesión médica con la sociedad exigía una Organización Médica Colegial que revisara sus parámetros deontológicos, que activara su presencia en los foros políticos, económicos y sociales, y que fuera capaz de impulsar una nueva narrativa y visión del profesionalismo médico, anclado en el interés general, el bien común y definido en clave de ciudadanía.

El reconocimiento que la sociedad otorga a la profesión médica exige un cumplimiento estricto de las leyes, un claro escrutinio ético en todas las intervenciones públicas, transparencia en la declaración de los conflictos de interés, así como un comportamiento moral ejemplar. Estas virtudes del ejercicio profesional de la medicina son imprescindibles para fortalecer la confianza con la sociedad y promover una cultura de valores propios del humanismo científico y social.

La principal responsabilidad de los Colegios de Médicos está en proteger y tutelar las necesidades de salud de las personas y poblaciones, garantizando la cualificación profesional en la práctica asistencial, desarrollando funciones esenciales que incluyen la participación social, la transparencia e integridad en sus actuaciones como principios de buen gobierno, el compromiso con la innovación, la colaboración y el trabajo en equipo, así como la comunicación con la sociedad.

Para que los Colegios de Médicos institucionalicen este compromiso con la comunidad, es imprescindible ganar un espacio de confianza, sociabilidad y liderazgo ejemplarizante, declarando explícitamente y de forma vinculante esta voluntad de principios en el propio Contrato Social implícito con la sociedad, nuestra verdadera carta de reputación moral ante los ciudadanos.

De todos los atributos que definen la profesionalidad, tal vez el más universal es el deseo de proporcionar a los pacientes la mejor atención posible. Para los Colegios de Médicos ello exige un compromiso permanente con la innovación en el aprendizaje y la formación continuada, junto a la evaluación de estándares del desempeño en la práctica asistencial.

La puesta en marcha del proceso de Validación Periódica de la Colegiación en 2016 y el desarrollo conjunto de la Recertificación de las Competencias Profesionales por las Sociedades Científicas, así como la acreditación de la formación médica por parte del Consejo Profesional Médico Español de Acreditación SEAFORMEC, integrado en el sistema de acreditación de la Unión Europea de Médicos Especialistas UEMS, es la apuesta para reforzar este pacto social y sanitario, así como el compromiso incondicional por garantizar una asistencia sanitaria de calidad.

Asentar la base de confiabilidad que la sociedad otorga a la profesión médica en aplicación de los valores implícitos del profesionalismo médico, permite revitalizar la rectoría institucional de los entes colegiales, y permite, entre otras acciones, ejercer:
  • Una tutela efectiva de compromiso con el derecho a la salud de las personas y de la población. Un compromiso por la seguridad del paciente. Un compromiso por la información de calidad que contrarreste las falsas noticias en sanidad. Un compromiso contra las pseudoterapias y pseudociencias que no solo se basan en un escenario sin suficiente y validada evidencia científica, sino que suponen en muchos casos una pérdida de oportunidad de realizar un tratamiento adecuado. Un compromiso por evitar la publicidad engañosa.
  • Revisión permanente y aplicación del código de deontología en la defensa de los intereses de los pacientes y de los ciudadanos.
  • Liderar una cultura profesional para hacer un uso responsable y socialmente eficiente de los recursos disponibles.
  • Fomentar el uso prudente, contenido y autocritico que evité la iatrogenia y nos situé en la vanguardia en pro de la seguridad del paciente.
  • Poner en valor una cultura humanística, altruista y compasiva en todos los ámbitos de nuestro ejercicio profesional.
Es por ello por lo que:

Los Colegios de Médicos deben asumir el liderazgo de la profesión, para ello tienen la responsabilidad de diseñar escenarios de futuro que posibiliten la superación de la cultura de la queja en la que caemos con demasiada frecuencia. Para ello, deben asumir responsabilidades y riesgos.

Los Colegios de Médicos deben afrontar decididamente la regulación de los conflictos de intereses, que aparecen muy a menudo en la práctica profesional del médico y, por otro lado, han de elaborar políticas de gestión de los errores médicos, transparentes y comprometidas, poniéndose al frente del movimiento en pro de la calidad y la seguridad. En este mismo sentido, han de apostar decididamente por el compromiso con la formación médica continuada, el desarrollo profesional continuo, la recertificación y la validación periódica de la colegiación, las cuales deben ser contempladas prioritariamente desde su vertiente de responsabilidad ético-profesional del médico.


"Los Colegios de Médicos tienen por delante el gran reto de redefinir sus propias competencias y diseñar un proyecto común de futuro; de cómo sean capaces de resolverlo depende en gran medida lo que dejemos a las siguientes generaciones y especialmente su propia credibilidad"



Los Colegios de Médicos deben seguir avanzando hacia esquemas organizativos más profesionalizados, representativos y modernos, que los conviertan en verdaderos foros de pensamiento de la profesión. Necesitamos que nuestras compañeras y compañeros más jóvenes se unan a este movimiento del nuevo profesionalismo acudiendo decididamente a sus Colegios de Médicos para cambiar resignación por acción. Los Colegios son instituciones que dependen decididamente de lo que la colegiación haga posible con su trabajo e ilusión. Y no valen viejas objeciones o resabios, pues se viene demostrando  que los Colegios de Médicos son una excelente plataforma para hacer que la medicina sea más segura, de calidad y decente, y para que los sistemas sanitarios sean más efectivos y sostenibles.

Los Colegios de Médicos deben diferenciarse claramente de los ámbitos de actuación de Sociedades Científicas y Sindicato Profesional, representar a la profesión médica, ordenarla, establecer un Código de conducta común y proteger al médico y a los ciudadanos son sus funciones esenciales. Converger en un ágora común con las mismas y con los responsables de la formación médica tanto de grado como de postgrado y con los que formaran parte en un futuro de nuestra organización es una obligación. El objetivo de catalizar iniciativas conjuntas tendentes a conseguir que la profesión hable con una sola voz en los asuntos más transcendentales que nos afecten en nuestro quehacer profesional, o aquellos que puedan interferir en la relación médico paciente o pongan en riesgo la seguridad de estos debe ser el objetivo que afiance nuestra alianza como profesión en el espacio común del Foro de la Profesión Médica.

Los Colegios de Médicos están obligados a establecer alianzas con las asociaciones de pacientes que deben convertirse en agentes privilegiados en la mejora del Sistema Nacional de Salud (SNS)

Los Colegios de Médicos deben compartir espacios y alianzas con las otras profesiones sanitarias. La enorme tarea sanitaria no podemos hacerla sólo desde los contornos de la medicina, hay que hacerla con otros; con muchos; particularmente la enfermería, nuestra profesión hermana, pero también con otros compañeros, desde los más clásicos como los farmacéuticos y veterinarios, hasta los más recientes como fisioterapeutas, podólogos, técnicos, documentalistas, etc...

La profesión médica ha de ser inclusiva con todos los colectivos con los que debe trabajar por el bien del paciente y de la sociedad; e incluso compartir y extender su milenario prestigio para que abarque a los demás; y esto más por justicia que por generosidad, porque hoy la buena calidad de la medicina depende críticamente de las comunidades de conocimiento y práctica que se configuran en los microsistemas clínicos.

Los Colegios de Médicos deben ejercer, como autoridad competente, su función de ordenación profesional. En este sentido, han de ser capaces de pactar los distintos ámbitos de regulación, en el marco de una regulación compartida, comprometiéndonos decididamente a ejercerla de manera transparente y efectiva.

Los Colegios de Médicos tienen por delante el gran reto de redefinir sus propias competencias y diseñar un proyecto común de futuro. De cómo sean capaces de resolverlo depende en gran medida lo que dejemos a las siguientes generaciones y especialmente su propia credibilidad.

Los Colegios de Médicos deben dar un paso adelante en generar sentido de pertenencia, porqué es difícil querer a lo que no se conoce, es imposible utilizar lo que no se sabe que existe y es inviable pedir aquello a lo que se tiene derecho, pero no se ha sido informado.

Hay, en resumidas cuentas, que “tomar la calle sanitaría”.