Durante estos meses, desde ciudadanos hemos insistido por  todos los medios en la necesidad de establecer indicadores claros que marquen el funcionamiento de nuestros hospitales y servicios. Solo la medición de estos resultados permitirá cortar la demagogia, de uno y otro signo, que de forma interesada intoxica el debate sanitario. Hemos decidido ponernos manos a la obra. Con el objetivo de llegar a 2019 con un conjunto de indicadores claros de calidad y resultados, nos hemos dirigido a Facme para solicitar su colaboración. Es imprescindible que sean las sociedades científicas quienes determinen qué parámetros deben de medirse en los servicios para conocer la calidad de sus resultados.

Corresponde a ellas, no sólo pero si fundamentalmente, el establecimiento de los standards mínimos que deben de cumplir los servicios de atención primaria y hospitalarios. Standards que deben de asegurarse en todas y cada una de las comunidades e integrarse dentro de los indicadores claves del sistema. De esta manera podremos  analizar después la eficiencia comparando resultados con gasto y actividad. En este momento solo podemos afirmar que existe una notable diferencia de gasto de unas comunidades a otras, pero no sabemos la repercusión exacta de esa diferencia en los resultados. Conocemos, eso sí, diferencias en demoras que habitualmente se relacionan con esas diferencias de gasto, pero no somos capaces de precisar que repercusión tienen estas en los resultados.

A nuestros ciudadanos lo que verdaderamente les importa es que alguien les responda a estas preguntas: ¿Qué posibilidades tengo de curarme de un cáncer de colon en mi hospital comparado con el de enfrente? ¿El riesgo de hacerme un cateterismo es mayor en Badajoz o en Oviedo? ¿Esta tasa de cesáreas de mi hospital es igual, mejor o peor que la de la privada? ¿Las caderas se infectan más o menos en mi hospital? ¿Necesito solicitar analgesia de forma continuada en mi centro o se pauta de forma adecuada? La respuesta a estas y otras preguntas marcará la calidad de los centros y este será el multiplicador que dará valor a la eficiencia en la gestión. De nada nos sirve tener mucho o poco gasto si no tenemos claro que el objetivo es conseguir unos resultados de calidad y no solo de cantidad.

Llevamos mucho tiempo discutiendo sobre fórmulas de gestión sin poner los resultados encima de la mesa y cuando se ponen automáticamente  se invalidan según su procedencia. Es por esta razón, por la razón de que sea un organismo independiente y no discutido, por el que creemos que deben de ser las sociedades quienes marquen estos parámetros. Es verdad que existen ya observadores y centrales de resultados aceptables, como los de Madrid y Cataluña pero hay que decir que, si bien pueden servir para estimaciones globales por centros, no sirven para una rendición de cuentas exhaustiva, servicio por servicio, como es nuestra intención.

Por otra parte y a partir de este próximo curso sanitario es intención de Ciudadanos exigir, en todas las comisiones de Sanidad, la presencia de todos y cada uno de los gerentes y responsables de área a fin de instaurar la sana costumbre de que estos expliquen a los representantes de la cuidadanía el porqué de las diferencias en resultados de cada centro y que estos puedan oír de primera mano las limitaciones que justifican tales diferencias, y ponerles remedio, o bien exigir responsabilidades.

Por todo ello queremos hacer pública nuestra solicitud a los profesionales para que colaboren en un proyecto destinado únicamente al establecimiento de programas de mejora continua. Programas  que permitirán además reconocer el valor de su trabajo y recompensarlos adecuadamente. Porque estamos seguros de que solo si nuestros profesionales se encuentran valorados y reconocidos tendrá futuro nuestro sistema. No hay manera más razonable que pedirles a ellos mismos que establezcan, de acuerdo al consenso de la ciencia internacional, qué objetivos de calidad son prioritarios para nuestros pacientes. Solo así podremos valorar si las distintas formas de gestión se adecuan mejor o peor a los que son los objetivos esenciales de nuestro sistema: equidad, calidad y rendición de cuentas.


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