Suena el teléfono. La compañera internista me reclama el resultado de un exudado nasofaríngeo de un paciente con neumonía grave. Le digo que en una hora lo tendré. Cuelgo el teléfono.
Suena el teléfono. Al pediatra le urge el resultado de la prueba de un niño que está empeorando. Le indico que tengo la prueba como preferente. Cuelgo el teléfono.
Suena el teléfono. Mi amiga de la UCI me llama para decirme que está agotada; aprovecha para preguntarme cómo está la prueba de una paciente, de 89 años. Cuelgo el teléfono.
….
Suena el teléfono. Es mi familia. Me pregunta cómo va el día. ¡¡Respiro hondo!!


En estos días, me ha llegado un diálogo algo más extenso que el aquí ofrecido, con un final más dramático; el texto recibido recoge el suplicio que estos días padecen los microbiólogos, aquellos especialistas a los que todos recurren cuando las cosas se ponen feas (Ébola, legionella, sarampión, VIH…). Y, ¡ahora todo es Covid-19!

Cabe la posibilidad de que alguien considere que, con el aplauso generalizado que se produce cada día a las 20h en la península e Illes Balears y 19h en Canarias, se hace reconocimiento público al esfuerzo arriesgado de enfermeras y médicos (por orden alfabético).

Aquellos que aplauden diariamente no tienen en mente a quienes están en la trastienda, como los analistas o los microbiólogos



En cambio, otros pensarán que, al fin y al cabo, estos profesionales se enfrentan diariamente a riesgos y a estrés laboral -Aquí incluyo los recortes sanitarios en recursos humanos y materiales, que ningún partido político reconoce haber perpetrado y la reciente sentencia del TJUE, de 19 de marzo de 2020, que declara contraria al Derecho Comunitario (y por tanto, ¡¡español!!) la contratación laboral consecutiva de duración determinada, en el sector sanitario español-. 

En su cometido profesional, sin aplauso explícito alguno, de manera semejante al riesgo personal del bombero cuando apaga un fuego. Sonará políticamente incorrecto, pero yo, personalmente, entiendo tanto a los que aplauden, como a los que se quedan viendo la tele.
Sí tengo mucho más claro que aquellos que aplauden diariamente no tienen in mente a quienes están en la trastienda, como los analistas o los microbiólogos, entre otros trabajadores de la Sanidad Pública.

He decidido llevar el diálogo inicial a las ciberpáginas de Redacción Médica, después de leer en otro medio una entrevista a Jaume Padrós Selma, presidente del Col·legi de Metges de Barcelona; entre otras cosas, Padrós Selma pide un plus salarial a los profesionales (se refiere a enfermeros y médicas, también por orden alfabético) porque están en primera línea de contacto con el Covid-19.

Pues bien, si su iniciativa prospera, pido que este plus se extienda a todos los profesionales (analistas, microbiólogos…) que, con su sangre, su sudor y sus lágrimas, desde la segunda línea están contribuyendo a atemperar los negativos efectos del Covid-19 de nuestra Sociedad.