Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…….del miedo al cambio. Octavio Paz.

Son muchas las voces que claman por un cambio real de nuestro modelo sanitario. Un cambio que para unos es sinónimo de derribo del modelo actual y para otros lo es de reforma del mismo. Los extremismos no son buenos. Reformas profundas parece que si son necesarias, pero de ahí a un cambio de 180 grados o meros maquillajes, hay una importante distancia.

Siempre se habla en mayor o menor medida de la necesidad de cambiar. Desde que algo se crea, se siente la necesidad de mejorarlo, modificarlo, adaptarlo a los tiempos, evolucionarlo. Todo es susceptible de cambio, nada es eterno. Y la Sanidad Pública no es una excepción.

No se trata de cambiar los conceptos básicos y fundamentales de nuestro modelo. La universalidad, equidad, “gratuidad” (no es gratis, no nos equivoquemos), la accesibilidad, calidad, etc., no son discutibles. Si lo son los aspectos que tienen que ver con el gobierno de la sanidad, los profesionales, los servicios y su cartera, la provisión de los servicios, la gestión, etc.

Dentro de un marco general bien definido, caben diferentes modelos. Y en esto radica el problema. Los modelos básicamente son dos, y no hay más. O hay provisión pública o la hay privada. Y dentro del modelo más habitual, el público, es donde debemos acometer los mayores cambios, esos a los que siempre nos referimos como necesarios pero que nunca nos atrevemos a afrontar. El modelo de provisión privada, aunque minoritario cada día más importante, tiene unas reglas diferentes y lo más que quiero pedir es que sea complementario y no hacia donde muchos de nuestros gobernantes miran y anhelan llegar. La gestión privada no puede ni debe ser mejor que la pública. No son comparables. Simplemente, son complementarias y compatibles.

Entonces, ¿Cuál es el problema? A mi juicio el problema radica en el miedo al cambio, ese miedo hacia lo desconocido, que en el caso de la Sanidad no es tal, sino que el miedo es a lo conocido, pues todos sabemos hacia donde se enfoca el cambio. Ese es el problema, que sabemos a dónde nos quieren llevar, los unos y los otros, los rojos y los azules, los morados o los verdes. Que los políticos saquen las manos de la Sanidad, que los gestores sean profesionales, pero de la Sanidad, no de la política, y que se deje el Sistema en manos de los profesionales que mejor la conocen, que no son otros que los que desarrollan su trabajo por y para el Sistema.

Profesionales al mando de lo que conocen, financiación suficiente y finalista, corresponsabilidad en la gestión, cambios en el modelo de acceso a los puestos de trabajo sanitarios, estatuto propio del personal sanitario, normas reguladoras específicas, incentivación adecuada, etc. Muchas cosas que cambiar y poco tiempo para hacerlo antes de que el modelo entre en quiebra, se desmorone y demos argumentos a quienes defienden que lo mejor es hacer un cambio radical en el que “las leyes del mercado”, la entrada del negocio en la Sanidad Pública y la creación de un modelo de provisión y gestión privada, sea la alternativa. La Sanidad pública y privada tienen cabida, la libertad de elección del ciudadano debe ser mantenida, pero lo que no debemos admitir es la parasitación dentro de nuestra Sanidad. No soy de los que denigran la Sanidad privada, ni mucho menos.

Creo que ambos modelos son necesarios, complementarios, y que ninguno es el bueno o el malo. De todo hay en ambos. Por ello debemos armarnos de valor, decir con claridad lo que pensamos, sin esos miedos hacia la crítica que sabemos vendrá desde los extremismos, ese miedo que hace que seamos incapaces de manifestar públicamente nuestra opinión, que nos haga caer en ese silencio cómplice que nos invade, ese temor a ser puesto en evidencia por quien no piensa como tú, y, en definitiva, a callar y permitir que otros piensen que siempre están en posesión de la verdad.

Sé que esto es complicado, que el miedo al cambio no es real, que el verdadero miedo está en quienes nos gobiernan y quieren imponer sus ideas, pues son conscientes de que si la “masa humana” pierde el miedo, todo es posible. Lo hemos vivido con las mareas blancas de Madrid y ahora de Andalucía. Cuando la gente pelea por algo y lo hace con la fuerza de la razón, termina ganando. Que el miedo al cambio pase al otro lado. Que el miedo sea el de los gobernantes que ven como los ciudadanos les pierden el miedo. Esto hará que el cambio necesario realmente llegue a producirse, y el modelo de Sanidad, que disfrutamos todos, tenga muchos más años de saludable vida.


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